No sabes lo que es odiar

Hoy te volví a recordar y eso es algo que ultimamente casi nunca pasa. Ya no me haces falta.

Te odié. No sabes cuanto te odié. Durante mucho tiempo soñaba con encontrarme contigo, con discutir contigo, gritarnos, pegarte con toda mi rabia. Sé que nunca sería capaz de hacer algo así. Sé que solo eran sueños. Pero todos esos sueños demostraban lo mucho que llegué a odiarte.

No creo que se pueda odiar a alguien toda una vida. Sí, existe un tiempo, un período, en el que tienes que superar eso. Días, meses, años…. Me costó unos 4 años dejar de odiarte, cuando alguien por fin quiso escuchar mi versión, cuando alguien quiso saber qué me pasó, o por qué me pasaba. 4 años para sentirme escuchada. 4 años para dejar de odiarte. Y después de esos 4 años, llegó la melancolía, la pena, la tristeza, el «echarte de menos», el intentar por enésima vez hablar contigo. Síndrome de graduación. Me sentí desplazada, reemplazada….

Con el tiempo, aprendes que no es así. Aprendí que ya no necesito echarte de menos. Que ya no necesito nada de ti.  Aprendí que no sabes lidiar con los problemas y el día que tengas alguno de verdad, no sé qué será de ti. Aprendí que puedo vivir con la cabeza alta, porque, aunque no siempre hago las cosas bien, sé escoger a las personas que me rodean. Mi mente tiene una capacidad asombrosa para conseguir problemas con la gente que no me conviene. Y tú eres y fuiste, de entre todas las personas, lo peor.

No sabes lo que es odiar. Pero tampoco sabes lo que es cuidar, querer o apreciar. Te crees especial porque haces que los demás se sientan especiales. Y que te queramos. Pero cuando los demás no podemos hacernos cargo, cuando los demás no podemos cuidar, o querer, o apreciar. Cuando más necesitamos eso de ti…. huyes. Y yo te odié por huir. Te odié. Pero ya no te necesito.

No puedes, simplemente, dejar de lado a las amigas que te necesiten cuando tienen alguna enfermedad. Lo hiciste dos veces ya. Y lo seguirás haciendo. Y ojalá no te veas nunca sola. Ojalá no te falte de nada. Ojalá no necesites nunca que te cuiden o te quieran. Y ojalá tengas siempre alguien ahí para ello.

 

Hoy he visto varios dibujos tuyos. Van a ir todos a la basura, incluso aquellos que fueron un regalo o que me prestaste. Entre libretas y libretas he visto un dibujo nuestro en Londres. Nunca lo había visto. Y te eché de menos. Y eso es algo que tampoco pasa muy a menudo. Y que, espero, no vuelva a pasar nunca. Adiós, Antía.

 

Cumpliendo un sueño

Hace 5 años escribía esta entrada para ti. En ella incluía, de alguna manera, todas aquellas canciones (de tus dos primeros discos) que más significaban para mi (en aquel momento). La vida cambia, el tiempo pasa. Un silencio casi absoluto desde que entraste en mi vida hasta que nuevas melodías llegaron a mis oídos en el 2014. Me volví a enamorar. Con tu música, tus notas, tu voz. Nunca dejé de ser una adicta a ti. Nunca dejé de escucharte, nunca dejé de escribir entradas sobre ti en este blog, nunca dejaste de enamorame. Pero, esta vez, volvías.

Temía que, sin Lisa, no volviese a ser aquello de lo que me enamoré la primera vez. Temía que sin ella, la voz de Damien se apagase. Temía que no volviese a brillar. Y brilló. Por si misma, con su propia luz. Y nos trajo canciones tan espectaculares como «The greatest bastard», «My favourite faded fantasy», «Colour me In»…. 9 nuevas canciones (nunca me había fijado en el número… qué curioso…. 9) que vuelven a traer la magia al mundo, que vuelven a calmar mis noches («Long long way»).

 

Uno de mis mayores sueños siempre fue ir a un concierto de Damien Rice. Me imaginaba con mucho dinero pillando un avión hacia Irlanda, Reino Unido, Dinamarca… Aquellos sitios a los que él iba y daba pequeños conciertos. Y disfrutando con un concierto suyo, en primera o segunda fila, tan cerca de él… Hay muchas formas de cumplir los sueños.

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Me enteraba en marzo de que Damien Rice iba a dar un concierto en un festival de Barcelona. 60€ la entrada. Me moría. No tenía ese dinero, ni nadie con quien ir. No tenía nada…. Mi sueño estaba tan tan cerca…. Damien Rice y Vetusta Morla (mis eternos favoritos) en un mismo festival, el mismo día, por apenas 60€… Le pedí a mi hermana que me pillara dos entradas, que ya le devolvería el dinero. En cuanto pude, pillé avión y hotel. No podía dejar escapar esta oportunidad. Mi oportunidad.

