Hola, sí, la verdad es que necesito contarte algo con calma y prefiero hacerlo por aquí, porque sé que si te llamo acabaría mintiendo o suavizando las cosas para que no te duelan, porque soy una cobarde, y eso sería volver a engañarte. Y precisamente lo que no quiero es seguir en esa dinámica, porque no te lo mereces. Eres una buena persona y buena amiga, y no mereces que no te hable desde el corazón.
Lo primero es decirte que te aprecio mucho y te considero mi amiga. Realmente disfruto compartiendo mi tiempo contigo y me gustaría que sigamos haciéndolo. Pero sé que durante mucho tiempo he alimentado la idea de que éramos más íntimas de lo que yo realmente sentía. Y lo reconozco: NO FUI HONESTA.
Lo hice porque me cuesta mucho enfrentarme a los conflictos. Prefería seguirte la corriente antes que arriesgarme a hacerte daño o a discutir.
Ahora me doy cuenta de que al final he creado un problema mayor. Te estoy haciendo daño y es todo mi culpa. No tengo excusa posible.
Pero porque te aprecio, no quiero seguir en ese patrón contigo. Por eso prefiero ser sincera, aunque duela, porque creo que te mereces claridad y no quiero seguir alimentando algo que te haga daño, porque sí me importas.
Aunque te considero mi amiga, si es verdad que a veces siento que antepones tus problemas, dejando los míos un poco en segundo plano cuando hablamos, por ejemplo, el otro día la conversación comenzó con que te sentías excluída y que te sentías mal, y yo no estaba para nada bien…, sí que es cierto que después me escuchaste y me apoyaste, pero al principio sentí que era yo la que te tenía que consolar en vez de ser la consolada.
Para mí una amistad es un dar y recibir, y me gustaría que nuestras conversaciones fueran más equilibradas.
De hecho, considero muy importante aclarar lo del otro día: no es que no quisiera hablar contigo en concreto, es que no quería hablar con nadie, ni siquiera con ellos, de hecho te lo dije, creo. Pero insistieron y sí es cierto que cedí y es verdad que les pedí que no avisaran a más gente.
Por encima, cuando hablamos puse excusas usando a A*, diciendo que era muy sobreprotectora, cuando la realidad es la que te comenté antes.Eso estuvo fatal, y me sabe mal porque la dejé a ella en medio. Fue otra forma de evitar el conflicto directamente contigo, y reconozco que me equivoqué. No quiero que pienses mal de ella, porque fue decisión mía y la puse en una situación injusta. Fui yo. Ella solo se preocupaba, y yo la metí en medio para evitar el conflicto.
Reconozco que lo manejé fatal. No era que no quisiera contártelo nunca, sino que en ese momento necesitaba apoyarme en alguien con quien tengo un nivel de confianza más profundo. Y sé que a ti te pudo doler, porque tú piensas que realmente tenemos ese nivel de confianza, pero yo no lo siento así.
Me doy cuenta de que en algunas cosas somos muy diferentes, y eso a veces me hace tener cuidado con lo que comparto contigo para no molestarte, discutir o afectar a nuestra relación.
Para mí la amistad significa poder hablar sin sentirme juzgada, y a veces siento que eres algo extremista en cuanto a las opiniones de los demás cuando son diferentes a las tuyas.
Por eso te decía que no siento ese nivel de confianza tan profundo.
Prefiero que nuestra amistad se base en lo que sí compartimos y no en forzar algo que ahora mismo no es, pero que con el tiempo, puede serlo.
No todas las amistades tienen que ser iguales, y creo que lo nuestro funciona mejor si lo llevamos con tranquilidad, disfrutando de lo que tenemos sin forzar nada. Creo que lo bonito es que podamos seguir siendo amigas, mejorando poco a poco nuestra relación, apoyarnos cuando nos apetezca y disfrutar de lo que compartimos, aunque no sea todo.
No creo que sea necesario forzar un nivel de confianza que ahora mismo no tenemos. Prefiero que lo que tengamos sea natural y que nos haga sentir bien a las dos.
Por eso estoy aquí diciéndotelo ahora, porque no quiero que nuestra amistad se base en malentendidos ni reproches.
Sé que todo esto son errores míos por no saber afrontar estas situaciones.
No quiero seguir escondiéndome ni hacerte sentir engañada.
Me gustaría que, si seguimos siendo amigas, sea de forma más sencilla, sincera y sin tantas expectativas, simplemente, dejar que fluya y conocernos más, poco a poco, solamente siendo nosotras mismas y sin drama.
Realmente lo siento, porque sé que esto es injusto para ti, pero más injusto sería seguir así.
Te repito, yo te considero mi amiga, sólo que no tenemos tanto nivel de confianza como con otras personas del grupo, nada más. Y no es algo con lo que te tengas que obsesionar, simplemente, nos conocimos más tarde, o no somos tan afines o yo que sé.
