Injusto

Todo ha sido injusto desde ese día, desde ese martes. Ya no es el dolor por unas palabras dañinas, no es el trauma por haber sido rechazada y acusada de hacer «chantaje». Es una sensación de dolorosa injusticia desde el primer momento.

Yo no sabía nada. No sabía nada de lo que estaba pasando dentro de ese círculo. Ni lo sabía, ni pretendía saberlo. Y lo peor de todo es que para mi estaba todo BIEN. «Si no te mandé a paseo el otro día es porque no sabes todo el cuento». ¿Desde qué posición podéis juzgar mis actos si reconocéis que no sabía nada? En eso tengo la conciencia tranquila: hice lo que pude con la información que tenía y, para mi, ese martes 9 de septiembre fue un día donde todo quedó resuelto y me fui a dormir tranquila.

No puedo culparme porque al día siguiente no me dijeran nada al respecto. No puedo culparme por ser yo la que fui directamente a preguntar mis inquietudes. Hice lo que tenía que hacer, lo que se supone que hace cualquier persona con madurez afectiva, una persona que quiere construir puentes, que trata de comunicarse para que no haya malentendidos. Que prefiere preguntar antes que suponer. Una persona que sabe lo que quiere: relaciones sanas, aunque haya momentos incómodos. Sé que si yo no hubiese preguntado, ahora mismo estaríamos todos bien, este sábado iría al cumpleaños de Adry y no habría pasado nada.

Ya van 2 meses desde ese día y no me lo quito en la cabeza. No es el trauma. Es la desconsideración, la falta de atención, la falta de cuidado, la falta de interés por mantener una comunicación adecuada conmigo. La falta del beneficio de la duda. La ausencia de una pregunta que hubiera sido clave en todo esto: ¿por qué? ¿Por qué hice lo que hice? ¿Por qué dije lo que dije? ¿Por qué fui invisible para todo el mundo durante esta situación? O, más bien, ¿por qué creyeron que me entendían mejor que yo misma? ¿Por qué ese paternalismo? ¿Esa condescendencia? Si no quieres mantener conversaciones incómodas es que no estás preparado para tener relaciones sanas. Nunca asumí ningún nivel de confianza. Nunca sufrí por una honestidad expresada con cariño, pero es que parece que nunca fuisteis honestos. Nada de esto hubiera pasado si en su momento todos hubieseis dicho la verdad sin tapujos: oye, la llamada me sentó muy mal. ¿Qué pretendías con ella?

Todo se hubiese solucionado. Pero no. No tenéis la suficiente madurez emocional.

Tu continente

Será fácil contar historias para escondernos
Lo difícil será dejar que alguien nos eche de menos
Será fácil romper ventanas para escaparnos
Lo difícil será pasar a verte y decirte adiós

Lo conseguiste, eres el superviviente
Caminas solo sobre tu continente

Y ahora hay solo silencio
Solo silencio

Y preguntas al aire
Preguntas al aire
Tan dormido y despierto
Tan dormido y despierto

Porque nadie gritará en el desierto tu nombre (¡nadie!)
Nadie va a declararse culpable (¡nadie!)
Nadie piensa arriesgarse a buscarte (¡nadie!)
En las ruinas de tu ciudad, nadie

Será fácil cerrar los párpados, airearlos para no tener que vernos
Lo difícil será dejar que por los poros penetren dentro
Será fácil separar la mente de los actos y olvidar a los extraños
Lo difícil será acordarnos de lo que perdimos por no hacernos daño

Lo conseguiste, eres el superviviente
Caminas solo sobre tu continente

Y ahora que has conseguido ocultarte
Preguntas por qué

Porque nadie gritará en el desierto tu nombre (¡nadie!)
Nadie va a declararse culpable (¡nadie!)
Nadie piensa arriesgarse a buscarte (¡nadie!)
En las ruinas de tu ciudad (¡nadie!)

Nadie gritará en el desierto tu nombre (¡nadie!)
Nadie va a declararse culpable (¡nadie!)
Nadie piensa arriesgarse a buscarte (¡nadie!)
En las ruinas de tu ciudad, nadie

Año 2017

Nuevo año, nuevo resumen, nuevas ganas. Octavo año consecutivo que hago esta entrada. Y merece la pena.