7 de Julio. Poníamos rumbo a Barcelona con las entradas, las tarjetas de embarque, la reserva del hotel… Todo lo necesario para pasar dos días en Barcelona. El tiempo justo y las ganas a tope. Coger un avión a las 6 de la tarde, llegar al hotel a las 9 y media, casi las 10. Salir a cenar una pizza por ahí en una cafetería-restaurante y volver al hotel dando un paseo. Dormir, agotada del viaje, con los nervios a flor de piel. Levantarse temprano para desayunar, dar una vuelta por Barcelona (ir al FNAC y al Primark para no comprar nada). Volver al hotel e ir ya para el Forum, comer por allí y estar en la entrada a las 5 de la tarde, listos para entrar. Apertura de puerta: 18.00. Y esperar. Y esperar. Y esperar. Pero mereció tanto la pena tanta espera…

Empezamos con The Professor & La Fille Danse. Una hermosa canción que realmente no conozco muy bien, pero que se me queda muy pegada. Llevo tres días con estas frases en mi cabeza y ya estoy pensando en comprarme el EP solo para disfrutarla con buena calidad:

«Well I don’t know if I’m wrong, Cause she’s only just gone. Here’s to another relationship Bombed by excellent breed of gamete disease.»

 

Seguimos con I Remember. No puedo decir nada de esta canción. Sinceramente, siempre que la canta, me falta la voz de Lisa. No lo puedo evitar. Es esta canción. Lisa le ponía mucho caracter, la hacía suya. Damien Rice le pone mucho sentimiento cuando canta la parte de Lisa (y le ha hecho algunos cambios), y su parte es completamente suya. Pero sin esa dualidad… La canción sigue siendo hermosa, la adoro. Pero pienso que falta su voz. Lisa, se te echa en falta a veces. De verdad.

 

Para que os hagais una idea (no es esta actuación exactamente, pero para que os hagais una idea):

 

 

Continuamos el directo con una canción del nuevo disco, y no con una canción cualquiera, sino con la que da título al disco. My Favourite Faded Fantasy. Es tan tan bonita que no me caben las palabras para ella. Es la primera canción del disco que me vició como nunca. Recuerdo escucharla una y otra vez mientras esperaba al autobús para ir a la UNED (cuando iba en autobus). En repeat. Una y otra y otra vez. Cuando la escucheis, lo entendereis.

https://www.youtube.com/watch?v=Rh1C8qpODZs

 

Y volvimos a las canciones que no fallan, a las de toda la vida, a las que todo el mundo (que conoce Damien Rice) se sabe de memoria. Y esta es Cannonball. Para mi, una canción emblematica, ya hablé de ella cuando le dediqué la entrada a Damien Rice. Su voz, cautivadora, te acaba golpeando (like a cannonball). Y es que, en directo, todo va a mejor.

 

Otra clásica, y de las que a mi más me gusta. Y de las que me hacen llorar. Y de las que… casi lloro cuando escuché esta canción en directo. Melodía para mis oídos, all my emotions…. 9 crimes. La belleza personificada. Da igual quien la cante, esta canción no puede sonar mal. Sinceramente. Os dejo la versión con Lisa. ES la que suelo escuchar yo, pero cualquier otra es válida. Funcionan igual.

https://www.youtube.com/watch?v=JxUFgxSYV6A

 

Amie fue una de las primeras canciones de Damien Rice que me atrapó. Creo que fue la segunda que escuché, y la que me invitó a escuchar más de Damien, a escuchar sus álbumes. Tanto, que no pude evitar grabar mi pedacito de la canción.«But I’m not a miracle, and you are not a saint. Just another soldier on a road to nowhere»

 

Podeis escuchar la canción entera aquí:

 

Con la siguiente canción, Volcano… MADRE MIA. SE LUCIÓ. Sacó todo su resplandor. Sacó su magia… Lo ofreció todo. E incluso pidió la participación del público, lo cual fue divertido (aunque la gente creo que no entendió muy bien lo que nos pedía que hicieramos ^ ^’). Os dejo el vídeo del propio canal de Damien Rice.

