No podemos salvar a nadie.

¿Por qué no podemos salvar a nadie? A veces tenemos que asumir que las cosas son así, afrontarlas tal y como vienen. Que la vida no nos regala nada y es la muerte la que va a ganar al final.

La muerte.

Este es un tema que siempre ha estado conmigo, con mi familia. Crecí con una sola abuela. Mi madre no tenía padres cuando yo nací, y mi padre solo tenía una madre. Mientras mis amigos y conocidos tenían una «familia feliz» e iban a comer con los abuelos, en mi familia eramos «cuatro». Y nunca tuve ningún problema, no sentí pena por ello.

Siempre piensas en la muerte como algo lejano, algo que a ti no te pasa, que no le pasa a nadie cercano a ti. Al menos eso creía yo. Hasta que me tocó vivir una de mis pesadillas. Y esas son las peores.

Ayer revivi parte de esa pesadilla. Volví a sentir su dolor, volví a sentir a la señora Muerte cerca de mi, muy cerca. Llevandose gente como siempre hace. Y no lo puedes evitar, no puedes hacer nada. Solo estar ahí, impotente, dejando el tiempo pasar, dejando que el tiempo se lleve el dolor. No lo puedes remediar.
 Recuerdos. De abrazos, de personas con las que ya no te hablas. En su momento fueron de gran ayuda. Momentos de tu vida que no se irán de tu cabeza.

Aprendes a vivir con ello. Poco a poco, a base de pérdidas, deja de afectarte tanto. Tomas la muerte como parte de la vida. Y empiezas a pensar en ella. Es parte de la vida.
¿Como te gustaría morir? ¿Donde? ¿En qué mes del año? ¿En qué momento del día? ¿Que sería lo último que dirías? ¿A quién?

A mi me gustaría morir una soleada mañana de primavera. Mayo estaría bien. Me gusta mayo. Sobre los motivos… Me gustaría morir en un accidente de tráfico. O de cáncer. Son mis dos opciones.

A algunos esto le parecerá incluso macabro y de mal gusto. Pero la muerte es parte de la vida. También hay que pensar en ella, interiorizar el concepto, hablar sin pudor. Si piensas en cómo te gustaría que fuera tu próximo cumpleaños, ¿por qué no vas a pensar en cómo te gustaría que fuese tu muerte? Es más, deberías hacerlo. Y hablar de ello.

Tú.

A veces me pregunto qué hace de ti ser quien eres. Qué te impulsa a tirar de todo aquello que te apasiona. ¿De dónde sacas toda esa energía? ¿De dónde sacas toda esa amabilidad? Esa empatía, que a mi tanto me falta. ¿Y de donde sacas toda esa fuerza? Para afrontar las cosas de una manera que yo no soy capaz. A veces me siento muy débil.

Sin embargo, puedo sonreir. Y es que lo gracioso de ti no está en tus chistes. Está en tu forma de reir, de sonreir. En tu forma de querer, en tu forma de andar, de ver las cosas y de ver el mundo. En tu forma de tratar a las personas. En tu forma de hacer las cosas que te gustan.

Sigues ahí. Aún a pesar de ser quien soy. A pesar de lo rota que he estado (y que aún estoy). A pesar de mi inestabilidad, de mis problemas, de mi desconfianza en ciertos temas. A pesar de no ser nadie.
Dos años y mucho que decir de todo. Del paso del tiempo, del pasado, del futuro. Tenía 18 años y un futuro incierto. Anímicamente las cosas empezaban a irme mal. Así me conociste… Y, dos años después, nada ha cambiado al respecto. A pesar de haberlo intentado. Tengo 20 y un futuro incierto. Anímicamente estoy peor. ¿Por qué? ¿Por qué aguantar durante dos años a una persona así?

Pero sigues ahí.

Sé que la respuesta no es muy complicada. Sé que bastarán dos palabras, bastará un gesto, bastará una mirada. Pero soy un desastre, un pequeño desastre. Y a veces me cuesta entenderlo.

Las cosas no son fáciles cuando se intenta jugar a ser mayores.

Avanzar.