Una foto : Este año pondré esta foto tan especial. Me produce tanta calma y paz interior…. Eso que necesitaba en ese momento y que solo ellos me pueden dar en paseos como estos….photo_2017-12-31_15-36-30

 

Un vídeo: Es un poco largo, pero merece la pena. El vozarrón y el sentimiento que le pone, y el significado que le encontraron a la canción…. Brutal.

 

Una canción: No vales más que yo – La Oreja de Van Gogh

*Un grupo: Vetusta Morla (repito este año porque sacaron disco nuevo :P)

Una frase:
Tarde o temprano, todo cae por su propio peso.

Una persona:
Deby, Clarisse…

Un lugar:
Oza dos Ríos

Un libro:
Juego de Tronos

Una película:
Kimi no na wa

Una serie:
Vikings

Una página web
Pinterest

Una hora:
Las 2 de la mañana

Un juego:
Life is Strange

Lo que más me gustó:
Poder ayudar, aún por encima de mis propias posibilidades. Sentirme más viva que nunca.

– Lo peor:
La depresión. Saber que volví a caer en ese pozo. Sentir que me ahogaba en él, que me podía el estrés y me sobrepasaba todo.

– Un texto: «Quiereme entera», de Dulce Maria Lyonaz

“Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz y sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras!”

 

– Un sentimiento:
Decepción.

 

Hace años me prometí a mi misma que nunca volvería a rendirme. Que nunca volvería a caer. Y este año me fallé a mi misma. Caí. Como una tonta, además. Caí de nuevo en lo más profundo del pozo. Fue a principios de Agosto cuando toqué fondo y llevo ya medio año intentando volver a flote (y creo que lo estoy consiguiendo).
Este año tambien aprendí lo que es ser una esponja… Y es que yo soy una esponja que lo absorbe TODO. Cualquier malhumor, cualquier mal rollo, me afecta y me va a afectar siempre, porque lo absorbo, me quedo con él, lo retengo en mi mente. Y me callo. Me callo y guardo y guardo y guardo. Hasta que no puedo más. Hasta las esponjas tienen un límite. Y ahí la depresión, la ansiedad, las ganas de morirme, los días en cama sin poder hacer nada, los problemas con los demás, mi actitud con los demás…. Una vez identificado el problema… espero que todo sea más fácil.

 

Por ultimo, no quiero despedir el año sin recordar que este año ha sido un año de pérdidas y ganancias. Empecé el año allá por Abril perdiendo a varias personas importantes para mi. Traicionada, infravalorada…. Seguí perdiendo en Julio, Agosto, Septiembre…. Pero por el camino también «gané» a varias personas. Recuperé a una, ayudé a otras…. Hice lo que pude siempre que estuvo en mi mano. Y aprendí.

 

Para 2018 me he propuesto metas más realizables, metas que no dependan de los demás. El año pasado me puse metas como «aprender a entenderme y entender a los demás» o «no rayarme tanto». Objetivos poco claros, poco específicos y que no siempre dependían de mi. Este año he intentado cambiar el enfoque.

  • Crear un horario para conseguir unos hábitos y tiempo para mí misma.
  • Objetivos de la UNED más eficientes.
  • Ahorrar mensualmente (esta con ayuda de algunas apps y al ser mensual…)
  • Pasarme juegos pendientes.
  • Leer más.
  • Separar lo personal de lo «profesional», de lo emocional. Aprender a distinguir.
  • Avanzar un poco hacia el veganismo

 

El 2018 va a ser un año mejor, no tengo ninguna duda. Feliz Año!!!!

 

 

No sabes lo que es odiar

Hoy te volví a recordar y eso es algo que ultimamente casi nunca pasa. Ya no me haces falta.

Te odié. No sabes cuanto te odié. Durante mucho tiempo soñaba con encontrarme contigo, con discutir contigo, gritarnos, pegarte con toda mi rabia. Sé que nunca sería capaz de hacer algo así. Sé que solo eran sueños. Pero todos esos sueños demostraban lo mucho que llegué a odiarte.

No creo que se pueda odiar a alguien toda una vida. Sí, existe un tiempo, un período, en el que tienes que superar eso. Días, meses, años…. Me costó unos 4 años dejar de odiarte, cuando alguien por fin quiso escuchar mi versión, cuando alguien quiso saber qué me pasó, o por qué me pasaba. 4 años para sentirme escuchada. 4 años para dejar de odiarte. Y después de esos 4 años, llegó la melancolía, la pena, la tristeza, el «echarte de menos», el intentar por enésima vez hablar contigo. Síndrome de graduación. Me sentí desplazada, reemplazada….