 

Tras esta canción, volvió al nuevo disco. Esta vez, la canción más larga, creo recordar. Ya solo el título es largo: It takes a lot to know a man En mi opinión, fue una mala idea poner esta canción como segunda en el disco. Dura 9 minutos y hace que el disco resulte un poco… pesado? Sin embargo, ello no quita que la canción sea ORO PURO.

https://www.youtube.com/watch?v=CkdjaxYSMZ4

 

Y llegó el momento que más esperaba. La canción que más quería escuchar. Estaba temiendo que la cantara… Sinceramente, me temía que no la iba a escuchar… Pero hubiera sido un error no tocarla. Del nuevo albúm, muy conocida… y mi favorita. The greatest bastard. Es tan jodidamente bonita. Tenía el móvil preparada para grabarla, así que os dejo la versión que yo grabé aquí (perdonad, pero estoy cantando porque me encanta demasiado). «But letting go is not the same as pushing someone else away»

 

Os dejo otra versión que me gusta mucho (la versión que más me gusta) subtitulada:

 

Llegamos casi al final del concierto con  Long long way. Me pareció una bonita canción para «casi» terminar. Lenta, suave. Todos los discos de Damien Rice tienen una canción «para dormir», y no porque sean aburridas, sino porque son como una nana. Te llevan a un estado de relajación y adormecimiento. En 9, esta canción era «Sleep don’t weep». En 0, «Holy night», «I Remember» o incluso «Eskimo». En MFFF es esta canción. Ya veis por qué. «But not now… maybe late.»

https://www.youtube.com/watch?v=K5yRKJ-gU48

 

Y para acabar, COMO NO, The Blower’s Daughter. Perfecta canción para un perfecto final de un perfecto concierto. La primera canción suya que escuché. La primera canción suya que puse en mi blog. Y la última que escuché en concierto (Damien no hace bis 🙁 ). Fue tan mágico y maravilloso…. Os dejo el vídeo oficial:


Estuve a punto de llorar varias veces. Ahora, me veo sola en mi habitación, con la ansiedad encima, con el peso de mi fobia social encima, y escucho otra vez esaas canciones que me emocionaron. Y la música me trae recuerdos. Recuerdos mu lejanos. Recuerdos muy cercanos. Nunca podré expresar todo lo que Damien Rice significa para mi. Cuando siento la ansiedad, me pongo su música y huyo. Escapo bien lejos. No sabe este hombre cuanto necesitaba verlo en directo. No sabe este hombre cuan importante ha sido (y sigue siendo) para mi  No sabes cuanto te necesito en mi vida, Damien. No sabes cuan importante es que tú existas.

Un sueño cumplido. Y gracias por estar ahí. Gracias por ser parte de esto.

Esa noche, también vimos (otra vez) a Vetusta Morla. Y lo pasé genial, y me divertí un montón, y fue otro concierto fantástico. Pero nunca nada será igual que el concierto de Damien Rice. Que la voz de Damien Rice, que la música de Damien Rice. El concierto de Vetusta Morla… es otra historia. Para otro día (tengo la canción de Copenhague grabada, por supuesto).

Buenas noches. Me voy a ir lejos.

Pesadillas

Hay días en los que no puedes más. En los que todo se hace cuesta arriba. En los que te agotas pensando en aquello que no deberías pensar. Basta una pesadilla, un mal sueño, y todo parece volverse interminable. La noche… la noche parece no tener fin.

Fue tan simple como otro viaje. Otro Londres en otra cosa. La misma persona, como por obligación. Estaba allí, porque tenía que estar. Pero ya no era ella. Ya no era yo. Ya no eramos nosotras. Y aún a pesar de ser un sueño, parecía tan real, y la realidad era tan dura, que el dolor se apoderó de mi. Otra vez.

Llevo dos días pensando… qué hice. Qué hice en esos dos años en los que no estuve, para que todo terminara así. Llevo dos días pensando en esa estúpida necesidad de hablar las cosas, de aclararlas, de solucionarlas. Esa estúpida idea de volver atrás, de recuperar lo perdido. Llevo dos días sin ser capaz de ver más allá de aquello que tenía y ya no tengo. Tres años no fue suficiente tortura, que las pesadillas aún siguen torturandome.

He tenido todo tipo de pesadillas al respecto. Al principio, eran pesadillas llenas de odio y temor, ambas sensaciones por igual. Pesadillas en las que me encontraba con esa persona y lo único que quería era pegarle puñetazos hasta reventarla. Tenía tanto miedo de mi misma que evitaba por todos los medios cualquier situación en la que pudiera encontrarme con esa persona, por el miedo a mi reacción. Una vez soñé que la perdía para siempre. Creo que esa pesadilla fue un reflejo de la situación que estaba viviendo, donde unas personas ajenas a mi la convencían para alejarse de mi. En ese sueño, fue para siempre. La vi caer desde una azotea, delante de mi, motivada por sus nuevas amigas. Es como si mi subconsciente me estuviese avisando de lo que pasaba. Que alguien por detrás, alguien ajeno a mi, estaba convenciendola para que no volviera a hablar conmigo nunca más… y lo consiguieron. Ese día me desperté muy alterada a las 4 de la mañana, fui incapaz de dormir de nuevo y le mandé un mensaje. Me llamaron loca, pero nadie va a entender nunca lo que sentí en ese momento. Creo que ese momento fue en el que la perdí para siempre.

