Las cosas claras, el chocolate espeso

Y ahora que en tu cabeza ya hay algo formado, una explicación, una narrativa que te ayuda a transitar por el dolor, por el duelo y por la pérdida. Ahora que ya sabes que no eres culpable. Que su verdad no es tu verdad y te has apartado de esa visión negativa que te hacía daño. Ahora que has identificado los patrones y los ves con tanta claridad, sabiendo su utilidad y lo que significan para ti. Pudiendo nombrar exactamente lo que te duele. Ahora que tu cabeza está en calma y tu mundo interior en paz consigo mismo….

¿Cómo volver ahí?

Y no es que quiera volver a donde me hicieron daño. No es que esté buscando un perdón o un reconocimiento que nadie va a aceptar. No espero que me entiendan, pues reconozco que no tienen la capacidad de entenderme. Y que no es por mi, que no soy yo «el problema». Dentro del grupo funciona, pero a mi eso que funciona me ha hecho daño durante muchos años. Y no lo pude ver, no pude entenderlo, no me di cuenta antes. Ahora es tarde.

No quiero volver a esa dinámica. Pero sí que me gustaría volver a sentirme «bien» con esas personas. Volver a sentirme cómoda. A mi nunca me ha importado el nivel de intimidad, ni de confianza. Me molesta la falta de honestidad o el «miedo» a hacerme daño, cuando ese daño viene del paternalismo constante. Pero ya sé lo que no debo buscar. Lo que no voy a encontrar.

¿Como acepto que, aunque no lo encuentre, esas personas pueden seguir siendo una razón para vivir? Una de tantas, pero una. Volver a sentir esa pertenencia. ¿Cómo empezar? ¿Cómo se abre ese melón? Sin acusar, sin actuar desde el dolor. ¿Cómo reiniciar?

Este año me esforcé mucho para que fuera el mejor año. Me casaba, todo iba a estar bien. Pero todo empezó a torcerse más y más. Decepciones constantes, estrés, agotamiento y un sentimiento de no ser suficiente, de no hacer suficiente, de no intentarlo lo suficiente. Siempre insuficiente. Y el dolor. El dolor más agudo que he sentido nunca. La noticia primero, la pérdida después. La despedida. Y el resto de pérdidas que vinieron unas tras otras.

Me esforcé mucho para que todo fuera perfecto. Y al final no fue importante para nadie. Acaba el año y todo el mundo puede mirar atrás y pasar por encima de todo. Y yo, con tantos eventos por borrar de mi cabeza.

La discusión inexistente

«estás obviando todo el tiempo el hecho de que ella quiere sencillamente dejar la discusión tal y como está, que no va a querer poner una fecha porque ahora no es el momento, y tú quieres poner una fecha sencillamente por tú sentirte bien«.

Ignoras que la fecha a mi no me aportaba nada más que una organización mental (necesaria para mi, pero no por los motivos que tú crees). Yo no estaba mal por el conflicto y por eso necesitaba una fecha. Yo estaba mal por otros motivos y tener una fecha me ayudaba a poner orden en mi cabeza, pero no me iba a sentir «mejor» ni iba a obtener ningún tipo de beneficio.

«si la otra persona está mal, te ha explicado sus motivos, te dice que no quiere discutir más, etc. Y tú le haces caso omiso y sigues insistiendo«

«La otra persona está mal»… Me dijo: «estoy muy vulnerable y no es un buen momento para mi» y eso lo entiendo. Yo tampoco estaba pasando por un buen momento. Tampoco me dijo que no quisiera discutir más, es que nunca hubo una discusión. Es difícil entender la proporcionalidad de la respuesta si nunca has entendido la situación como un conflicto.