Con el tiempo, aprendes que no es así. Aprendí que ya no necesito echarte de menos. Que ya no necesito nada de ti.  Aprendí que no sabes lidiar con los problemas y el día que tengas alguno de verdad, no sé qué será de ti. Aprendí que puedo vivir con la cabeza alta, porque, aunque no siempre hago las cosas bien, sé escoger a las personas que me rodean. Mi mente tiene una capacidad asombrosa para conseguir problemas con la gente que no me conviene. Y tú eres y fuiste, de entre todas las personas, lo peor.

No sabes lo que es odiar. Pero tampoco sabes lo que es cuidar, querer o apreciar. Te crees especial porque haces que los demás se sientan especiales. Y que te queramos. Pero cuando los demás no podemos hacernos cargo, cuando los demás no podemos cuidar, o querer, o apreciar. Cuando más necesitamos eso de ti…. huyes. Y yo te odié por huir. Te odié. Pero ya no te necesito.

No puedes, simplemente, dejar de lado a las amigas que te necesiten cuando tienen alguna enfermedad. Lo hiciste dos veces ya. Y lo seguirás haciendo. Y ojalá no te veas nunca sola. Ojalá no te falte de nada. Ojalá no necesites nunca que te cuiden o te quieran. Y ojalá tengas siempre alguien ahí para ello.

 

Hoy he visto varios dibujos tuyos. Van a ir todos a la basura, incluso aquellos que fueron un regalo o que me prestaste. Entre libretas y libretas he visto un dibujo nuestro en Londres. Nunca lo había visto. Y te eché de menos. Y eso es algo que tampoco pasa muy a menudo. Y que, espero, no vuelva a pasar nunca. Adiós, Antía.

 

Escribir para que nadie escuche.

Hoy toca. Creo que nadie lo leerá, pero antes de escribir directamente y provocar iras, lo escribiré por aquí y todo quedará entre estas «cuatro paredes».

Hace poco puse una entrada dedicada a quien me dejó marchar. Quiero creer que parte de esa entrada es verdad. Me gusta pensar que, cuando algo se acaba, ambas partes sufren. Porque yo sufro, me gustaría pensar que a la otra persona también le duele. Bueno, pensar eso no lleva a nada.

Esta vez no venía a decir eso. Esta vez me gustaría decir que en realidad, quien sale perdiendo en toda esta historia es la otra parte.  ¿Qué pierdo yo? Solo lo que la gente llama «vida social». Quedadas, eventos, tiempo que NO compartiré con ciertas personas. Poco más, porque poco más me aportaba (y ojalá estuviese equivocada). 

¿Qué pierde la otra persona?

– Un punto de apoyo aunque no lo necesites.
– Una compañía cuando todo el mundo falla.
– El ánimo de hacer lo que quieres y de llevar tus proyectos adelante.
– Un buen support con quien mejorar un adc.

¿Sabes por qué? Porque pensandolo esta mañana y viendo tus tuits esta mañana, me he dado cuenta de que, cuando estabas desanimada por tus estudios, quien te intentaba animar era yo. Que si yo no te hubiese dicho lo de sicue no hubieses pedido nada. No hubieses intentado nada. Que te he motivado con tus pasiones, manteniendo tu interés por las cosas, intentando hacerte ver lo que vales. Que cuando te creaste un blog (que no continuaste), la que siempre lo leía era yo, y la que te animó a continuarlo… ¿quien fue? Ah, sí. Yo. ¿Y cuando intentaste hacer una quedada y nadie, o muy poca gente, te fue? ¿Quien estaba allí? ¿Cuando planeaste quedar casi todos los sábados posibles en tu casa para ver pelis, quien te dijo «vale, hazlo que yo voy, sino lo hacemos en mi casa»? A veces tengo asuntos personales, no siempre puedo estar y es lo normal. Pero siempre que puedo, no pongo excusas. Estoy. Voy. Invito.