Primero fue el odio. Odio a todos. A los antiguos amigos, a sus nuevos amigos, a ella y a su círculo. Me alejé. Me alejé de todos. Pero no puedes odiar eternamente. Quise hablar con ella, y en realidad nunca llegué a hacerlo. Nunca quiso. Y eso dolió. Y duele. El no haber hablado con ella, el no poder haber acabado las cosas bien, es lo que más duele. El no saber una razón exacta, el no tener unas palabras de su boca. Ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que la vi, la última vez que hablé con ella en persona, la última vez que las cosas estuvieron «bien». Ni siquiera me acuerdo.

Lo único que me quedan ahora son las pesadillas y los recuerdos. Los buenos recuerdos. Un viaje a Londres, una historia mal contada a través de mensajes en un autobús, de conversación de skype y documentos txt. Muchas horas muertas, muchas canciones escuchadas, mucho tiempo pasado que parece que ya no existe (y que nunca existió). ¿Acabarán algún día? ¿Acabará algún día esta tortura? ¿Alguien me ayuda a avanzar? A veces se hace tan cuesta arriba…. que duele. Agota tanto. Y a veces no puedo sola contra esto. No siempre somos tan fuertes como nos imaginamos.

She will be loved – Maroon 5

Antes esta canción tenía su significado para mi. Siempre deseaba que una persona especial la quisiera. Que «fuese amada» (she will be loved). No lo sé, lo quería para ella desde el momento que la vi llorar una vez que hablabamos de parejas. Ella nunca había tenido pareja y estabamos hablando de eso y, de repente, empezó a llorar. Aún no sé por qué, aún no entiendo muy bien por qué y nunca me lo dijo. Me dijo que eran «tonterías». Y ahora siempre que escucho esta canción me acuerdo de ella. Bueno, ya no estaré allí para verlo y yo me lo habré buscado.

 

She will be loved – Maroon 5

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=nIjVuRTm-dc&w=420&h=315]

Beauty queen of only eighteen
She had some trouble with herself
He was always there to help her
She always belonged to someone else

I drove for miles and miles
And wound up at your door
I’ve had you so many times but somehow
I want more

I don’t mind spending everyday
Out on your corner in the pouring rain
Look for the girl with the broken smile
Ask her if she wants to stay awhile
And she will be loved
She will be loved

Tap on my window knock on my door
I want to make you feel beautiful
I know I tend to get insecure
It doesn’t matter anymore

It’s not always rainbows and butterflies
It’s compromise that moves us along
My heart is full and my door’s always open
You can come anytime you want

I don’t mind spending everyday
Out on your corner in the pouring rain
Look for the girl with the broken smile
Ask her if she wants to stay awhile
And she will be loved
She will be loved

I know where you hide
Alone in your car
Know all of the things that make you who you are
I know that goodbye means nothing at all
Comes back and begs me to catch her every time she falls

Tap on my window knock on my door
I want to make you feel beautiful

I don’t mind spending everyday
Out on your corner in the pouring rain
Look for the girl with the broken smile
Ask her if she wants to stay awhile
And she will be loved
And she will be loved
And she will be loved
And she will be loved

[in the background]
Please don’t try so hard to say goodbye
Please don’t try so hard to say goodbye

Yeah
[softly]
I don’t mind spending everyday
Out on your corner in the pouring rain

Try so hard to say goodbye

A veces me pregunto si lo que de verdad sentí no fue algún tipo de «amor»… Todo el dolor que sentí en su momento, todo el «drama» vivido, toda esa «separación» que duró años (y que aún dura). Todo ese echar de menos y esa tristeza. Era mi mejor amiga, sí. Pero nunca sentí nada parecido por ningún amigo así.

The Great Gatsby

Hará como tres años que vi esta película por primera vez. Mi vida por aquel entonces parecía desmorarse, caerse a pedazos, romperse en mil cachitos para nunca volver a ser la misma. Miraba al pasado pensando que algún día todo volvería a ser como era antes, pensando que cada paso que daba era para intentar volver a una felicidad anterior. Pensaba que había hecho un montón de cosas por mucha gente, para hacerlas felices, y pensaba que así era feliz yo. Hacía quedadas en mi casa, pensando que eso era lo que quería la gente, venir a mi casa y pasarlo bien. Y pensaba que todo lo que organizaba era por ellos, y que de alguna forma… debían agradecermelo. Pensaba que la gente era una desagradecida.

