Nada importante y mis rayaduras: Parte I

Y es que hoy tengo mil cosas que decir.
Yo tambien tengo miedo. No tanto por meter la pata o hacer algo que no te guste. Eso son tonterías. Tengo miedo de saltar y caer. De dar un paso y que tú no lo des conmigo, y sentir que, lo que parecía que era suelo firme, se desvanece bajo mis pies. Tengo miedo de caer en eso que llaman «amor», y que tu no caigas conmigo. Miedo de lanzarme y que no estés a mi lado, que no me sigas. Y de enamorarme y comportarme estúpidamente, hacer cosas de las que me arrepienta… y perderte.

Quizás lo que me da verdadero pánico es el amor, en si mismo.

(y quizás, en vez de escribirlo, debería decirtelo a la cara. Ya sabes, que son tonterías y que yo me rayo mucho por nada. No es importante.)

Aprende a soñar, que soñando aprenderás

– «Cierra los ojos y verás». Eso no tiene sentido.
– Ya. *risas*

No  lo entiendo.  «Cierra los ojos, pero manten la mente bien abierta». Definitivamente, no lo entiendo. ¿Soy la única que le ve sentido a esa frase? Cierra los ojos y verás. Aprende a soñar. Las mejores cosas pasan con los ojos cerrados. Aprende a ver. ¿Es que no has aprendido nada?

Me volveré a quedar callada.

¿Por qué "gracias"?

¿Tiene que haber un motivo? Yo también quiero darte las gracias.

Gracias por cada tarde.
Gracias por los besos en la frente.
Gracias por no echarme de menos.
Gracias por decirme que me quieres.
Gracias por quererme.
Gracias por alegrarme las tardes.
Gracias por mi sonrisa cuando estoy contigo.
Gracias por esos chistes tan malos (PEGATE, EN SERIO!)
Y por las canciones rayantes (nom nom nom nom nom)
Gracias por tus tonterías (me distraen, cosa que necesito)
Gracias por ser un ñu.
Gracias por acoger mi maleta en tu casa (y acogerme a mi).
Y por darme de comer (COMIIIIDAAA º3º)
Gracias por aguantarme los Jueves
Y los lunves, y los lunados, y los viernes.
Y los martes, miércoles y domingos.
Gracias por llevarme a hombros cuando estoy cansada
Gracias por encontrarme cuando me pierdo.
Gracias.
Gracias.
Gracias.
Gracias por todo.

I want so much to open your eyes, cause I need you to look into mine

Mucho que decir y nada que contar

Eso mismo. Siempre me pasa igual. No sé seleccionar información. Quiero contarlo todo, pero no sé cómo conectar ideas. Quiero escribir mil palabras, y ni siquiera sé escribir. Es.. frustrante, en cierta manera. Sé que a la gente no le interesa lo que escribo, sé que escribir para mi no tiene sentido, pero…. No sé hacerlo. No me sale. Acostumbrada a escribir para mí misma, acostumbrada a escribir simples pensamientos, ahora que me piden algo más, algo de mejor calidad, algo «que interese»… Ahora que me piden que «escriba bien»…. No soy capaz.

Qué decepción.
Y, sin embargo, es motivante. Saber que, de alguna manera, puedes mejorar. Solo hay que cambiar esa mentalidad. Solo hay que intentar captar interés.
Y, aún así, sigo escribiendo simples pensamientos sueltos. Como pequeñas gotas o pinceladas, como ideas incompletas, sin conexión alguna.

Soñar con las palabras

Escribamos algo. Algo que vaya más allá de los límites. Algo imposible. Una historia que empiece por el final y acabe en el principio. Un cuento que no termine. Escribamos del revés. Escribamos con letras ilegibles. Hagamos que lo improbable sea probable y posible. Tracemos sueños con las manos y permitamonos soñar con las palabras. Un poder que va más allá de cualquier límite. Si, eso, soñemos.

Soñemos. ¿Soñar? ¿Soñar con qué? Imagínate un mundo. Imagínate un universo. Y, bajo ese millón de estrellas, imagínate a ti. Un ínfimo punto. Ahora, sueña. Porque, a pesar de todo, a pesar de nuestra diminuta existencia, seguimos soñando. Tenemos la capacidad de soñar. De cerrar los ojos, de día o de noche. De soñar incluso despiertos. Sentados en la orilla del mar o mirando las estrellas. Esas mismas estrellas que te recuerdan lo pequeño que eres. Y, sin embargo, sueñas.