«Si una persona está mal, tú no puedes decirle que tú estás peor porque… Aún por encima para escudarte en una discusión que estáis teniendo entre las dos, porque esto no es una charla en la que tú le estás contando lo mal que estás y ella te está contando lo mal que está. No, no es de eso, no trata de eso.«

QUE DISCUSIÓN? Es que lo que más me enfada de todo esto, es la supuesta «discusión» que estábamos teniendo Carmen y yo. ¿Qué discusión? Qué conflicto? Esa discusión que tú dices que estábamos teniendo NUNCA existió porque dos no discuten si uno ni siquiera sabe que está en una discusión. Yo no tenía ni idea de que aquello era una discusión. Para que haya un enfrentamiento o una discusión tiene que haber dos «bandos», dos «opiniones» enfrentadas. Nunca hubo dos opiniones enfrentadas, hubo un juicio de valor sobre una percepción errónea.

«Tú estás tratando de convencer a alguien para que hable contigo y las razones que tú le estás dando es que tú también lo estás pasando muy mal«

Nunca he tratado de convencer a NADIE para que hable conmigo. Tampoco he dicho en ningún momento que las razones para tener esa «conversación» o esa «discusión» sean porque yo lo estaba pasando mal. Es que lo que yo estaba sintiendo, o por lo que yo estaba pasando, no tenía NADA que ver con Carmen en sí. Sí que tenía que ver con el grupo de amigos, con lo que yo creía tener y que nunca tuve. Estaba mal por la muerte de una idea, el duelo de esa idea, pero eso no tiene NADA que ver con Carmen ni con lo que me dijo.

«has formado una bola de mierda de la nada, de la nada y esto ha sido cosa tuya, o sea, tú solita te lo has armado»

Has visto un fantasma en la habitación y desde esa posición se ha interpretado como «una bola de mierda»… Yo solo he visto una reacción totalmente desproporcionada hacia un mensaje que no fue lanzado con maldad ni para obtener algún tipo de beneficio, sino desde una posición también vulnerable y de agobio. Lo dicho, una cuestión meramente organizativa. Si esto ha sido un conflicto tan grande, si esto se transformó en una «bola de mierda» no es por lo que yo pudiera decir o hacer, sino por la interpretación que los demás pudieron tener de mis mensajes o de mis actos.

«tú tienes una opinión de las cosas que tú crees que dices y eso no va a cambiar, entonces por mucho que yo te diga y te siga diciendo y le sigas preguntando a la gente, da igual, como tú tienes tu opinión y no atiendes a razones de lo que nadie más te dice, de lo que están percibiendo, de lo que tus acciones generan en los demás, pues nada va a cambiar»

Y a partir de aquí basta de paternalismos. La condescendencia y el paternalismo os lo guardáis para quien los quiera, no los necesito. Me hacen sentir inferior, me hacen sentir incorrecta, me hacen sentir mal. Por eso siempre he reaccionado así, porque vuestra «ayuda» y vuestros consejos siempre han venido de una posición «superior», de un «pobrecita que no se entera de nada», de un «lo que yo te digo es lo que está bien, lo que haces está mal»… Y sentís que no me podéis ayudar o que todo lo que hacéis siempre me sienta mal… Y es porque siempre lo hacéis desde esa posición superior, desde un sentimiento moralista que os hace sentir mejores. Como todos los audios que me mandaste.

«es que al final todo lo que haces es en beneficio tuyo y no te das cuenta«

¿Es posible hacer las cosas en beneficio tuyo y no darte cuenta realmente? ¿Te puedes beneficiar de algo sin saber que te estás beneficiando de algo? «beneficio: 1. Bien que se hace o se recibe. 2. Utilidad (provecho)» ¿Qué bien recibo yo de estas situaciones? ¿Cómo es posible que me pueda aprovechar o beneficiar de situaciones que solamente me hacen más daño? Es posible, acaso, obtener algún tipo de beneficio posible en un conflicto emocional? Eso si se entiende que tal conflicto existe.