 

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Desde que conoció a Daisy, toda la vida de Gatsby gira en torno a un futuro con ella. Todo lo que hacía, todos los pasos que daba, todas las fiestas, el dinero que ganaba, todas sus acciones giraban en torno a ella. Todo por la esperanza de volver a estar juntos. Esperanza.

Pero todo se tuerce y se retuerce. Los caminos se ramifican y los sentimientos se complican.  Gatsby quiere que Daisy dejé a su marido y a su hija y se vaya con él, que pretenda que nunca llegó a amar a Tom. Y no puedes forzar a nadie a mentir. Y así, forzando situaciones, todo se va despedazando. Todo el sueño de Gatsby, resquebrajado sin que él mismo lo sepa. Y hasta el último segundo, sigue esperando esa llamada, que para él nunca llega.

El final de la película nos muestra como, a pesar de todo lo que hizo, a pesar de todo lo que ofreció a la gente de manera altruista, a pesar de todo lo que amó, a pesar de toda la pasión que puso en todo lo que hacía… A pesar de todo eso, su único y verdadero amigo, su fiel compañero, siempre fue Nick. El final de la película nos muestra lo desagradecida que puede llegar a ser la gente, la superficialidad de la sociedad. Al final, Gatsby murió solo.

Ese día lloré. En cuanto acabé la película me puse a pensar acerca de todo, todo lo que me pasaba en ese momento, todo lo que había hecho por otras personas y todo lo que esas personas me habían dado a cambio, todo lo que esas personas habían no hecho por mi.

Quizás mi problema (y el de Gatsby) es que esperabamos algo de la gente. Esperabamos esa reciprocidad, que los demás pensaran en nosotros. Esperabamos que esas personas tuvieran todo eso en cuenta. Esperabamos que nuestros actos sirvieran para algo, cuando a veces no sirven para nada. Quizás nuestro problema era ese, que esperabamos. Confiabamos en la gente. Confiabamos en que la gente sería considerada. Yo pensaba que me debían algo, que tenían que hacer algo por mi. Pero… no puedes forzar a nadie a mentir.

Ese día me oculté entre los brazos de esa persona y lloré. Y me pasé media hora llorando, hasta que conseguí calmarme, hasta que mis pensamientos dejaron de ser tristes y se convirtieron otra vez en rabia. Esa rabia que me acompañó durante tanto tiempo

 