Tengo un problema. Desde hace mucho tiempo, tengo un problema.
Mi historia? Es una de esas historias dignas de película, sobre una chica joven y unas experiencias en la vida.
Pero no todas las experiencias son positivas. A veces las decisiones que tomas te conducen a un camino equivocado, erróneo (o no tan erróneo). Y eso trae sus consecuencias, que te afectan incluso años después.
Te das cuenta de que tienes un problema. Y no sabes si estás preparada para arreglarlo, para llegar al final del asunto. No sabes hasta qué punto serás capaz de llegar. Y cada vez que te enfrentas de nuevo a esa situación, te lo vuelves a plantear, una y mil veces. ¿Estás preparada? Es frustrante saber que no, que es insoportable, que no puedes hacerlo (aunque quieras).
Y te empiezas a plantear si eres normal, si lo que te pasa es normal. Pero nadie lo entiende. Y la gente te dice «si, es normal»… Pero nadie sabe lo que se siente. Nadie sabe lo que es llorar de frustración al querer hacer algo y, simplemente, no poder. Y que esas lágrimas te duelan a ti, y a las personas que más te quieren.
Nadie sabe lo que es intentarlo una y otra vez… Y acabar llorando una y otra vez.
No, no es normal.
Te sientes como un bicho raro. Y nadie puede entender por qué. No hay consuelo.

Solo tienes que avanzar un poco más. Seguir avanzando, poquito a poquito, día tras día. Intentándolo más veces. Confiando.
Y dejar de sentirte un bicho tan raro.

Nothing Else Matters – Metallica

Hoy he hecho algo que no debería, error que cometo a menudo y que me molesta a mi (tanto como a otras personas). No se debería pensar en quien no lo merece.

A cambio, se me dio por escuchar cierta canción. Que realmente no tiene mucho que ver, pero ahí estaba y aquí estoy yo escuchándola.

Antes de ponerla, debo decir que la primera vez que la escuché, fue una versión que hizo Lucie Silvas, pero voy a poner la original, por ese toque más rock que hará que me evada un poquito 🙂

Nothing Else Matters – Metallica
So close no matter how far
Couldn’t be much more from the heart
Forever trusting who we are
And nothing else matters

Never opened myself this way
Life is ours, we live it our way
All these words I don’t just say
And nothing else matters

Trust I seek and I find in you
Every day for us something new
Open mind for a different view
And nothing else matters

Never cared for what they do
Never cared for what they know
But I know

So close no matter how far
It couldn’t be much more from the heart
Forever trusting who we are
And nothing else matters

Never cared for what they do
Never cared for what they know
But I know

I never opened myself this way
Life is ours, we live it our way
All these words I don’t just say
And nothing else matters

Trust I seek and I find in you
Every day for us something new
Open mind for a different view
And nothing else matters

Never cared for what they say
Never cared for games they play
Never cared for what they do
Never cared for what they know
And I know

So close no matter how far
Couldn’t be much more from the heart
Forever trusting who we are
No, nothing else matters

Os dejo la versión de Lucie Silvas, por si os apetece escucharla : )

Bécquer.

Te odio. Amante de Bécquer, soñador compulsivo, romántico suicida. Se lanzaría de cabeza a una piscina solo por un trozo de amor (como si carne se tratara). Unos trozos que no eran suficientes para tanta hambre de amor.

No quería compartir mi vida contigo. Nunca lo entendiste. Y ahora Bécquer me trae tus recuerdos en un estúpido tren. Hay cosas que nunca se olvidan.

Nunca quise compartir mi vida contigo. Y si alguna vez dije «te amo», fue mentira. Aunque duela admitirlo. Eso no era amor. Claro que me gustaban las palabras bonitas, el romance puro, el amor por amor, sin reproches. Que me quisieras. Pero, cuando quieres a alguien, lo tienes que querer tanto en lo que te gusta como en lo que no. Sus defectos y sus virtudes. Y odiaba (todavía odio) tus defectos. Tus reproches, tu amor enfermizo y tus estúpidas inseguridades. Tus rencores sin sentido, que lo estropearon absolutamente todo. No me gustaban tus defectos, por eso no podia amarte.

Todo lo que dije era mentira. «Algún día podré quererte». «Todo se arreglará». «Volveremos a estar como siempre, sin problemas». «Dentro de un tiempo, volveremos a encontrarnos, y todo habrá vuelto a la normalidad». Mentiras, viles. Soy una mentirosa. Pero porque me sentí obligada. No era yo misma. Lo dije para calmar tu estúpido y ávido corazón, que yo no pude llenar con un amor tan insincero. No me culpes, no podia amarte. No podía amar a alguien que nunca me entendió, que no llegó a comprender quién era, y que solo engañaba para conseguir unos trozos de amor.