No tendré inteligencia emocional. No seré una buena amiga. Pero por decir cosas bonitas cuando todo el mundo te las dice, no considero que eso es «ser buena amiga». Ayer te desanimaste por tus estudios, y yo no sé si alguien te intentó animar. Yo lo hubiese hecho esta mañana en cuanto lo leyese, pero no quieres. Te hubiese dicho mil cosas esta mañana, solo para hacerte ver lo buena médica que eres, que no eres tan mala, y que pediatría es tu mejor opción. ¿Cuantos médicos habré visto sacarse el librito en plena consulta? Porque no tienes por qué sabertelo todo al dedillo, no vas a matar a nadie por ello, y aún tienes muchos años por delante para aprender a base de prueba y fallo. Pero no. Porque me estás dejando marchar, y  vas a perder mucho.

¿Qué pierdo yo?
– ¿Un ADC? No lo necesito. ¿Un support? Tampoco.
– ¿Un punto de apoyo? Si tengo algún problema, me habeis dejado claro que no puedo acudir a vosotras. Lo siento, pero ya aprenderé a mantenerme sola, sin ningún punto de apoyo. No pierdo nada porque no tenía nada.
– ¿Una compañía cuando todo el mundo falla? Jajajaja. Además, no todo el mundo es como yo.
– ¿Alguien que me anime? JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Y esto me hace más gracia. Siempre me siento muy sola, pero nunca me siento tan sola como cuando intento expresar mis pasiones y NADIE me apoya en lo que hago. A mi nadie me pregunta qué tal con Filo, o si tienen alguna duda de ética. No, nadie ha venido a mi. Y nadie me ha animado a seguir con el blog (aunque es personal), o con cualquier cosa con la que me haya empeñado. Cuando dije que quería hacer voleibol, cuando dije que quería ayudar a una protectora, cuando dije…. Solo silencio.

¿Qué pierdo? Intento poner en una balanza ambos pesos, y solo veo que la otra persona sale perdiendo. Quizás no es así, quizás no pierda nada. O quizás diciendo esto soy egocéntrica.

Puedo ser cruel, y lo seré ya que esto no lo leerás. Si no eres capaz de ver las bondades de los demás, ¿cómo crees que vas a ser buena médica? Si no eres capaz de lograr las metas que te propones, ¿cómo vas a ser capaz de hacer algo por los demás? ¿Quieres hacer un blog? Síguelo (pero ya lo has abandonado). ¿Quieres dedicarte a las personas y preocuparte por ellas? Hay miles de opciones, pero donar sangre no es solo una de ellas. Voluntariado, ayudas humanitarias, etc. Pero solo te preocupas cuando tienes que preocuparte para tus examenes, o para demostrar lo que sabes, o para decir «sí que me preocupo». Así no se hacen las cosas.
No vale decir «soy buena persona» y no hacer NADA por nadie. No, señores. Realmente me cansé del postureo friki de pensar que somos los mejores del mundo, pero por los demás no hacemos nada. No se es buena persona por ayudar al de al lado solo por tener aficiones afines. No se es buena persona por ayudar a un hermano, amigo, primo o sobrino, por decirle lo «bonita» o lo «pichurra» que es. Si, además de eso, aportasemos algo más a la sociedad, si pusieramos más de nuestra parte por desconocidos… ¿Qué vas a hacer si solo miras y juzgas? De verdad, me pone enferma.

En fin, no va el tema de eso. El postureo de «yo soy buena persona y tú eres tóxica» me cabrea la vida. A veces tendré comportamientos no deseables, pero al menos soy todo lo auténtica y sincera conmigo misma que puedo. Tengo un mínimo de autocrítica y sé reconocer mis fallos. Sé reconocer cuando me comporto «mal», cuando no debí hacer algo. Pero también sé cuando hago las cosas bien, cuando hago todo lo que puedo por los demás. No, no soy tan mala como crees que soy.

Pero… ¿sabes qué? Me da igual. ¿Quien pierde? Yo, desde luego, creo que no. Y de todo esto ganaré algo, porque de todo esto aprenderé algo. Dudo que tú vayas a aprender algo. Dudo que tú sepas reconocer donde te equivocaste, y dudo que vayas a aprender de esos errores. ¿Quien es orgullosa? Yo, desde luego, no. Las perdidas se convierten en ganancia tras pasar por la fase de duelo. ¿Qué ganas? ¿Tranquilidad en tu vida? ¿A costa de qué, a costa de cuánto? ¿Merece la pena? No creo. A mi no me merece la pena perder. Aprenderé por el camino, pero si puedo no perder, no me rendiré.