A quien te dejó marchar

Entrada sacada del blog Compartiendo macarrones, a través de Eva Cp en Facebok

Leí una vez, que cuando no podemos expresar nuestros sentimientos porque las palabras se agolpan en la garganta, cuando no nos va a escuchar quien tiene que hacerlo o cuando, simplemente, es mejor quedarse en silencio, lo mejor es escribirlo. Y funciona. Me funcionó en su momento. Hoy, me he visto reflejada en las pupilas de un desconocido y me he reconocido, tiempo atrás, en una situación similar. Por ello, he escrito estas letras. Para todas aquellas personas que necesitan decirse algo a sí mismas y a alguien en especial.
No se trata de rencor, no se trata de querer y no poder. Que no queremos cambiar nada y de nada serviría poder hacerlo. Simplemente, se trata de leer estas palabras, y sobre todo, de que alguien las lea. Porque en algún momento de tu vida, alguien te dejó marchar, y aunque haya llovido bastante desde entonces y sus huellas se hayan borrado por completo, de vez en cuando, recuerdas que un día alguien te dejó marchar. Y hoy, simplemente, quieres darle las gracias porque sin él, o sin ella, y esos días grises, hoy todo sería diferente. Por lo que, a quien nos dejó marchar le doy las gracias, por habernos construido.
Hubo días malos. No vamos a fingir que no ha sido así. Hubo días muy malos. No sé si los hubo para ti, me imagino que sí. Cuando algo se acaba, aunque una de las partes esté totalmente convencida, siempre duele. No porque tengamos alguna duda, ni porque no lo deseemos, sino porque en algún momento, cuando todo comenzó, pensamos que el final no llegaría nunca. Y sin embargo, llegó, porque todo acaba, de una manera u otra.
Pero también hubo días buenos. En los que comparas, y te das cuenta de que tal vez es mejor así. Y que, probablemente, hubiera sido mejor así desde hace más tiempo del que queríamos creer. Que nos aferramos tanto a algo, simplemente por rutina o por comodidad, que olvidamos todo lo bueno que nos estamos perdiendo. Y me resulta sorprendente, cómo una persona puede cambiar por su pareja, moldearse hasta perder su esencia y volverse en blanco y negro, perder todo el color.
No te deseo nada malo, de hecho, espero que encuentres el amor y, que esta vez, no tenga punto final. Digamos que este es momento “Someone like you” de Adele pero, bromas aparte, has de saber que no hay aversión en mis palabras. Que, simplemente, las cosas no siempre salen como queremos. Que esa frase de “no eres tú, soy yo” tiene más sentido de lo que queremos creer. ¿Que qué pasó? La vida. De nada sirve estar con alguien por pena o compromiso, simplemente es alargar lo inevitable. Has de saber también, que las cosas se pudieron hacer mejor, pero que tampoco es fácil. Que los hechos se van desencadenando un poco al azar y otro poco con la mala suerte.
No lo sé. No sé qué pudimos haber sido. Y ahora, la verdad, no me importa. Me importó en su momento, y esa idea rondó por mi cabeza hasta que mi imagen de ti se difuminó y se perdió entre mis recuerdos. Porque, si algo tengo claro, es que siempre permanecerás ahí, en alguna parte de mi memoria, como alguien especial. Que si nos encontramos, no quiero que actuemos como desconocidos, porque si algo duele realmente es fingir que algún día no fuiste importante para mí.
Pero alguien ocupó tu lugar. No tiene por qué ser una pareja. Tal vez fue una amiga, un amigo, tal vez un familiar, un compañero, un hobby. Y, obviamente, alguien ocupó el mío. Y así es como ha de ser, no quiero huecos vacíos en ningún corazón. Pero también tengo que decir, a quien me dejó marchar, que es una decisión con la que tendrás que cargar el resto de tus días. Que puedo prometerte, que jamás encontrarás alguien como yo, al igual que estoy segura que nunca conoceré a nadie como tú. Porque todos somos únicos, inigualables, especiales desde los pies a la cabeza. Que nadie te volverá a mirar con los mismos ojos, ni te sonreirá de la misma manera. Que nadie volverá a hacerte reír del mismo modo. Ni a hacerte llorar. Y tal vez, en algún momento, cuando creas que me olvidaste, alguien pasará a tu lado con mi perfume y durante unos segundos volverás tiempo atrás. Y pensarás. Pensarás en mí.
¿Sabes qué creo? Que un día cualquiera, una mañana cualquiera, después de un tiempo, te despertarás con alguien a tu lado y te darás cuenta de que me echas de menos.
Hay historias que nunca acaban pero, del mismo modo, hay otras que nunca llegaron a empezar. Te deseo lo mejor a ti, y a quien te dejó marchar, por hacernos libres.

Estúpidas pesadillas que siempre vuelven. Una y otra vez.

Yuki.

Habían pasado ya años desde lo que él consideraba «la tragedia». La había perdido. No físicamente, pero ya no estaba allí. La distancia era tal que ya no la sentía, ya no la sentía a su lado. Y al principio eso había sido desgarrador, casi mortal, casi fatídico. Pero todas las heridas sanan, todas las heridas curan. Y la pareja, que al principio parecía perfecta, como si estuviesen hechos el uno para el otro, al final no eran tal. Todo pasa, todo cambia, todo llega. Y así en el amor. 

Una profunda oscuridad y un silencio. Una distancia insalvable. Un huracán, que se llevó todo lo que una vez había sido su vida. Y durante meses vagó errante, calle arriba, calle abajo. Sin lugar al que ir, sin hogar al que regresar. No tenía nada. Los recuerdos le mataban por dentro, día tras día. La culpa, los remordimientos, el despecho. El odio iba cubriendo de nieve su corazón.

La nieve. Durante meses, años, el invierno fue constante. El frío, la soledad, el hielo. Congelado, herido, y sin ningún tipo de respuestas. La vida le estaba matando lentamente. Y él se dejaba, sin más. ¿Qué importaba? Su vida carecía de sentido. Su nombre carecía de sentido. Toda su historia, muerta, olvidada. Enterrada bajo la nieve. Así pasaron los años.



Poco a poco, con el tiempo, los recuerdos parecían irse borrando, desapareciendo, como si nunca hubiesen existido. Y un nombre que una vez lo había sido todo se iba sustituyendo por otros nombres, otras metas, otros objetivos. Una luz vieja, renovada. Una luz nueva.

Una luz, una vieja luz, distante.  


Cambió de ciudad. Su vida, que parecía muerta, comenzó a recobrarse. Aquel no era el fin. No del todo, al menos. Nunca podría recuperar lo que una vez había sido. Porque no se puede volver al pasado. Porque nunca había sido tal. Y con esas expectativas, decidió cambiarse a sí mismo. Sabía que podía ser todo aquello que se propusiera ser. Él, que siempre había sido esclavo de sus circunstancias. Él, que tenía sobre sí mismo todo el peso de su consciencia.