«a mí sí que me decepcionó bastante el hecho de que entrases en la conversación cuando Ana te pidió que no entrases»

En resumidas cuentas, y para entenderlo yo misma: parece que entendisteis que me metí en Discord porque sentía que tenía «derecho» a estar ahí solo por ser amiga de Carmen y considerarme «íntima«…. Y no sé qué pudo pasar por vuestras cabezas a partir de ahí, yo nunca llegué a sentir ese nivel de intimidad que Carmen presupone en su mensaje… Yo nunca llegué a sentir el dolor que Carmen presupone que me hizo con su mensaje. Nunca llegué a tener ninguna «discusión» con ella como dice Alexia. Si todo esto nunca existió para mi, ¿por qué el castigo se siente tan doloroso, tan «cruel», tan desproporcionado? Me despojaron de toda mi agencia, me quitaron parte de mi humanidad, asentaron una base en prejuicios y desde ahí se montaron una historia en la que yo me beneficiaba de algo, en la que yo tenía un conflicto, en la que yo sentía una intimidad «especial» que Carmen había alimentado. Como si Carmen me hubiera hecho sentir un nivel de intimidad concreto, como si no supiera visualizar unos límites. Presuponiendo que me metí en Discord desde ese punto de «maldad», desde esa «violación de los límites», en vez de entender que NO RELACIONÉ UNAS COSAS CON OTRAS. Puedes llamarlo ingenuidad, inconsciencia, lo que sea. Puedo decir que entendí que las cosas estaban más tranquilas y que podía pasar… Que no supe leer la situación, vale. De ahí a que existiera una «discusión» hay un paso enorme.

Injusto

Todo ha sido injusto desde ese día, desde ese martes. Ya no es el dolor por unas palabras dañinas, no es el trauma por haber sido rechazada y acusada de hacer «chantaje». Es una sensación de dolorosa injusticia desde el primer momento.

Yo no sabía nada. No sabía nada de lo que estaba pasando dentro de ese círculo. Ni lo sabía, ni pretendía saberlo. Y lo peor de todo es que para mi estaba todo BIEN. «Si no te mandé a paseo el otro día es porque no sabes todo el cuento». ¿Desde qué posición podéis juzgar mis actos si reconocéis que no sabía nada? En eso tengo la conciencia tranquila: hice lo que pude con la información que tenía y, para mi, ese martes 9 de septiembre fue un día donde todo quedó resuelto y me fui a dormir tranquila.

No puedo culparme porque al día siguiente no me dijeran nada al respecto. No puedo culparme por ser yo la que fui directamente a preguntar mis inquietudes. Hice lo que tenía que hacer, lo que se supone que hace cualquier persona con madurez afectiva, una persona que quiere construir puentes, que trata de comunicarse para que no haya malentendidos. Que prefiere preguntar antes que suponer. Una persona que sabe lo que quiere: relaciones sanas, aunque haya momentos incómodos. Sé que si yo no hubiese preguntado, ahora mismo estaríamos todos bien, este sábado iría al cumpleaños de Adry y no habría pasado nada.

Ya van 2 meses desde ese día y no me lo quito en la cabeza. No es el trauma. Es la desconsideración, la falta de atención, la falta de cuidado, la falta de interés por mantener una comunicación adecuada conmigo. La falta del beneficio de la duda. La ausencia de una pregunta que hubiera sido clave en todo esto: ¿por qué? ¿Por qué hice lo que hice? ¿Por qué dije lo que dije? ¿Por qué fui invisible para todo el mundo durante esta situación? O, más bien, ¿por qué creyeron que me entendían mejor que yo misma? ¿Por qué ese paternalismo? ¿Esa condescendencia? Si no quieres mantener conversaciones incómodas es que no estás preparado para tener relaciones sanas. Nunca asumí ningún nivel de confianza. Nunca sufrí por una honestidad expresada con cariño, pero es que parece que nunca fuisteis honestos. Nada de esto hubiera pasado si en su momento todos hubieseis dicho la verdad sin tapujos: oye, la llamada me sentó muy mal. ¿Qué pretendías con ella?

Todo se hubiese solucionado. Pero no. No tenéis la suficiente madurez emocional.