Excepto cuando me dejan marchar. Y me estás dejando marchar. No te arrepentirás, porque ya sé que para los demás valgo muy poco, pero… ¿qué importa cuanto vales para los demás? Lo importante es cuanto valor te das a ti mismo. Ser auténtico contigo mismo. Eso es lo que importa.

A quien te dejó marchar

Entrada sacada del blog Compartiendo macarrones, a través de Eva Cp en Facebok

Leí una vez, que cuando no podemos expresar nuestros sentimientos porque las palabras se agolpan en la garganta, cuando no nos va a escuchar quien tiene que hacerlo o cuando, simplemente, es mejor quedarse en silencio, lo mejor es escribirlo. Y funciona. Me funcionó en su momento. Hoy, me he visto reflejada en las pupilas de un desconocido y me he reconocido, tiempo atrás, en una situación similar. Por ello, he escrito estas letras. Para todas aquellas personas que necesitan decirse algo a sí mismas y a alguien en especial.
No se trata de rencor, no se trata de querer y no poder. Que no queremos cambiar nada y de nada serviría poder hacerlo. Simplemente, se trata de leer estas palabras, y sobre todo, de que alguien las lea. Porque en algún momento de tu vida, alguien te dejó marchar, y aunque haya llovido bastante desde entonces y sus huellas se hayan borrado por completo, de vez en cuando, recuerdas que un día alguien te dejó marchar. Y hoy, simplemente, quieres darle las gracias porque sin él, o sin ella, y esos días grises, hoy todo sería diferente. Por lo que, a quien nos dejó marchar le doy las gracias, por habernos construido.
Hubo días malos. No vamos a fingir que no ha sido así. Hubo días muy malos. No sé si los hubo para ti, me imagino que sí. Cuando algo se acaba, aunque una de las partes esté totalmente convencida, siempre duele. No porque tengamos alguna duda, ni porque no lo deseemos, sino porque en algún momento, cuando todo comenzó, pensamos que el final no llegaría nunca. Y sin embargo, llegó, porque todo acaba, de una manera u otra.
Pero también hubo días buenos. En los que comparas, y te das cuenta de que tal vez es mejor así. Y que, probablemente, hubiera sido mejor así desde hace más tiempo del que queríamos creer. Que nos aferramos tanto a algo, simplemente por rutina o por comodidad, que olvidamos todo lo bueno que nos estamos perdiendo. Y me resulta sorprendente, cómo una persona puede cambiar por su pareja, moldearse hasta perder su esencia y volverse en blanco y negro, perder todo el color.
No te deseo nada malo, de hecho, espero que encuentres el amor y, que esta vez, no tenga punto final. Digamos que este es momento “Someone like you” de Adele pero, bromas aparte, has de saber que no hay aversión en mis palabras. Que, simplemente, las cosas no siempre salen como queremos. Que esa frase de “no eres tú, soy yo” tiene más sentido de lo que queremos creer. ¿Que qué pasó? La vida. De nada sirve estar con alguien por pena o compromiso, simplemente es alargar lo inevitable. Has de saber también, que las cosas se pudieron hacer mejor, pero que tampoco es fácil. Que los hechos se van desencadenando un poco al azar y otro poco con la mala suerte.
No lo sé. No sé qué pudimos haber sido. Y ahora, la verdad, no me importa. Me importó en su momento, y esa idea rondó por mi cabeza hasta que mi imagen de ti se difuminó y se perdió entre mis recuerdos. Porque, si algo tengo claro, es que siempre permanecerás ahí, en alguna parte de mi memoria, como alguien especial. Que si nos encontramos, no quiero que actuemos como desconocidos, porque si algo duele realmente es fingir que algún día no fuiste importante para mí.
Pero alguien ocupó tu lugar. No tiene por qué ser una pareja. Tal vez fue una amiga, un amigo, tal vez un familiar, un compañero, un hobby. Y, obviamente, alguien ocupó el mío. Y así es como ha de ser, no quiero huecos vacíos en ningún corazón. Pero también tengo que decir, a quien me dejó marchar, que es una decisión con la que tendrás que cargar el resto de tus días. Que puedo prometerte, que jamás encontrarás alguien como yo, al igual que estoy segura que nunca conoceré a nadie como tú. Porque todos somos únicos, inigualables, especiales desde los pies a la cabeza. Que nadie te volverá a mirar con los mismos ojos, ni te sonreirá de la misma manera. Que nadie volverá a hacerte reír del mismo modo. Ni a hacerte llorar. Y tal vez, en algún momento, cuando creas que me olvidaste, alguien pasará a tu lado con mi perfume y durante unos segundos volverás tiempo atrás. Y pensarás. Pensarás en mí.
¿Sabes qué creo? Que un día cualquiera, una mañana cualquiera, después de un tiempo, te despertarás con alguien a tu lado y te darás cuenta de que me echas de menos.
Hay historias que nunca acaban pero, del mismo modo, hay otras que nunca llegaron a empezar. Te deseo lo mejor a ti, y a quien te dejó marchar, por hacernos libres.