Pero ahora, todo su pasado estaba roto. Tanto el malo, como el bueno. Todo. Nada le impedía ya reconstruir su vida. Ser quien quería ser, quien siempre había querido ser. Aquello que nunca le habían dejado ser. Una persona… nueva.

Su nombre dejó de tener importancia. Dejó de llamarse Yuki. Dejó de pensar en Nami. Crecer y madurar. Asumir roles y posiciones. «Socializar», aquello tan extraño.

Nueva ciudad. Nuevos intereses. Nuevos círculos. ¿Alguna vez alguien preguntaría por su pasado? ¿Qué importaba? ¿Volvería a confiar, como hasta entonces había confiado? No, pero… ¿qué importaba? Toda su historia, carecía de sentido ahora. Un cambio. 



Naruba.



Seguía entreteniendose con sus libros, encerrado en su mundo. Pero ahora, la vida era mucho más llamativa. Ya no todo eran libros y balas. Ya no todo era blanco y negro. Los colores, los matices y, de alguna manera, el calor humano que tanto había odiado y que tanto había evitado, ya no le molestaba.
 Y seguía queriendo a su gato, a Li, a pesar de todo. A pesar de recordarle tiempos pasados. Porque, por encima de todo, él le había ayudado a superarlo. Porque nada se puede comparar al amor de un gato.

 

Fin

Mi historia no es muy diferente a la de este pequeño «fanfic», pequeño relato. Antes escribía mucho acerca de Yuki, acerca de Nami y acerca de ellos. Pero lo hacía con una amiga a la que perdí por un montón de razones. Y… la echo de menos. A veces la echo de menos. A veces la odio. A veces tengo ganas de mandarle un mensaje para que se acuerde de mi. Así que escribo una entrada en mi blog, que no leerá. Despecho, culpa, remordimientos. A veces es necesario.

Pero todo cambia, todo pasa. Y, aunque Yuki siga siendo una parte de mi, ahora soy Naruba. Con todo lo que ello significa. Lo bueno y lo malo. Yuki sigue representando a ese corazón que durante meses estuvo cubierto de hielo, a esa persona que durante años nunca supo relacionarse con los demás, que quería a los demás, pero a su manera. Esa parte… incomprendida. Naruba es esa parte racional y «pasota», esa parte que deja de sufrir y se centra en sus cosas. En sus libros, sus videojuegos, su amor por los gatos y su filosofía. «Naru», como le llaman sus amigos (algunos, aquellos que han jugado conmigo al GW2). Y así me siento cómoda.

Este mensaje final es para mí misma. La imagen del copo de nieve será mi próximo tatuaje. Yuki (nieve en japonés), Naruba, Naru, Frozen (por mi relación con mi hermana, por mi misma, por mi propio corazón helado), Mine. Toda mi vida en internet, que para mi es una parte de mi mundo que a veces me esfuerzo por olvidar, sin darme cuenta de que es tras estas pantallas donde más feliz soy.

PD: En realidad la gata se llama Navi. Y es mi vida.

No podemos salvar a nadie.

¿Por qué no podemos salvar a nadie? A veces tenemos que asumir que las cosas son así, afrontarlas tal y como vienen. Que la vida no nos regala nada y es la muerte la que va a ganar al final.

La muerte.

Este es un tema que siempre ha estado conmigo, con mi familia. Crecí con una sola abuela. Mi madre no tenía padres cuando yo nací, y mi padre solo tenía una madre. Mientras mis amigos y conocidos tenían una «familia feliz» e iban a comer con los abuelos, en mi familia eramos «cuatro». Y nunca tuve ningún problema, no sentí pena por ello.

Siempre piensas en la muerte como algo lejano, algo que a ti no te pasa, que no le pasa a nadie cercano a ti. Al menos eso creía yo. Hasta que me tocó vivir una de mis pesadillas. Y esas son las peores.

Ayer revivi parte de esa pesadilla. Volví a sentir su dolor, volví a sentir a la señora Muerte cerca de mi, muy cerca. Llevandose gente como siempre hace. Y no lo puedes evitar, no puedes hacer nada. Solo estar ahí, impotente, dejando el tiempo pasar, dejando que el tiempo se lleve el dolor. No lo puedes remediar.
 Recuerdos. De abrazos, de personas con las que ya no te hablas. En su momento fueron de gran ayuda. Momentos de tu vida que no se irán de tu cabeza.