Tu continente

Será fácil contar historias para escondernos
Lo difícil será dejar que alguien nos eche de menos
Será fácil romper ventanas para escaparnos
Lo difícil será pasar a verte y decirte adiós

Lo conseguiste, eres el superviviente
Caminas solo sobre tu continente

Y ahora hay solo silencio
Solo silencio

Y preguntas al aire
Preguntas al aire
Tan dormido y despierto
Tan dormido y despierto

Porque nadie gritará en el desierto tu nombre (¡nadie!)
Nadie va a declararse culpable (¡nadie!)
Nadie piensa arriesgarse a buscarte (¡nadie!)
En las ruinas de tu ciudad, nadie

Será fácil cerrar los párpados, airearlos para no tener que vernos
Lo difícil será dejar que por los poros penetren dentro
Será fácil separar la mente de los actos y olvidar a los extraños
Lo difícil será acordarnos de lo que perdimos por no hacernos daño

Lo conseguiste, eres el superviviente
Caminas solo sobre tu continente

Y ahora que has conseguido ocultarte
Preguntas por qué

Porque nadie gritará en el desierto tu nombre (¡nadie!)
Nadie va a declararse culpable (¡nadie!)
Nadie piensa arriesgarse a buscarte (¡nadie!)
En las ruinas de tu ciudad (¡nadie!)

Nadie gritará en el desierto tu nombre (¡nadie!)
Nadie va a declararse culpable (¡nadie!)
Nadie piensa arriesgarse a buscarte (¡nadie!)
En las ruinas de tu ciudad, nadie

Mi reina

Aún no voy a hablar de ella, aún no puedo profundizar en este dolor. Algun día te dedicaré una entrada, la entrada que te mereces…. La que necesito escribir sobre ti. Aún no.

Nunca encontraré un ser tan noble, honesto y leal como lo has sido tú. Nunca encontraré un vínculo tan puro, tan fuerte, tan amable… Da igual cuantas vidas pasen. Te buscaré de nuevo en todas ellas.

Descansa, Jannita, descansa. Te lo mereces.

El descanso del guerrero.

(Y yo ahora como aprendo a vivir sin ti…)

… Fue tan real, tan fuerte, tan intenso que duele…

Hello, world

Hoy vuelvo a ti. Y ojalá fuera por gusto, ojalá no sintiera esta profunda necesidad de gritarle a un muro vacío. Ojalá no hubiera vuelto a caer en este pozo que llamamos depresión.

Y ojalá tuviera más herramientas, pero me he vuelto a quedar sin ellas. Así que aquí estoy de nuevo, escribiendole al aire. Llevo un mes y medio ya reflexionando sobre una serie de eventos en mi vida y no puedo decirle a nadie cuales han sido mis reflexiones. 50 minutos de sesión no son suficientes, mis amigos ya están cansados de darle tantas vueltas, de sentir que conmigo no avanzan en nada. Reflexionar me ayuda, hablar de estos temas me ayuda a ir desentrañandolos, pero debo ser la única que se preocupa tanto.

Bueno, si se puede decir que actualmente tengo amigos. Quizás algún amigo, suelto y sin tiempo, desesperados con la vida adulta como cualquiera a estas edades podría estar. Estoy cargando todo en Iago y, en la medida que puedo, en Adry… Pero incluso eso está siendo complicado.

De momento no tengo intención de hacer nada con el blog. Lo utilizaré para trabajar en terapia, hacer las tareas que me va mandando la psicóloga. Y después, supongo, volveré a utilizarlo para expresarme. Para darle el espacio y el valor que tienen mis emociones y que siento que a nadie le importan.

Me duele el alma….

Año 2017

Nuevo año, nuevo resumen, nuevas ganas. Octavo año consecutivo que hago esta entrada. Y merece la pena.

Una foto : Este año pondré esta foto tan especial. Me produce tanta calma y paz interior…. Eso que necesitaba en ese momento y que solo ellos me pueden dar en paseos como estos….photo_2017-12-31_15-36-30

 

Un vídeo: Es un poco largo, pero merece la pena. El vozarrón y el sentimiento que le pone, y el significado que le encontraron a la canción…. Brutal.

 

Una canción: No vales más que yo – La Oreja de Van Gogh

*Un grupo: Vetusta Morla (repito este año porque sacaron disco nuevo :P)

Una frase:
Tarde o temprano, todo cae por su propio peso.