Lo importante, y con lo que me gustaría que te quedaras es que realmente te aprecio y lo siento mucho si esto te causa dolor, ya que nunca fue mi intención herirte.
Te agradecería que lo leas con calma y analices también lo que sientes y lo que te he hecho, y lo hablemos para la semana, ya que ahora mismo estoy muy vulnerable y no es un buen momento para mi, pero no quería dilatar más esto en el tiempo.
Que opciones me quedan a mi de responder?
Ninguna. Era un callejón sin salida. Me dejaste una tarea que para mi nunca existió, pero que requería un trabajo por mi parte, un tiempo de «reflexión»… pero sin fecha, sin nada a lo que agarrarme. No tenía NADA que hacer. Para ti hubo un daño, un impacto, que NUNCA existió para mi porque soy incapaz de pensar mal de la gente.
Querías que le dedicara un tiempo que NO tenía a una tarea que a mi me costó un viaje en autobús y una noche en vela para resolver lo que para ti tenía que pensar hasta la semana siguiente, sin saber ni día, ni nada, ni qué coño estaba pasando en mi vida. La incertidumbre era absoluta. Para mi el martes había quedado todo en un «malentendido» y una llamada con muy buena impresión. El miércoles nada me hizo pensar lo que iba a ocurrir el jueves. Porque ocurrió. Porque fui a hablar con A*, que había cosas que no me cuadraban entre lo que había pasado en esa llamada y lo que habíamos hablado A*y yo, y quería «armonizar» la teoría, no quedarme con la duda y no tener esa incertidumbre en mi interior.
Hola. Podríamos tener una llamada o quedar un momento para hablar sobre esto? Hay ciertas cosas que no me cuadran demasiado y me gustaría hablarlas contigo. Como siempre, no es una obligación ni tiene por qué ser algo privado, pero si que prefiero hablarlo antes de que se me haga bola. Está bien si piensas que no tienes nada que decir o si no quieres hablar de esto, no pasa nada, aunque para mi es importante. Disculpa las molestias
…
Mira, si no te mandé a paseo el otro día, sinceramente, fue porque no me parecía justo porque no sabes todo el cuento, pero tampoco es algo que dependa de mi.
Mis reflexiones
«suavizando las cosas para que no te duelan, porque soy una cobarde, y eso sería volver a engañarte.»
– ¿Quién crees que decide lo que me duele o no me duele, C*? ¿Por qué crees que suavizando las cosas me van a doler más o menos? ¿Por qué crees que me estás engañando? No creo que seas una cobarde, cuesta ser honesto con los demás cuando tu autoestima necesita refuerzo constante y reafirmación en tus amistades más cercanas. El miedo al conflicto es real y no se debe minimizar, eso no te hace ser cobarde. Las conductas de evitación son normales, no son signos de debilidad ni de cobardía, y nadie te va a culpar por querer suavizar las cosas o evitar un conflicto. Por lo menos yo no pienso hacerlo, al menos. Creo que nunca he hecho nada que te hiciera pensar lo contrario, creo que nunca he dicho nada que te confrontara directamente cuando me hablas de tus problemas (las pocas veces que hayamos hablado de estas cosas).
«Pero sé que durante mucho tiempo he alimentado la idea de que éramos más íntimas de lo que yo realmente sentía»
– ¿Qué te hace pensar que yo considero que somos tan íntimas? ¿Crees que te cuento todo lo que podría contarle a cualquiera? ¿A M*? ¿Crees que espero de ti que me cuentes todo lo que le podrías contar a otras personas como A* o A*? ¿Crees si quiera que yo comparto contigo la misma idea de intimidad? Creo que te equivocas.
«Prefería seguirte la corriente antes que arriesgarme a hacerte daño o a discutir.»
– ¿Por qué me consideras tan frágil y, sobre todo, tan belicosa? ¿Por qué crees que decirme las cosas como son iban a llevar a una discusión? Realmente me pregunto si me conoces de verdad… Y creo que sí, creo que conoces esas partes de mi que yo permito que los demás vean. Y esto será culpa mía, quizás, por no ser capaz de mostrarme del todo o no saber expresarme bien. También creo que a veces se tiene una cierta «predisposición» a pensar mal de mi y se va un poco con esa bandera por delante, la de «si digo esto le va a hacer daño a Irene» o «es que me va a discutir esto y no quiero discutir»… Creo que no es justa esa etiqueta o esa «bandera». Así como A* insiste en que ella ha cambiado en estos últimos años, parece difícil de ver que yo también he cambiado o no os creéis del todo que realmente haya cambiado.