Tambien puedes tratar de poner esos sueños en un papel. Donde las palabras y los sentimientos se mezclan. Donde los pensamientos se transforman en algo más que palabras en tu cerebro. Cuando llegan a ser y se convierten en una manera de desahogar todo eso que llevas dentro. Esos pensamientos que nadie sabe. Esos secretos que ocultas entre las palabras. Esos sentimientos que nadie conoce. Y en el fondo te preguntas… ¿alguien ha llegado a conocerte realmente? Y es posible que, quizás, tal vez, seguramente, nadie lo haya hecho.

Porque, en cuanto a sueños, nadie ha conseguido descifrar mis palabras.

Lo siento

Perdona. He roto una promesa. He roto muchas promesas. Si se trata de romper, he roto muchas cosas. Y he hecho mucho daño. A ti, sobre todo. Y te preguntarás mil por qués. Mil razones, que no tengo. Simplemente, no era feliz. Te quería. Y te quiero. Pero las cosas han cambiado, supongo. Los sentimientos han cambiado. Supongo. La única canción que se me viene ahora a la mente es una de La Quinta Estación, aquella que decía «si no te supe amar no fue por ti, no creo en el amor y no es por mi.» ¿Culpables? Ninguno. Las cosas cambian y supongo que hay que saber aceptarlo. ¿Por qué ahora? ¿Acaso tiene que haber una razón? ¿Un por qué? Simplemente fue ahora. Quizás no lo hayamos llevado bien, quizás cometimos errores (los dos). Demasiados errores. Solo era cuestión de tiempo, y sabes tan bien cómo yo que lo mejor era cortar por lo sano. Simplemente era cuestión de tiempo.

Quizás no lo haya llevado bien. Lo siento, el amor no es lo mío. Sé que ahora te estarás sintiendo culpable. Te preguntarás qué hiciste mal. Te echarás la culpa. Yo lo único que puedo decir ahora y que diré siempre es que eres una de las mejores personas que he conocido. Y de lo único que me arrepiento es de haberte hecho daño. En algún momento, en cualquier momento. Al final, sobre todo al final. He sido egoísta, y lo he roto todo. Tenías razón cuando me dijiste que lo mejor sería que no nos acercásemos mucho, porque al final acabaríamos haciéndonos daños. Lo siento. Culpa mía.

Pero se trata de saber aceptarlo, ¿no? Como decía Buda, hay que saber aceptar los cambios. La transitoriedad, que decía Hector, Ese concepto tan japonés. Dejarlo ir y seguir adelante. Fue bonito, fue hermoso… pero eso, fue. Fue y ya está. Sin razones, sin por qués. Sin nada que arreglar. Todo arreglado. Me quedo los miles de recuerdos bonitos como lo que son, recuerdos. Que como siempre digo, en algún momento harán daño («y es que malditos seais los fantasmas, jugais con ventaja, doleis de verdad»). Pero de los que no me arrepiento. Tampoco me arrepiento de la decisión que he tomado. Por ti, por mi… Creo que más por mi. Seguir hacia adelante y no mirar atrás, ¿entiendes eso? Ya encontrarás a alguien que sepa entenderte mejor. Yo lo he intentado, y no me arrepiento. Lo siento, no te supe amar. Lo siento. Lo siento. Lo siento.

Algún día volveremos a vernos. Algún día volveremos a hablar. Entonces entenderás que lo mejor era separarnos. O quizás no. Algún día… Algún día.

Sueños rotos – La quinta estación
Aquella rosa muerta en la calle espera
Mensaje tras mensaje preparándose a volar
Porque habías sido tu mi compañera
Porque ya no eres nada y ahora todo esta de mas
Si no te supe amar no fue por ti
No creo en el amor y no es por mí
Si no te supe ver y te perdí
Si cada día que me das te hace sufrir
Noooo…

Volver a verte otra vez 
Con los ojitos empapados del ayer
Con la dulzura de un amor que nadie ve
Con la promesa de aquel último café
Con un montón de sueños rotos
Volver a verte otra vez 
Volver a verte otra vez 
Con un montón de sueños rotos.

Deje el orgullo atrás por un instante
Me prepare a estar solo una vez mas
Si no te supe amar no fue por ti
No creo en el amor y no es por mi
Si no alcance a entender y te perdí
Si cada día que me das te hace sufrir
Noooo…

Volver a verte otra vez 
Con los ojitos empapados del ayer
Con la dulzura de un amor que nadie ve
Con la promesa de aquel último café
Con un montón de sueños rotos
Volver a verte otra vez 
Volver a verte otra vez 
Con un montón de sueños rotos.

Volver a verte otra vez 
Con los ojitos empapados del ayer
Con la dulzura de un amor que nadie ve
Con la promesa de aquel último café
Con un montón de sueños rotos
Volver a verte otra vez 
Volver a verte otra vez 
Con un montón de sueños rotos.


