No entendeis nada – Terafobia

Ayer por la mañana me llegó el libro de Ana Cerezuela (Terafobia), «La viajera incandescente». Un libro de lírica que te llega al alma de mil maneras diferentes en cada página, en cada palabra, en cada trazo de tinta, cada vez que lo lees. No sé cuando descubrí su canal de Youtube, pero  por aquel entonces ya estaba este texto suyo colgado en internet. Y nunca lo compartí, pero hoy lo he vuelto a leer en el libro y a sentir en el alma. Hoy le he vuelto a encontrar significados ocultos. Hoy, os los traigo, y pongo esos significados en relieve.

 

No entendeis nada – Terafobia

Me habéis visto, me habéis oído, me habéis juzgado, con todo lujo de detalles y parámetros.

Habéis encontrado mis escondites, habéis medido el compás de mi respiración, habéis analizado hasta el color de mis sandalias.

Habéis hecho un retrato robot de mi corazón, habéis escudriñado mis palabras, deducido mis sueños, calibrado mis emociones.
Habéis encontrado cientos de claves para desencriptar mi mente y, contra todo pronóstico, no habéis entendido nada.

Y es que vosotros no sabéis cómo me cambia la cara en primavera, no habéis visto mi alma estirándose al sol. No me habéis sentido vibrar en un concierto, no sabéis qué música suena en mi cabeza cuando río. No me habéis apretado la mano hasta quedarme dormida, no tenéis ni idea de cómo beso, de cómo bailo, de cómo suspiro, y no entendéis nada.

¿Qué vais a entender? Si no me habéis visto explorar lo inexistente, si no sabéis cuántas veces he viajado en el tiempo, si no entendéis que hay lugares a los que nunca vais a poder seguirme, si no sabéis a qué sabe un cortocircuito en mi planeta, si ni siquiera habéis adivinado de qué color veo el cielo.

¿Qué queréis entender, si no entendéis nada?

 