Aprendes a vivir con ello. Poco a poco, a base de pérdidas, deja de afectarte tanto. Tomas la muerte como parte de la vida. Y empiezas a pensar en ella. Es parte de la vida.
¿Como te gustaría morir? ¿Donde? ¿En qué mes del año? ¿En qué momento del día? ¿Que sería lo último que dirías? ¿A quién?

A mi me gustaría morir una soleada mañana de primavera. Mayo estaría bien. Me gusta mayo. Sobre los motivos… Me gustaría morir en un accidente de tráfico. O de cáncer. Son mis dos opciones.

A algunos esto le parecerá incluso macabro y de mal gusto. Pero la muerte es parte de la vida. También hay que pensar en ella, interiorizar el concepto, hablar sin pudor. Si piensas en cómo te gustaría que fuera tu próximo cumpleaños, ¿por qué no vas a pensar en cómo te gustaría que fuese tu muerte? Es más, deberías hacerlo. Y hablar de ello.

Debo despedirme de Ella.

Este va a ser el último post de mi blog que habla de Ella, las últimas palabras, el último pensamiento.

Y creo que va a ser una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer en bastante tiempo. Pero es necesario.

Empezaré por el principio, por donde empiezan todas las historia. Primero hay que contar su historia, si no no te puedes despedir bien. No estoy triste, estoy feliz por escribir esta entrada (que sé que no leerá), por despedirme. A veces no te queda más remedio que asumir las cosas y dejar ir a las personas, porque es lo que hay que hacer. Tienes que sentirte mejor contigo misma y un adiós es una forma de hacerlo.

Todo empezó un día, en un pabellón de deportes, mientras leía (o leía, la verdad es que no me acuerdo) un libro de Harry Potter. Eso nos unió. Y todo lo demás. El anime (Detective Conan), el japonés, los comics, el manga, las películas, Harry Potter, la magia, los sueños. Todo lo demás.

A veces la cuidaba. Me quedaba a dormir en su casa. Escribíamos en una libreta. Le contaba un cuento antes de irse a dormir (y, a veces, se quedaba dormida). Y, si se encontraba mal, alguien le acariciaba el pelo. Era (y sigue siendo) como una niña, con su inocencia y sus temas infantiles. Inmadura (aunque quien soy yo para juzgar la madurez de alguien).

Todos esos eran buenos recuerdos. Ella reía y lloraba por igual. Se emocionaba. Era una persona muy sensible y empática. Quizás solo con los cercanos, y no tanto con lo que están lejos. No supimos conservar la amistad estando lejos y ahora está todo completamente… roto.

Pero así como dos personas se unen, se separan, cambian y se rompen. Quizás de manera irreparable.

El no quedar, el no poder quedar, el no confiar, el no arreglarlo, todos esos «noes», me han llevado a conocer una felicidad que no había conocido hasta ahora (bueno, hasta hace poco). Eso es positivo. El saber dar amor a alguien a quien amas. El saber compartir, hablar, tener confianza. Esos fueron, en parte, todos los regalos recibidos a cambio de muchos «noes».

A veces las pérdidas pueden (y deben) ser ganancias, un «no» dará paso a muchos «sí».

Hoy, por última vez, tomo una decisión, decido dar un «no», con la esperanza de que, en algún momento, se transforme en un «sí», en otro sí cualquiera.

¿Es necesario? Sí, por supuesto que sí.

A veces tienes que dejar de pensar en los demás, pensar un poco en ti misma. Dejar de atormentarte de lo que hacen o dejan de hacer. De si cuentan contigo o no. ¿Qué más te da? No son «amigos», no son «amigos de verdad» (o al menos, eso creo). No puedes confiar en ellos como lo harías con otras personas (ya que ellos no confían en ti). Por eso son amistades que se rompen. A veces más a menudo de lo que me gustaría.

Pero la vida sigue. Y soy feliz. Eso es lo que cuenta, ¿no? Entonces toca decir adiós. Adiós a los pesares, adiós al pasado, adiós a los problemas (aunque me lo repetiré mil veces y no lo conseguiré). Los problemas solo generan estrés, y el estrés solo genera problemas, creando un círculo vicioso que hay que romper.

Roto.

No dudar.

Nunca dije nada a nadie. Se sabía. No dudé, ni cuestioné nada. Por cómo íbamos y veníamos. Por comentarios cruzados y conversaciones privadas. Charlas, nuestras, que nadie entendía más que nosotros. Música, que solo nosotros compartíamos.
Tres meses. No hizo falta más. No hizo falta decir nada, ni preguntar nada. Un único empujón, una canción. Nada más.
Y así fue.
Recuerdo ese verano como si fuera ayer.