La reina se ha ido. Y el reino ha desparecido. Un bonito reino del que solo quedan las ruinas. Unas ruinas llenas de paseos, helados, perros, besos y noches. Batidos, muchos batidos. Y libros. Y palabras. Y deseos, y sueños. Sueños, sobre todo sueños. Lo siento, he roto tantas cosasLo siento.

¿Quién soy?

Sentarme en el suelo y pensar. ¿Quién soy? A dónde voy y de dónde vengo. Quién fui, si es que fui alguien algún día. Y quién seré. Donde estaré. Y qué estaré haciendo. ¿Qué he hecho todos estos años? ¿Cuánto tiempo he desperdiciado? Y cuánto tiempo estaré perdiendo en estos momentos. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué más puedo hacer?

Quedarme sentada en el suelo y pensar. Sentir mi ínfima existencia. Mirar las estrellas y contemplar el infinito universo. Y sentirme pequeña, diminuta, apenas un punto perdido. Explorar el infinito de la mente. Sus preguntas existenciales. ¿Quién soy?
«Zen wa ichi. Ichi wa zen»
Yo soy yo. Y «zen». También «ichi». Soy todo, soy uno, soy nada. Verdad, mundo o universo. ¿Qué importa? Yo soy yo.

Barcos de Papel

Si, eso, barcos de papel. Supongo que no sabía qué poner. Se dice que si haces mil grullas, tu deseo se cumple. ¿Qué pasa si haces mil barcos de papel? Los sueltas en el puerto y dejas que naveguen. Sería, incluso, gracioso. ¿Se comportarían igual que los sueños? Yo creo que se hundirían. Pero es como cuando pruebas a sentarte unos metros por encima del mar, con los pies sueltos. Ver el mar justo debajo de ti. Y te entran ganas de tirar tus zapatos. Aún sigo pensándolo. Algún día lo haré, cuando esos zapatos me pesen demasiado, cuando me haya cansado de caminar. Y soltaré mil barcos de papel, ya que ellos tambien tienen derecho a soñar con navegar. E irán cargados de sueños, para que lleguen a donde yo no puedo llegar (ya sea el otro lado del océano, cualquier otra parte del mundo, o las profundidades del océano. O a lo más alto, allí donde solo llegan los sueños).

Otra cosa… ¿alguna vez os habeis preguntado qué haríais si tuvierais que escapar? ¿A dónde irías y quién querrías que te encontrase? Desconectar de todo. Y si alguna vez no quiero ver a nadie, yo estaría viendo el mar. Lejos de casa, lejos de las nuevas tecnologías, lejos del blog. Lejos de todo. Si, en ese mundo que es solo mío, en el que domina el mar y el viento. Allí, donde viven los sueños y los recuerdos. Donde muy pocas personas pueden llegar. Tampoco pido que nadie me venga a buscar, pero… ya sabes, nunca pediré nada.

PD: pensé en cambiar el nombre del blog por el de esta entrada, pero… No puedo. La frase tonta de la semana seguira siendo eso, la frase tonta de la semana. Diga lo que diga.

Si, es cierto

Puede que no siempre sea simpática. Que no sea la mejor persona del mundo. Que te trate mal. Que me encante decir tonterías. Gritar como una loca solo para hacerte reír. Que me encanten tus mil caras (que, en realidad, son pocas, pero a mi me gustan todas). Tu dulce cuello. Puede que me divierta viendo páginas sin sentido, escribiendo en un blog o inventando mis propias historias con Antía. Que, por encima de todas las cosas, esté Yuki. Que tenga una canción para cada frase o momento. 


Es cierto que no siempre escucho lo suficiente. Que muchas veces juzgo antes de tiempo. Que hablo más de lo debido. Que no me lanzo todo lo que debería. Que a veces me quedo encerrada en mi misma, me callo y no contesto. Me escondo en tus brazos y me oculto del mundo. Que no vivo lo suficiente. Es cierto que muchas veces tengo miedo. Que muchas veces me siento segura cuando nadie me ve. Que soy débil. Que soy cobarde y no me atrevo a hablar de mis sentimientos. Que me apoyo en excusas para justificarme. Que muchas veces no razono lo suficiente. Tampoco es que se me de bien.  Que no se me da bien casi nada. Soy mala en los sentimientos. Es cierto que le doy la espalda al mundo. Que mi propio mundo no es siempre alegre. Que a veces lloro por las noches, cuando nadie me ve y nadie me escucha. Que en esos momentos en los que estoy sola, tambien hago otras cosas. Que me encanta leer un libro aunque no siempre «tenga tiempo» para hacerlo. Que trato de aparentar que soy fuerte y que trato de pensar siempre en lo mejor, pero que, en algún rincón de mi mente, siempre pienso «y si…no es así?». Y eso me da miedo. Es verdad, tengo muchos miedos. Es cierto que no me considero la mejor persona del mundo y sin embargo, me duele cuando me dicen que soy la peor. Tambien es cierto que hay muchas cosas que me joden. Que intento no enfadarme, y aún así a veces lo hago. Que aunque intente tener paciencia, muchas veces acabo cansada. Que no siempre tengo fuerzas para sonreír. Que a veces estoy triste. Que a veces te echo de menos. Que a veces la música me hace llorar. Que no siempre tengo pensamientos alegres y bonitos. Que mi mundo no es de color de rosa, sino, más bien, de matices y contrastes, que nunca llega a ser ni blanco ni negro. Que guardo recuerdos que aún me hacen llorar, algunos de no hace tanto tiempo. Que me cuesta olvidar y que no siempre lo consigo.