¿Me conocías? Sólo conociste a la persona que tu me dejabas ser, la unica persona que podía ser. Esa parte de mi, forzada a decir cosas que no sentía del todo. Forzada a callar, en muchas ocasiones, por no discutir. La de las discusiones sin sentido.

¿Ves, Bécquer, lo que me has hecho decir? Permististe que un joven soñador se estrellara contra un muro inquebrantable, el del amor no deseado. Yo solo quería un poco de calor, y eso buscaba cuando le abrí mi mundo, cuando dejé que entrara. Un poco de calor para mi propia frialdad. No quería un fuego devastador que me impidiera crecer a mi aire, que se llevara todo el oxígeno y que no me dejara respirar. No quería eso, pero eso fue lo que me diste. Tú, soñador incansable, con tu amor de leyenda, inexistente. Estúpido Bécquer.

El muro se quebró, pero no fuiste tú, Bécquer. Nunca pude enamorarme de ti, con tus libros y citas de literatura, y tus largas noches discutiendo hasta las tantas, sin solución alguna. No fuiste tú, eterno soñador. Porque los sueños no siempre se cumplen. El muro se quebró, si, pero no fuiste tú. Fue la música, el aire libre, la libertad. La alegría de un corazón amable. Su sonrisa, su gracioso humor, siempre tratando de animarme, desde el primer momento (y aún ahora, siempre). Me trajo la felicidad que contigo no pude encontrar. La confianza de ser yo misma, de mostrarme tal y como soy, sin ropa que valga. Me miró a los ojos, yo diría que de igual a igual, con mis propios miedos e inseguridades, con sus propios miedos e inseguridades. Y lo aceptó (aunque, quizás no lo asumió del todo…pero yo creo que lo hará). Y confió en mi, sin tapujos, sin reproches (no demasiados). Supo entender (aunque no del todo…pero poco a poco) esa parte de mi que nadie entendía y que nadie aguantaba. Creo que aprendió a apreciar mis defectos, igual que yo aprendí a apreciar los suyos. Y me encantan. Tanto sus virtudes como sus defectos.

Eso es amor.

Y no tú, Bécquer. Tú no.

Borradores

Cuando no sabes que decir, cuando las ideas se van acumulando, cuando miles de palabras no encuentran su lugar… Al final acaban apareciendo miles de posibles entradas que esperan ser publicadas algún día. Sin embargo, no hay forma de poner en orden esos pensamientos. Miles de sentimientos, miles de razones, miles de motivos. El caos absoluto. Quizás se me haya vuelto a desvanecer la inspiración. Allá donde se pierden los sueños, donde vive la desilusión, donde se oculta la desesperación. Y sin embargo ahí sigo, esperando publicar algo algún día. Cuando tenga ganas.

Y mientras no tenga nada que decir, mientras los borradores se sigan acumulando. Mientras las ideas se agolpen en mi cabeza y se junten y se mezclen. Mientras los sueños sigan intactos… Seguiré existiendo

Someone like you – Adele

Me sumo al carro de Adele, solo para poner esta canción que, ayer, me llegó hondo. Yo y mi estúpido pasado. Luego dejo una reflexión personal sobre esto (al acabar la canción)

Someone like you – Adele

I heard that you’re settled down,
That you found a girl and you’re married now,
I heard that your dreams came true,
Guess she gave you things I didn’t give to you,
Old friend, why are you so shy?
Ain’t like you to hold back or hide from the light,

I hate to turn up out of the blue uninvited,
But I couldn’t stay away, I couldn’t fight it,
I had hoped you’d see my face,
And that you’d be reminded that for me it isn’t over,

Never mind, I’ll find someone like you,
I wish nothing but the best for you, too,
Don’t forget me, I beg,
I remember you said,
«Sometimes it lasts in love,
But sometimes it hurts instead,»

Sometimes it lasts in love,
But sometimes it hurts instead, yeah,

You know how the time flies,
Only yesterday was the time of our lives,
We were born and raised in a summer haze,
Bound by the surprise of our glory days,

I hate to turn up out of the blue uninvited,
But I couldn’t stay away, I couldn’t fight it,
I had hoped you’d see my face,
And that you’d be reminded that for me it isn’t over,

Never mind, I’ll find someone like you,
I wish nothing but the best for you, too,
Don’t forget me, I beg,
I remember you said,
«Sometimes it lasts in love,
But sometimes it hurts instead,»

Nothing compares,
No worries or cares,
Regrets and mistakes, they’re memories made,
Who would have known how bittersweet this would taste?