https://www.youtube.com/watch?v=xBlRakjgmKA

A quien te dejó marchar

Entrada sacada del blog Compartiendo macarrones, a través de Eva Cp en Facebok

Leí una vez, que cuando no podemos expresar nuestros sentimientos porque las palabras se agolpan en la garganta, cuando no nos va a escuchar quien tiene que hacerlo o cuando, simplemente, es mejor quedarse en silencio, lo mejor es escribirlo. Y funciona. Me funcionó en su momento. Hoy, me he visto reflejada en las pupilas de un desconocido y me he reconocido, tiempo atrás, en una situación similar. Por ello, he escrito estas letras. Para todas aquellas personas que necesitan decirse algo a sí mismas y a alguien en especial.
No se trata de rencor, no se trata de querer y no poder. Que no queremos cambiar nada y de nada serviría poder hacerlo. Simplemente, se trata de leer estas palabras, y sobre todo, de que alguien las lea. Porque en algún momento de tu vida, alguien te dejó marchar, y aunque haya llovido bastante desde entonces y sus huellas se hayan borrado por completo, de vez en cuando, recuerdas que un día alguien te dejó marchar. Y hoy, simplemente, quieres darle las gracias porque sin él, o sin ella, y esos días grises, hoy todo sería diferente. Por lo que, a quien nos dejó marchar le doy las gracias, por habernos construido.
Hubo días malos. No vamos a fingir que no ha sido así. Hubo días muy malos. No sé si los hubo para ti, me imagino que sí. Cuando algo se acaba, aunque una de las partes esté totalmente convencida, siempre duele. No porque tengamos alguna duda, ni porque no lo deseemos, sino porque en algún momento, cuando todo comenzó, pensamos que el final no llegaría nunca. Y sin embargo, llegó, porque todo acaba, de una manera u otra.
Pero también hubo días buenos. En los que comparas, y te das cuenta de que tal vez es mejor así. Y que, probablemente, hubiera sido mejor así desde hace más tiempo del que queríamos creer. Que nos aferramos tanto a algo, simplemente por rutina o por comodidad, que olvidamos todo lo bueno que nos estamos perdiendo. Y me resulta sorprendente, cómo una persona puede cambiar por su pareja, moldearse hasta perder su esencia y volverse en blanco y negro, perder todo el color.
No te deseo nada malo, de hecho, espero que encuentres el amor y, que esta vez, no tenga punto final. Digamos que este es momento “Someone like you” de Adele pero, bromas aparte, has de saber que no hay aversión en mis palabras. Que, simplemente, las cosas no siempre salen como queremos. Que esa frase de “no eres tú, soy yo” tiene más sentido de lo que queremos creer. ¿Que qué pasó? La vida. De nada sirve estar con alguien por pena o compromiso, simplemente es alargar lo inevitable. Has de saber también, que las cosas se pudieron hacer mejor, pero que tampoco es fácil. Que los hechos se van desencadenando un poco al azar y otro poco con la mala suerte.
No lo sé. No sé qué pudimos haber sido. Y ahora, la verdad, no me importa. Me importó en su momento, y esa idea rondó por mi cabeza hasta que mi imagen de ti se difuminó y se perdió entre mis recuerdos. Porque, si algo tengo claro, es que siempre permanecerás ahí, en alguna parte de mi memoria, como alguien especial. Que si nos encontramos, no quiero que actuemos como desconocidos, porque si algo duele realmente es fingir que algún día no fuiste importante para mí.
Pero alguien ocupó tu lugar. No tiene por qué ser una pareja. Tal vez fue una amiga, un amigo, tal vez un familiar, un compañero, un hobby. Y, obviamente, alguien ocupó el mío. Y así es como ha de ser, no quiero huecos vacíos en ningún corazón. Pero también tengo que decir, a quien me dejó marchar, que es una decisión con la que tendrás que cargar el resto de tus días. Que puedo prometerte, que jamás encontrarás alguien como yo, al igual que estoy segura que nunca conoceré a nadie como tú. Porque todos somos únicos, inigualables, especiales desde los pies a la cabeza. Que nadie te volverá a mirar con los mismos ojos, ni te sonreirá de la misma manera. Que nadie volverá a hacerte reír del mismo modo. Ni a hacerte llorar. Y tal vez, en algún momento, cuando creas que me olvidaste, alguien pasará a tu lado con mi perfume y durante unos segundos volverás tiempo atrás. Y pensarás. Pensarás en mí.
¿Sabes qué creo? Que un día cualquiera, una mañana cualquiera, después de un tiempo, te despertarás con alguien a tu lado y te darás cuenta de que me echas de menos.
Hay historias que nunca acaban pero, del mismo modo, hay otras que nunca llegaron a empezar. Te deseo lo mejor a ti, y a quien te dejó marchar, por hacernos libres.

Estúpidas pesadillas que siempre vuelven. Una y otra vez.

Yuki.

Habían pasado ya años desde lo que él consideraba «la tragedia». La había perdido. No físicamente, pero ya no estaba allí. La distancia era tal que ya no la sentía, ya no la sentía a su lado. Y al principio eso había sido desgarrador, casi mortal, casi fatídico. Pero todas las heridas sanan, todas las heridas curan. Y la pareja, que al principio parecía perfecta, como si estuviesen hechos el uno para el otro, al final no eran tal. Todo pasa, todo cambia, todo llega. Y así en el amor. 

Una profunda oscuridad y un silencio. Una distancia insalvable. Un huracán, que se llevó todo lo que una vez había sido su vida. Y durante meses vagó errante, calle arriba, calle abajo. Sin lugar al que ir, sin hogar al que regresar. No tenía nada. Los recuerdos le mataban por dentro, día tras día. La culpa, los remordimientos, el despecho. El odio iba cubriendo de nieve su corazón.

La nieve. Durante meses, años, el invierno fue constante. El frío, la soledad, el hielo. Congelado, herido, y sin ningún tipo de respuestas. La vida le estaba matando lentamente. Y él se dejaba, sin más. ¿Qué importaba? Su vida carecía de sentido. Su nombre carecía de sentido. Toda su historia, muerta, olvidada. Enterrada bajo la nieve. Así pasaron los años.



Poco a poco, con el tiempo, los recuerdos parecían irse borrando, desapareciendo, como si nunca hubiesen existido. Y un nombre que una vez lo había sido todo se iba sustituyendo por otros nombres, otras metas, otros objetivos. Una luz vieja, renovada. Una luz nueva.

Una luz, una vieja luz, distante.  