Una persona:
Deby, Clarisse…

Un lugar:
Oza dos Ríos

Un libro:
Juego de Tronos

Una película:
Kimi no na wa

Una serie:
Vikings

Una página web
Pinterest

Una hora:
Las 2 de la mañana

Un juego:
Life is Strange

Lo que más me gustó:
Poder ayudar, aún por encima de mis propias posibilidades. Sentirme más viva que nunca.

– Lo peor:
La depresión. Saber que volví a caer en ese pozo. Sentir que me ahogaba en él, que me podía el estrés y me sobrepasaba todo.

– Un texto: «Quiereme entera», de Dulce Maria Lyonaz

“Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz y sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras!”

 

– Un sentimiento:
Decepción.

 

Hace años me prometí a mi misma que nunca volvería a rendirme. Que nunca volvería a caer. Y este año me fallé a mi misma. Caí. Como una tonta, además. Caí de nuevo en lo más profundo del pozo. Fue a principios de Agosto cuando toqué fondo y llevo ya medio año intentando volver a flote (y creo que lo estoy consiguiendo).
Este año tambien aprendí lo que es ser una esponja… Y es que yo soy una esponja que lo absorbe TODO. Cualquier malhumor, cualquier mal rollo, me afecta y me va a afectar siempre, porque lo absorbo, me quedo con él, lo retengo en mi mente. Y me callo. Me callo y guardo y guardo y guardo. Hasta que no puedo más. Hasta las esponjas tienen un límite. Y ahí la depresión, la ansiedad, las ganas de morirme, los días en cama sin poder hacer nada, los problemas con los demás, mi actitud con los demás…. Una vez identificado el problema… espero que todo sea más fácil.

 

Por ultimo, no quiero despedir el año sin recordar que este año ha sido un año de pérdidas y ganancias. Empecé el año allá por Abril perdiendo a varias personas importantes para mi. Traicionada, infravalorada…. Seguí perdiendo en Julio, Agosto, Septiembre…. Pero por el camino también «gané» a varias personas. Recuperé a una, ayudé a otras…. Hice lo que pude siempre que estuvo en mi mano. Y aprendí.

 

Para 2018 me he propuesto metas más realizables, metas que no dependan de los demás. El año pasado me puse metas como «aprender a entenderme y entender a los demás» o «no rayarme tanto». Objetivos poco claros, poco específicos y que no siempre dependían de mi. Este año he intentado cambiar el enfoque.

  • Crear un horario para conseguir unos hábitos y tiempo para mí misma.
  • Objetivos de la UNED más eficientes.
  • Ahorrar mensualmente (esta con ayuda de algunas apps y al ser mensual…)
  • Pasarme juegos pendientes.
  • Leer más.
  • Separar lo personal de lo «profesional», de lo emocional. Aprender a distinguir.
  • Avanzar un poco hacia el veganismo

 

El 2018 va a ser un año mejor, no tengo ninguna duda. Feliz Año!!!!

 

 

Quise no llorar.

Y no lloré.

Me prometí no llorar.

Y no lloré.

Quise no sacar el tema. Obvié los hechos. Los ignoré. Hasta el abrazo final.

Y aún así no lloré.

Hasta que arrancamos el coche y lancé una última mirada.

Quise no llorar.

Aunque las lágrimas fueron difíciles de mantener.

Y lloré.

Fueron 4 lágrimas en silencio, ocultas tras mis gafas de sol. En la soledad de un asiento trasero. Qué complicado se volvió todo de repente. Lo que parecía fácil, se volvió difícil en un último abrazo.

Me prometí no pensar en ello.

Siento que en algún momento me rompí. Queriendo ser fuerte. Queriendo ser «independiente». Me rompí en mil pedazos. De repente me vi sola. De repente me llenaron mil pensamientos negativos. De repente me volví débil. Sentí que no podría con nada. Sentí que mis fuerzas se quedaban en Móstoles. Que los estudios se me venían grandes. Que los examenes se me venían grandes. Que el mundo se me venía grande. Que la vida se me venía grande. Que no merecía la pena.