Nevermind, I’ll find someone like you,
I wish nothing but the best for you,
Don’t forget me, I beg,
I remember you said,
«Sometimes it lasts in love,
But sometimes it hurts instead,»

Nevermind, I’ll find someone like you,
I wish nothing but the best for you, too,
Don’t forget me, I beg,
I remember you said,
«Sometimes it lasts in love,
But sometimes it hurts instead,»
Sometimes it lasts in love,
But sometimes it hurts instead.

 
 
 
Sin embargo… no hay «someone like you». Porque nadie puede ser igual a nadie. Porque cada persona es única, y tienes que quererla por cómo es, no por «a quién se parece» ni por cómo era. el presente es el presente, y si ahora no la quieres, déjala ir. No puedes hacer nada.
 
(Aún así, a veces seguimos atrapados en el pasado, como un vaivén que siempre vuelve, una historia que nunca se va, una espina clavada que nunca se olvida. Un arrepentimiento profundo y doloroso.)
 
– Alejaste a alguien que era importante para ti, solo por su propio bien, sin pensar en ti mismo… y aún así estuvo mal. Y no puedes reparar lo que has hecho, no puedes arreglarlo. No puedes hacer nada.
Solo te queda luchar por lo que tienes ahora. Y no volver a repetir los mismos errores. Luchar.

I wanna… dream

Dream about a future. Dream a little more. Dream about a dog. A fluffy dog. And dream about a life.
Dream about one kiss in the morning. A hug at home and no more darkness. Just 10 names for million things.

But not together. And, to dream, I have to sleep. And I don’t wanna sleep for now. I wanna live in my own world, like nothing’s happen, like nothing’s change. And just dream a little, about something, or nothing.

«Quizás si que estoy encerrada. «

Una sociedad que no escucha

Cansada de todo. De la mierda de mundo en el que vivimos, del país, de la política. Cansada de la gente, de su falsedad, de sus estúpidas prioridades. De los medios de comunicación y su manipulación, del lavado de cerebro que está sufriendo la gente, que no se da cuenta. La ignorancia, la estupidez. Cansada de que los vicios y los caprichos muevan millones de personas, millones de euros, pero que por los derechos no se mueva ni un pelo (o solo unos pocos, no vaya a ser que nos despeinemos).

Cansada de que me hablen y me digan «las cosas están jodidas», como si diciendolo, como si quejandonos, fueramos a hacer algo. Cansada de que solo se hable de lo mismo y nadie sepa valorar lo que es realmente importante. Cansada de que la gente se preocupe más por salir de fiesta cada sábado, y no por levantar el país, no por hacer ALGO. Cansada de la sociedad, la mierda de sociedad en la que vivimos y sus valores de mierda. Que prioriza el dinero, el capital, los beneficios. Prioriza no tener dinero para consumir, porque vivimos en el consumismo. Prioriza el comprar, comprar, comprar y comprar. Hasta los cojones. Que si no puedes quedar con tus amigos es porque «no hay dinero», porque «sube el transporte», porque… porque…

Y al que diga que de amor no se vive… ya lo sé. Pero quejandote tampoco haces nada. Porque nadie va a escucharte aunque grites muy alto, aunque hagas mil pancartas y aunque trates de decir «verdades como puños» (¿cual es la verdad? ¿Hay una única verdad?)

Simplemente, estoy harta. Desaparecer del mundo, eso es lo que quiero, y no formar parte de esta maldita sociedad que me tiene lo suficientemente cansada como mandar todo a la mierda. Tranquilidad en mi vida, POR FAVOR. Dejadmela tranquila y no me toqueis más las narices. Que las cosas están mal, ya lo sé, pero no hace falta que me lo digais cuarenta mil veces al día, ni leerlo en treinta mil sitios. Que ya lo sé, que soy consciente, pero…. cuando empecemos a preocuparnos menos por el dinero y más por la persona que está a nuestro lado, hablamos.