Cambió de ciudad. Su vida, que parecía muerta, comenzó a recobrarse. Aquel no era el fin. No del todo, al menos. Nunca podría recuperar lo que una vez había sido. Porque no se puede volver al pasado. Porque nunca había sido tal. Y con esas expectativas, decidió cambiarse a sí mismo. Sabía que podía ser todo aquello que se propusiera ser. Él, que siempre había sido esclavo de sus circunstancias. Él, que tenía sobre sí mismo todo el peso de su consciencia.

Pero ahora, todo su pasado estaba roto. Tanto el malo, como el bueno. Todo. Nada le impedía ya reconstruir su vida. Ser quien quería ser, quien siempre había querido ser. Aquello que nunca le habían dejado ser. Una persona… nueva.

Su nombre dejó de tener importancia. Dejó de llamarse Yuki. Dejó de pensar en Nami. Crecer y madurar. Asumir roles y posiciones. «Socializar», aquello tan extraño.

Nueva ciudad. Nuevos intereses. Nuevos círculos. ¿Alguna vez alguien preguntaría por su pasado? ¿Qué importaba? ¿Volvería a confiar, como hasta entonces había confiado? No, pero… ¿qué importaba? Toda su historia, carecía de sentido ahora. Un cambio. 



Naruba.



Seguía entreteniendose con sus libros, encerrado en su mundo. Pero ahora, la vida era mucho más llamativa. Ya no todo eran libros y balas. Ya no todo era blanco y negro. Los colores, los matices y, de alguna manera, el calor humano que tanto había odiado y que tanto había evitado, ya no le molestaba.
 Y seguía queriendo a su gato, a Li, a pesar de todo. A pesar de recordarle tiempos pasados. Porque, por encima de todo, él le había ayudado a superarlo. Porque nada se puede comparar al amor de un gato.

 

Fin

Mi historia no es muy diferente a la de este pequeño «fanfic», pequeño relato. Antes escribía mucho acerca de Yuki, acerca de Nami y acerca de ellos. Pero lo hacía con una amiga a la que perdí por un montón de razones. Y… la echo de menos. A veces la echo de menos. A veces la odio. A veces tengo ganas de mandarle un mensaje para que se acuerde de mi. Así que escribo una entrada en mi blog, que no leerá. Despecho, culpa, remordimientos. A veces es necesario.

Pero todo cambia, todo pasa. Y, aunque Yuki siga siendo una parte de mi, ahora soy Naruba. Con todo lo que ello significa. Lo bueno y lo malo. Yuki sigue representando a ese corazón que durante meses estuvo cubierto de hielo, a esa persona que durante años nunca supo relacionarse con los demás, que quería a los demás, pero a su manera. Esa parte… incomprendida. Naruba es esa parte racional y «pasota», esa parte que deja de sufrir y se centra en sus cosas. En sus libros, sus videojuegos, su amor por los gatos y su filosofía. «Naru», como le llaman sus amigos (algunos, aquellos que han jugado conmigo al GW2). Y así me siento cómoda.

Este mensaje final es para mí misma. La imagen del copo de nieve será mi próximo tatuaje. Yuki (nieve en japonés), Naruba, Naru, Frozen (por mi relación con mi hermana, por mi misma, por mi propio corazón helado), Mine. Toda mi vida en internet, que para mi es una parte de mi mundo que a veces me esfuerzo por olvidar, sin darme cuenta de que es tras estas pantallas donde más feliz soy.

PD: En realidad la gata se llama Navi. Y es mi vida.

Si tu me dices ven…

– Lo que te diré… -comenzó en un tono excesivamente bajo, tuve que acercarme mucho- lo que te diré tan sólo te servirá si te lo tomas como norte de tu vida. Si lo mezclas con otras filosofías o principios no conseguirás nada.

Asentí obedientemente.

– Son sólo dos conceptos.- Su tono se elevó, pero ya no quise apartarme de su vera- Por un lado, recuerda algo tan sencillo como que querer es siempre más valioso que que te quieran.
Querer mueve y detiene mundos. Que te quieran si tú no quieres, te acaba aletargando.

Hizo una pausa mientras amanceía en Capri. No intenté ni siquiera asimilarlo. Toda la vida me he dejado querer, y quizá aquello era insuficiente.