 

Me prometí decirle al miedo adiós.

Intentar pensar en positivo (mientras pueda). Intentar mantener las energías (mientras pueda). Porque ahora podré tener 4 pensamientos negativos y alejarlos de mi mente. Porque ahora estoy muy ocupada para pensar. Pero dentro de un mes, todo será más difícil. Dentro de un mes, todo será más real.

Me prometí no hablar del tema. Y no hablaré.

Que todo siga su camino, que todo siga su curso. Que lo que tenga que ser, que sea. Que lo que tenga que pasar, que pase. Que la vida cambie, que la vida dé giros inesperados que me cojan por sorpresa. Que todo se caiga al vacío, o que sea yo la que se cae.

Sigamos.

«Y de repente apareces tu
Mientras me hablas hago que estoy dormida»

 

Carta a mis fantasmas

Queridos fantasmas:

Algún día dejareis de joder. Algún día dejareis de doler en mi alma, de pesar en mi pecho, de llenar mi cabeza. Algún día dejareis de amargarme las noches, de joderme los días, de nublar mi mente y mi visión. Algún día dejareis de empañarme los ojos y de hacerme nudos en la garganta. Algún día dejareis de hacerme temblar. Algún día me dejareis respirar.

Algún día tendré el suficiente valor como para mandaros a freír espárragos y deciros que vayais a joder a otra parte.  Algún día sabré ver y entender todo lo que pasó. Y podré verlo desde otra perspectiva.

Pero de momento, no puedo. Aún no es el momento.

Hasta la próxima, Irene.

Pesadillas

Hay días en los que no puedes más. En los que todo se hace cuesta arriba. En los que te agotas pensando en aquello que no deberías pensar. Basta una pesadilla, un mal sueño, y todo parece volverse interminable. La noche… la noche parece no tener fin.

Fue tan simple como otro viaje. Otro Londres en otra cosa. La misma persona, como por obligación. Estaba allí, porque tenía que estar. Pero ya no era ella. Ya no era yo. Ya no eramos nosotras. Y aún a pesar de ser un sueño, parecía tan real, y la realidad era tan dura, que el dolor se apoderó de mi. Otra vez.

Llevo dos días pensando… qué hice. Qué hice en esos dos años en los que no estuve, para que todo terminara así. Llevo dos días pensando en esa estúpida necesidad de hablar las cosas, de aclararlas, de solucionarlas. Esa estúpida idea de volver atrás, de recuperar lo perdido. Llevo dos días sin ser capaz de ver más allá de aquello que tenía y ya no tengo. Tres años no fue suficiente tortura, que las pesadillas aún siguen torturandome.

He tenido todo tipo de pesadillas al respecto. Al principio, eran pesadillas llenas de odio y temor, ambas sensaciones por igual. Pesadillas en las que me encontraba con esa persona y lo único que quería era pegarle puñetazos hasta reventarla. Tenía tanto miedo de mi misma que evitaba por todos los medios cualquier situación en la que pudiera encontrarme con esa persona, por el miedo a mi reacción. Una vez soñé que la perdía para siempre. Creo que esa pesadilla fue un reflejo de la situación que estaba viviendo, donde unas personas ajenas a mi la convencían para alejarse de mi. En ese sueño, fue para siempre. La vi caer desde una azotea, delante de mi, motivada por sus nuevas amigas. Es como si mi subconsciente me estuviese avisando de lo que pasaba. Que alguien por detrás, alguien ajeno a mi, estaba convenciendola para que no volviera a hablar conmigo nunca más… y lo consiguieron. Ese día me desperté muy alterada a las 4 de la mañana, fui incapaz de dormir de nuevo y le mandé un mensaje. Me llamaron loca, pero nadie va a entender nunca lo que sentí en ese momento. Creo que ese momento fue en el que la perdí para siempre.