Tambien es cierto que no me gusta guardar rencor. Que hay sitios que me gustan más que otros y que, si tengo que elegir, prefiero un batido de yogur. Que me gustan los abrazos, mucho más que cualquier beso. Que odio que me besen en la nariz. Que no eres el único que lo hizo alguna vez.  Y no me gusta escuchar ciertas canciones, sobre todo después de algún tiempo. También es cierto que Damien Rice consigue que se me pongan los pelos de punta, casi igual que un beso en la espalda. Que leer ciertas historias aún me hace llorar, sobre todo si hablan de Yuki.

Es cierto que soy humana, aunque a veces intento evitarlo. Que no soy de piedra, aunque viva engañándome a mi misma. Que no cambio, aunque lo intente y que, aunque me esfuerzo, a veces desfallezco y pienso que no merece la pena. Que muchas veces desisto, que soy demasiado vaga y que no me esfuerzo lo suficiente. Que muchas veces pierdo la esperanza y que algunos temas me desesperan. Que a veces me siento desilusionada. Que soy fría, y eso no le gusta a todo el mundo. Que a veces me obsesiono. Que no siempre soy del todo sincera y que, muchas veces, lo único que hago es manipular la verdad. Que cuento las cosas a mi manera y, a veces, como me conviene. Que soy egoista. Que pido mucho y no doy nada. También es cierto que no me gusta ver a los demás tristes. Que no sé animar a la gente (soy un desastre), pero que me gusta intentarlo. Que intento estar ahí cuando me necesitan, aunque a veces me harte y apague todo, me olvide del ordenador, del tuenti, del móvil y me quede mirando el techo de mi habitación, tumbada en la cama y escuchando esas canciones melancólicas.  Que mi canción favorita es «La frase tonta de la semana», aunque hable de desamor. Que aunque diga que no, o aunque no diga nada, por dentro grito desesperadamente que si. Que odio muchas cosas que, al final, acabo haciendo. Que a veces me odio a mi misma, por tonta y estúpida. Por cometer errores o por no decir las cosas. Que a veces me miro en el espejo y me dio «¿Cómo puedo tener esta cara?» y otras veces pienso justo lo contrario. Que no soy constante, aunque pueda parecerlo. Que no hago nada de buenas, ni siquiera sin querer, y que a veces me deprimo sin motivos. Que a veces no tengo ganas de nadie, o solo tengo ganas de una persona, o de todas menos de una, y eso no significa que la quiera menos.

Tambien es cierto que podría decir mil cosas de mi. Que soy y no soy. Que estoy y no estoy. Que a veces aún no he salido de mi mundo. Que pienso demasiado, y escribo el doble (¿Cómo es posible? No lo sé). Que a veces pienso que estoy en un sueño y que no me gustaría despertar, o que es una pesadilla y ojalá acabase todo. Que lo paso bien siendo como soy y que, sin embargo, a veces sufro. Que soy una rebelde sin causa, como me dirían por ahí, y que, lo que me gustaría de verdad, es ser como el viento, o algo así. Que busco mi propia libertad y sin embargo a veces sopla tan fuerte que te obliga a quedarte en casa. Que a veces me siento como un huracán, que lo destroza todo y deshace todo cuanto toca. Que solo alguien fuerte sería capaz de resistir. Que tengo miedo a anularlo todo. Es cierto que tengo miedo a perderlo todo. Y que me encanta escribirlo todo. Que trato de buscarle razones a lo que no tiene razones y no razono lo que es razonable. Que a veces se me va la inspiración de repente y que puedo estar más de un mes sin escribir nada en mi blog. Que me agobio cuando me presionan demasiado. Que me tomo las cosas con demasiada calma y que casi nunca tengo prisas por nada. Y, aún así, camino a paso rápido, pues no me gusta llegar tarde.

Es cierto.


Tambien es cierto que te quiero