– Lo segundo y más valioso para llevar tu vida adelante es que debes darte cuenta de que nos hemos pasado la vida desde pequeños respondiendo a la pregunta «qué me gusta».
Qué me gusta de comida, de ropa, de juguetes, de estudios, de trabajo, de amistad, de amor, de sexo…
Lo que nos gusta no es nuestro camino, ni tampoco lo que no nos gusta. A veces el rumbo puede estar en lo que nos provoca indiferencia, en aquello que no nos apasiona ni aborrecemos.
Entiende esto… Has de confiar en ti, no en lo que crees que te gusta a ti… La senda no la marca lo que te gusta a ti, sino que la marcas tú…

Palabras y más palabras. Sólo eso.

– Hay un poema que me encanta… – respondió -. Habla sobre la separación de unos padres… Dice que son muchas cosas a la vez.. Para los niños, el primer fin del mundo… Para los muebles son golpes, cargas y descargas… Para las paredes, cuadrados con forma de cuadros inexistentes..

Madre nos miró… El gemelo mayor fue el primero en hablar…

– Tu muerte será dejar el fútbol. Ya no habrá más balones ni gritos de gol…

El gemelo pequeño también se unió a aquello.

– Tu muerte será sentirme nuevamente diferente… Menos susurros en tu cama, menos secretos… Menos nuestro mundo…

 Miré al mayor, vi que no iba a jugar. Yo sí que participé.

– Tu muerte hará que ya no haya más sonrisa en puños… Y quizá encuentre más violencia en otros…

El mayor explotó. Se veía venir.

– ¿No lo puedes hacer de una forma normal? – dijo levantándose y rompiendo aquel círculo-. ¿No puedes hacerlo como lo haría otra madre, sin hacernos reflexionar? No lo quiero hacer, no quiero jugar a este juego absurdo. No quiero pensar qué será de mi vida sin ti… No eres un tema para un poema… Eres mi madre…

Dejó de hablar, pero en seguida volvió a la carga…

– ¿Quieres saber realmente qué serás si mueres? Pues palabras, sólo es… Escuchar muchos «lo siento» y «te acompaño en el sentimiento…» de gente que jamás te ha venido a ver. Y, en el futuro, escuchar muchas más palabras el resto de mi vida… «Fue difícul perder una madre tan joven?» «¿Cómo lo llevaste…?» Te convertirás en frases y palabras que dirán unos desconocidos que nunca formarán parte de mí… Un montón de palabras que jamás querría escuchar… Eso serás…

Madre lo cogió del brazo y lo hizo volver a sentarse, retornar al círculo…

 Mi hermano mayor lloraba como nunca le había visto hacerlo… Temblaba y gimoteaba sin abrir los ojos…

Siempre he creído que una persona que no permite que vean sus ojos siente mucho placer o mucho dolor… Y es que cuando los cierras completamente sólo puede significar que estás en tu propio mundo… Y los mundos propios suelen ser tan personales que necesitas que el exterior no te salpique…

Fragmento VI

– ¿Has pensado alguna vez en qué hay más allá del mundo en el que vives?
– He salido alguna vez de esta burbuja, sí. Y nunca he conocido o visto nada mejor que lo que tengo aquí dentro. Solo he sentido dolor, pena, y muchas ganas de volver. Ahí fuera no soy feliz.
– Una de las ventajas que tiene ese mundo, es que cambia. Aquí dentro tienes tu casa, tu familia, tus amigos de verdad, que no se moverán de ahí por mucho que pasen los años. Pero ahí fuera rigen los cambios, todo se mueve. La gente va y viene, nada es constante.
– Pero los cambios dan miedo, ¿como puede ser una ventaja? No puedes ser feliz, estable, en un mundo inestable.
– Necesitamos los cambios. Cambiar. Aunque solo sea para asegurarnos de lo que tenemos fijo. Participar en el mundo de ahí fuera para cerciorarse de que lo de dentro es real.
Se hizo un momento el silencio. Él continuó:
– Además, hay otro motivo interesante por el que salir.
– ¿Cual?
– La gente. Aunque cambie y nunca sea la misma, aportará nuevas ideas, nuevos puntos de vista, experiencias que nos harán mejorar.
– Pero tambien pueden hacernos daño. – Tembló un poco. – No quiero salir. Me da…miedo.
– Ven conmigo. – Ella lo miró un momento, un poco sorprendida. Lo decía seriamente, sin rodeos.- No es bueno que te quedes aquí encerrada. No tienes por qué salir de tu mundo todos los días, pero tampoco tienes por qué tener miedo. Vengo de ahí fuera, y he conseguido entrar en tu burbuja, abrir esas puertas y llegar hasta ti. No te pido que no tengas miedo… Solo que vengas conmigo. Estaré detrás tuya.
– Está bien.