Primero fue el odio. Odio a todos. A los antiguos amigos, a sus nuevos amigos, a ella y a su círculo. Me alejé. Me alejé de todos. Pero no puedes odiar eternamente. Quise hablar con ella, y en realidad nunca llegué a hacerlo. Nunca quiso. Y eso dolió. Y duele. El no haber hablado con ella, el no poder haber acabado las cosas bien, es lo que más duele. El no saber una razón exacta, el no tener unas palabras de su boca. Ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que la vi, la última vez que hablé con ella en persona, la última vez que las cosas estuvieron «bien». Ni siquiera me acuerdo.

Lo único que me quedan ahora son las pesadillas y los recuerdos. Los buenos recuerdos. Un viaje a Londres, una historia mal contada a través de mensajes en un autobús, de conversación de skype y documentos txt. Muchas horas muertas, muchas canciones escuchadas, mucho tiempo pasado que parece que ya no existe (y que nunca existió). ¿Acabarán algún día? ¿Acabará algún día esta tortura? ¿Alguien me ayuda a avanzar? A veces se hace tan cuesta arriba…. que duele. Agota tanto. Y a veces no puedo sola contra esto. No siempre somos tan fuertes como nos imaginamos.

The Great Gatsby

Hará como tres años que vi esta película por primera vez. Mi vida por aquel entonces parecía desmorarse, caerse a pedazos, romperse en mil cachitos para nunca volver a ser la misma. Miraba al pasado pensando que algún día todo volvería a ser como era antes, pensando que cada paso que daba era para intentar volver a una felicidad anterior. Pensaba que había hecho un montón de cosas por mucha gente, para hacerlas felices, y pensaba que así era feliz yo. Hacía quedadas en mi casa, pensando que eso era lo que quería la gente, venir a mi casa y pasarlo bien. Y pensaba que todo lo que organizaba era por ellos, y que de alguna forma… debían agradecermelo. Pensaba que la gente era una desagradecida.

 

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Desde que conoció a Daisy, toda la vida de Gatsby gira en torno a un futuro con ella. Todo lo que hacía, todos los pasos que daba, todas las fiestas, el dinero que ganaba, todas sus acciones giraban en torno a ella. Todo por la esperanza de volver a estar juntos. Esperanza.

Pero todo se tuerce y se retuerce. Los caminos se ramifican y los sentimientos se complican.  Gatsby quiere que Daisy dejé a su marido y a su hija y se vaya con él, que pretenda que nunca llegó a amar a Tom. Y no puedes forzar a nadie a mentir. Y así, forzando situaciones, todo se va despedazando. Todo el sueño de Gatsby, resquebrajado sin que él mismo lo sepa. Y hasta el último segundo, sigue esperando esa llamada, que para él nunca llega.

El final de la película nos muestra como, a pesar de todo lo que hizo, a pesar de todo lo que ofreció a la gente de manera altruista, a pesar de todo lo que amó, a pesar de toda la pasión que puso en todo lo que hacía… A pesar de todo eso, su único y verdadero amigo, su fiel compañero, siempre fue Nick. El final de la película nos muestra lo desagradecida que puede llegar a ser la gente, la superficialidad de la sociedad. Al final, Gatsby murió solo.

Ese día lloré. En cuanto acabé la película me puse a pensar acerca de todo, todo lo que me pasaba en ese momento, todo lo que había hecho por otras personas y todo lo que esas personas me habían dado a cambio, todo lo que esas personas habían no hecho por mi.

Quizás mi problema (y el de Gatsby) es que esperabamos algo de la gente. Esperabamos esa reciprocidad, que los demás pensaran en nosotros. Esperabamos que esas personas tuvieran todo eso en cuenta. Esperabamos que nuestros actos sirvieran para algo, cuando a veces no sirven para nada. Quizás nuestro problema era ese, que esperabamos. Confiabamos en la gente. Confiabamos en que la gente sería considerada. Yo pensaba que me debían algo, que tenían que hacer algo por mi. Pero… no puedes forzar a nadie a mentir.

Ese día me oculté entre los brazos de esa persona y lloré. Y me pasé media hora llorando, hasta que conseguí calmarme, hasta que mis pensamientos dejaron de ser tristes y se convirtieron otra vez en rabia. Esa rabia que me acompañó durante tanto tiempo