Estúpidas pesadillas que siempre vuelven. Una y otra vez.

Confianza… Ya, claro

¿Confianza? ¿Qué es eso? La perdiste. Te la quitaron, poco a poco, lentamente. A base de desilusiones, de noches largas, de mañanas tristes. Y que a nadie le importara. Y a nadie seguía sin importarle.
Al final, te das cuenta de que…

Y dejas de confiar.
¿Y tu familia? ¿Qué dice tu familia? Juzga sin saber, y ni se preocupa. Se piensan que…se piensan que. Como si la vida fuera fácil simplemente porque te lo dan «todo», porque no te falta «nada». Y sin embargo tampoco a ellos puedes contarles el más mínimo problema. Sólo te crea quebraderos de cabeza.
¿Y la amistad? La gente juzga sin más. Justifica. «Será un mal día». Ojalá. ¿Como confiar en ALGUIEN con tal panorama? No escuchan y emiten juicios de valor. ¡Qué valientes!

Y asi es como se pierde la confianza. En casi todos (salvo UNA persona… Qué triste).

Fragmento III – Amistad

Gracias, queridos compañeros, por acompañarme en este viaje.

Es un placer teneros aquí, leyendo esto, un texto en el que os demuestro lo importantes que sois para mi. Todas esas personas que han compartido alguna vivencia conmigo y han soportado todos los conflictos que se han presentado ante nosotros.

Primeramente, querría agradecer a aquellos que solo están ahí por el interés pero que, en el fondo, no han apreciado mi compañía. Gracias, de verdad. Ha sido gratificante darme cuenta, poco a poco, de que habeis estado ahí solo cuando a vosotros os ha interesado. Para todos vosotros:

«Por el interés, te quiero, Andrés.»

A los que ya no están, me gustaría decirles también unas palabras. Por todo lo que me habeis enseñado, por demostrarme «cómo soy» y todos esos calificativos. Mi egoismo y mi autoestima os lo agradecen mucho.Me habeis demostrado que hay gente por la que no merece la pena luchar.

«No vale la pena luchar por una persona que no lucha por ti.»

Mencionar también a los que dicen que he cambiado, que no soy la misma. Os pregunto «¿Por qué?». No será que no lo he intentado lo suficiente. Y, para los que piensan que «estoy ausente», solo decir que no, no estoy ausente. Pero no voy a estar para alguien que no está para mi cuando lo pido expresamente.

«Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.»

 Y, a aquellos que en su momento fueron ‘amigos’, y que ahora simplemente son personas a las que no me gustaría ver (alguna que aún me gustaría tener cerca, en algunos momentos). A vosotros, daros las gracias por todo lo que habeis sido, y lo que, a lo mejor, os habeis perdido. El pasado es pasado.

«Todos sabían lo que tenían, pero nunca pensaron que podían perderlo»

Gracias, amigos míos, por haber estado en los mejores momentos de mi vida. Gracias, por NO estar en el momento en el que dije «quiero desaparecer». Gracias por NO estar el día en el que me di cuenta  que los que no estaban, no merecían la pena. El día que me di cuenta que la amistad va mucho más allá del «estar» o «no estar», y lo que importa es el presente. El día a día, el aquí y ahora. No nos podemos quedar anclados en el pasado, en cosas que hemos hecho o hemos dejado de hacer (o no hemos hecho). Un concepto de la amistad distinto, del presente, del pasado, del futuro. De las personas que SIEMPRE han estado ahí, que siguen estando, y que quiero que sigan estando en todos esos momentos importantes de mi vida.

Un sms en su día no fue suficiente, a nadie le importó y nadie le dió la menor importancia (no me lo han demostrado, al menos). Así que, a todos vosotros, os doy las gracias, por absolutamente NADA.