Loveless

Prologo
Cuando la guerra de las bestias provoque el fin del mundo
La diosa descendera del cielo
Con sus alas de luz y oscuridad extendidas nos guiara
hacia la dicha y su don será eterno

Canto I
Buscaron los tres hombres el don de la diosa
Mas sus destinos la guerra separó. Uno fue héroe,
Otro vagó por la tierra… El último, prisionero cayó.
Pero a los tres unia su solemne juramento:
Buscar la respuesta juntos, una vez más.
Mi alma corrompida por la venganza grandes tormentos
ha soportado para hallar el final del viaje en mi propia
salvación y tu eterno sueño
Infinito en misterio es el don de la diosa. Buscamoslo
y tras el hacia el cielo nos alzamos. Como ondas surgidas
en el manto del agua, el alma errante sosiego nunca alcanza
Amigo mio, tu deseo es aquello que otorga la vida.
El don de la diosa. La leyenda hablará de sabrificio
cuando el fin del mundo llegue. El viento navega
sobre el manto del agua. Sin prisas pero con firmeza.

Canto II
Aunque el reo escape, con grandes heridas carga
mas su vida auxiliada resulta por una mujer de patria rival.
Comineza así la vida en retiro de ambos, que pareciera
albergar promesas de eterna dicha. Pero tanto la felicidad
creciera, como la culpa sugiere. Pesada carga, el pesar
de promesas incumplidas. Sueños del mañana alberga la
mancillada alma, perdido el orgullo, las alas quebrantadas…,
próximo el fin.

Canto III
La guerra trae impasible la destrucción al mundo
El prisionero parte con su nuevo amor, ambos embarcados
en un nuevo periplo. Le guía la esperanza de que
el don le dará la dicha. También el juramento contraido
con sus hermanos. Ninguna promesa compartieron los
enamorados, pues en sus corazones sabien que se
reencontrarian. No dudes… Volvere a ti. Igual da que
no prometas esperarme. Volveré sabiendo que allí estarás.

Canto IV
Amigo mio, cuan despiadados son los destinos. No hay sueños,
tampoco queda honor. La flecha ya salió del arco de la
diosa. No hay rencor, tan solo dicha. Pues en ti recae el
amor de la diosa. Héroe de la aurora. Sanador de los mundos.
Amigo mio,¿Acaso alzas ahora el vuelo? Rumbo a un
mundo que nos aborrece a ambos? Tan solo un amargo
mañana te aguarda, sin siquiera impostar que aires
pudiesen soplar

Canto V (Canto final)
Si bien el mañana yermo de promesas se halle, nada habrá
capaz de impedir mi venida.
Para ser el rocio que sacie la tierra. Para que las arenas,
los mares y los cielos se salven.
Te ofrezco este sacrificio silente.

Bécquer.

Te odio. Amante de Bécquer, soñador compulsivo, romántico suicida. Se lanzaría de cabeza a una piscina solo por un trozo de amor (como si carne se tratara). Unos trozos que no eran suficientes para tanta hambre de amor.

No quería compartir mi vida contigo. Nunca lo entendiste. Y ahora Bécquer me trae tus recuerdos en un estúpido tren. Hay cosas que nunca se olvidan.

Nunca quise compartir mi vida contigo. Y si alguna vez dije «te amo», fue mentira. Aunque duela admitirlo. Eso no era amor. Claro que me gustaban las palabras bonitas, el romance puro, el amor por amor, sin reproches. Que me quisieras. Pero, cuando quieres a alguien, lo tienes que querer tanto en lo que te gusta como en lo que no. Sus defectos y sus virtudes. Y odiaba (todavía odio) tus defectos. Tus reproches, tu amor enfermizo y tus estúpidas inseguridades. Tus rencores sin sentido, que lo estropearon absolutamente todo. No me gustaban tus defectos, por eso no podia amarte.

Todo lo que dije era mentira. «Algún día podré quererte». «Todo se arreglará». «Volveremos a estar como siempre, sin problemas». «Dentro de un tiempo, volveremos a encontrarnos, y todo habrá vuelto a la normalidad». Mentiras, viles. Soy una mentirosa. Pero porque me sentí obligada. No era yo misma. Lo dije para calmar tu estúpido y ávido corazón, que yo no pude llenar con un amor tan insincero. No me culpes, no podia amarte. No podía amar a alguien que nunca me entendió, que no llegó a comprender quién era, y que solo engañaba para conseguir unos trozos de amor.

¿Me conocías? Sólo conociste a la persona que tu me dejabas ser, la unica persona que podía ser. Esa parte de mi, forzada a decir cosas que no sentía del todo. Forzada a callar, en muchas ocasiones, por no discutir. La de las discusiones sin sentido.

¿Ves, Bécquer, lo que me has hecho decir? Permististe que un joven soñador se estrellara contra un muro inquebrantable, el del amor no deseado. Yo solo quería un poco de calor, y eso buscaba cuando le abrí mi mundo, cuando dejé que entrara. Un poco de calor para mi propia frialdad. No quería un fuego devastador que me impidiera crecer a mi aire, que se llevara todo el oxígeno y que no me dejara respirar. No quería eso, pero eso fue lo que me diste. Tú, soñador incansable, con tu amor de leyenda, inexistente. Estúpido Bécquer.

El muro se quebró, pero no fuiste tú, Bécquer. Nunca pude enamorarme de ti, con tus libros y citas de literatura, y tus largas noches discutiendo hasta las tantas, sin solución alguna. No fuiste tú, eterno soñador. Porque los sueños no siempre se cumplen. El muro se quebró, si, pero no fuiste tú. Fue la música, el aire libre, la libertad. La alegría de un corazón amable. Su sonrisa, su gracioso humor, siempre tratando de animarme, desde el primer momento (y aún ahora, siempre). Me trajo la felicidad que contigo no pude encontrar. La confianza de ser yo misma, de mostrarme tal y como soy, sin ropa que valga. Me miró a los ojos, yo diría que de igual a igual, con mis propios miedos e inseguridades, con sus propios miedos e inseguridades. Y lo aceptó (aunque, quizás no lo asumió del todo…pero yo creo que lo hará). Y confió en mi, sin tapujos, sin reproches (no demasiados). Supo entender (aunque no del todo…pero poco a poco) esa parte de mi que nadie entendía y que nadie aguantaba. Creo que aprendió a apreciar mis defectos, igual que yo aprendí a apreciar los suyos. Y me encantan. Tanto sus virtudes como sus defectos.

Eso es amor.

Y no tú, Bécquer. Tú no.

¿Y si el dinero no fuera un propósito?

What do you desire? What makes you itch? What sort of a situaion would you like?

Let’s suppose — I do this often in vocational guidence of students. They come to me and say, «Well, uh, we’re getting out of college, and we haven’t the faintest idea of what we want to do.»

So I always ask the question, «What would you like to do if money were no object? How would you really enjoy spending your life?»

Well, it’s so amazing. As a result of our kind of educational system, crowds of students say, «Well, we’d like to be painters, we’d like to be poets, we’d like to be writers. But as everybody knows you can’t earn any money that way

Or another person says, «I’d like to live an out-of-doors life and ride horses.»

I said, «Do you want to teach at a riding school? Let’s go through with it. What do you want to do?»

When we finally got down to something which the individual says he really wants to do. I will say to him, «you do that, and forget the money. Because if you say that getting the money is the most important thing, you will spend your life completely wasting your time. You will be doing things you don’t like doing in order to go on living that is to go on doing things you don’t like doing. Which is STUPID! Better to have a short life that is full of what you like doing than a long life spent in a miserable way.»

And after all, if you do really like what your’e doing, it doesn’t matter what it is, you can eventually become a master of it. It’s the only way to become a master of something, to be really with it. And then you’ll be able to get a good fee for whatever it is. So don’t worry too much. Somebody’s interested in everything. And anything you can be interested in, you’ll find others who are.

But it’s absolutely stupid to spend your time doing things you don’t like in order to go on doing things you don’t like and to teach your children to follow in the same track. See, what we’re doing is we’re bringing up children, and educating them to live the same sort of lives we’re living in order that they may justify themselves and find satisfaction in life by bringing up their children to bring up their children to do the same thing. It’s all wretch and no vomit. It never gets there!

And so therefore it’s so important to consider this question. «What do I desire?»

Una pregunta….  ¿Y si no sabes lo que quieres, lo que te interesa? Si no hay NADA que QUIERAS hacer… ¿Qué haces?