Porque los amigos sabrán animarte cuando estás mal, sin tener que estar contigo ni pasar tiempo contigo. Porque puedes estar meses sin hablar con ellos, que todo será EXACTAMENTE igual que siempre. Por esos detalles que MERECEN la pena. Gracias, «amigos», por abrirme los ojos, por hacerme entender lo que de verdad significa «amistad».

«Si sientes que todo perdió su sentido, siempre habrá un ¨te quiero¨, siempre habrá un amigo.»

Vuelvo a pensar.

Por un momento, vuelvo a pensar en el alcohol. En la lluvia, en la noche, y en la posibilidad de que, por un casual, una casualidad, se mezclen. En un instante; una escalera. Y todo se esfuma. Todo se va. De golpe, a las tantas de la madrugada. Sin una palabra, ni un segundo para decir nada. Ni un aliento o respiro. Como si nunca hubiese existido. Como si cada recuerdo desapareciese entre la niebla y nunca más se supiese de él.

Y, de repente, una noticia te cambia la vida. No sabes qué pensar, qué hacer ni cómo sentirst. Tienes que ser fuerte, pero no te lo crees ni tú. Y no puedes dormir, pensando en la lluvia y en el día que te queda por delante. Porque, sabes, será el peor día de tu vida.

Y te derrumbas ya por la noche, en un único punto de apoyo, porque no puedes más. Porque, a veces, te cansas de ser fuerte. Te derrumbas. Y lloras. Lloras de verdad, por todo. Odias la lluvia, y la noche, las dos únicas cosas que desde siempre te han gustado… las odias. Por un día, por un instante… Llegas a odiarlas. La vida está llena de instantes.

Y, con el tiempo, vas odiando tambien el alcohol, y todos los problemas que causa, los que pudo causar. Y el tabaco. Y todos esos vicios «malos» que solo causan problemas, y que, a lo mejor, fueron, en parte, la causa de ese día.

Lo que puede llegar a hacer un capítulo de Cómo conocí a vuestra madre.

«Adiós, papá.»

Y cuando te pregunten «¿Qué le pasó?», tú sólo contesta que por qué no se lo preguntasteis antes. Que ya es demasiado tarde, que ya se ha ido. Que ha desaparecido y que no quiere volver. Quizás algún día.

¿Qué le pasó?

Cayó. Y la caída dolió, mucho. Y se dio cuenta de que solo había una persona que la recogiera. Solo una que la empujara hacia arriba, una única persona que la levantara. Solo una persona que le animara, que le ayudara a sonreír de nuevo cuando las ganas se le habían ido por completo. Que solo una persona estaba a su lado, con ella….  Eso pasó.

Simple Plan – Save You

Take a breath,
I’ll pull myself together.
Just another step until I reach the door
you’ll never know the way,
it tears me up inside to see you
I wish that I could tell you something to take it all away.


Sometimes I wish I could save you
there’s so many things that I want you to know
I won’t give up till it’s over
if it takes you forever, I want you to know


When I hear your voice,
it’s drowning in the whispers
your just skin and bones
there’s nothing left to take
and no matter what I do
I can’t make you feel better
if only I could find the answer
to help me understand

Sometimes I wish I could save you
there’s so many things that I want you to know
I won’t give up till its over

if it takes you forever, I want you to know


[that] If you fall, stumble down,
I’ll pick you up off the ground.
If you lose faith in you,
I’ll give you strength to pull through.
Tell me you won’t give up,
cause I’ll be waiting here if you fall
you know I’ll be there for you

if only I could find the answer,
to take it all away

Sometimes I wish I could save you
there’s so many things that I want you to know
I won’t give up till its over
if it takes you forever, I want you to know


ohh, ohh
I wish I could save you…
ohh, ohh
I want you to know…
Ohh, ohh
I wish I could save you…

Aprende a soñar, que soñando aprenderás

– «Cierra los ojos y verás». Eso no tiene sentido.
– Ya. *risas*

No  lo entiendo.  «Cierra los ojos, pero manten la mente bien abierta». Definitivamente, no lo entiendo. ¿Soy la única que le ve sentido a esa frase? Cierra los ojos y verás. Aprende a soñar. Las mejores cosas pasan con los ojos cerrados. Aprende a ver. ¿Es que no has aprendido nada?

Me volveré a quedar callada.