«Ahora me doy cuenta de que al final he creado un problema mayor. Te estoy haciendo daño y es todo mi culpa. No tengo excusa posible»
– ¿Por qué crees que has creado tú un problema o que me estas haciendo daño? No, no has sido honesta, pero lo que me ha hecho daño estos días (y que quede claro que es algo de estos días y nada más, pues nunca tuve otra imagen distinta de ti) es que no solo no fueras honesta conmigo, sino que por otro lado no estabas siendo honesta con los demás tampoco. Quizás ni contigo misma. Eso es lo que me duele. No hace falta que te preocupes por mi, pero considero que deberías preocuparte más por ti misma, decidir lo que realmente quieres, tomar las decisiones que consideres que tienes que tomar y ser clara a la hora de comunicarlas a los demás. No puede ser que a mi me digas que en realidad no querías ni siquiera hablar con ellos, y a ellos les digas que sin más no querías meter a nadie más. No sé si ellos han sido conscientes en algún momento que te estaban «forzando» a hacer cosas que quizás no querías hacer (lo pongo entre comillas porque no es exactamente lo que quiero decir), pero que no eras capaz de decir que no. Y esto ya te ha pasado alguna vez, esto ya lo hemos hablado tú y yo por llamada, lo hemos hablado varias veces y creo que sabes cual es mi postura al respecto. No puede ser que te insistan en cosas que no quieres hacer, C*, hasta que digas que sí, que las vas a hacer o que «quizás» las hagas cuando tú ya has decidido que no las vas a hacer. Como lo de ir a trabajar o lo de hablar con la psicóloga. Esto es una impresión mía, más que un hecho, pero es lo que te digo que a mi me duele. Que no sepas poner límites a determinadas situaciones a mi no me afecta, pero siempre siento que te agobias muchas veces por ello. Y te lo digo desde todo mi cariño, desde mi posición y mi intuición. No quiero que pienses que te estoy juzgando, en absoluto.
«si es verdad que a veces siento que antepones tus problemas, dejando los míos un poco en segundo plano cuando hablamos»
– ¿De verdad crees que antepongo MIS problemas cuando realmente nunca cuento mis problemas? ¿Cuándo he hablado de mi en general? Porque normalmente se habla de los problemas de otras personas menos de los míos… porque los míos no los externalizo! No sabéis cómo he vivido esta última semana, no sabéis realmente cómo he llevado lo de Janna porque aunque me preguntasteis y os dije «pues esto» realmente no sabéis que aún no he podido ir a dar de baja su chip, ni cuando he podido pensar en ella sin llorar (solo ahora empiezo a poder a hablar del tema y aún así me emociono muchísimo) o cuando he dejado de notar su ausencia como un dolor constante. ¿Cómo podéis pensar (porque sé o pienso que esto no proviene de ti solamente) que antepongo MIS problemas cuando, igual que tu, soy una persona que prefiero callármelos para no preocupar a nadie más y no os los cuento ni a vosotros? Es que no se los cuento ni a M*, C*. Hay cosas que no cuento ni a Iago. ¿Cuando mis problemas fueron una prioridad? ¿Cuando he dejado tus asuntos a un segundo plano? Incluso el otro día, sí, es cierto que empecé «mal» porque realmente lo que quería hacer era disculparme porque la situación parecía exactamente lo que estaba pareciendo y quería aclararlo y re-centrar la situación en ti. Sí, es normal que al principio sintieras que eras tú la que me tenías que consolar a mi porque exactamente era eso lo que parecía. Obviamente no era eso lo que quería, por eso precisamente me disculpé y redirigí la llamada a cómo estabas tú y a hablar de ti, que era lo importante en ese momento. De una llamada de 35 minutos, quizás los ¿10? primeros minutos fueron esos minutos incómodos, en los que expliqué la situación, el por qué estaba así mal yo y que no era importante y que lo sentía. Después re-centré la conversación a lo importante. ¿De donde sale ese sentimiento de que antepongo mis problemas? Me gustaría saberlo, la verdad, porque no lo entiendo
«es que no quería hablar con nadie, ni siquiera con ellos, de hecho te lo dije, creo………………. Eso estuvo fatal, y me sabe mal porque la dejé a ella en medio.No quiero que pienses mal de ella, porque fue decisión mía y la puse en una situación injusta»
– ¿Realmente crees que tengo un problema contigo o que realmente pienso que era algo contra mi en concreto? Si me dijiste que no querías hablarlo con nadie, ni siquiera con ellos, te creo. No tengo motivos para dudar. Y si no me dijiste nada del tema en ningún momento, sé que es que no querías hablarlo conmigo. Te pasé los árboles y te mandé un mensaje de ánimo para que supieras que estaba ahí si querías hablar en algún momento. Creo que en ningún momento te forcé a hablar conmigo. Creo que a mi me meterieron en la situación «a la fuerza», y lo siento si lo digo así… Es que lo siento así.
No pienso mal de A* ni mucho menos, creo que A* hizo las cosas con buena intención pero nadie (ni A* ni el resto) se paró a pensar nada por un instante. Entiendo la situación y sé que no era el momento de «pensar» en otras cosas, pero… ¿en qué posición me deja todo esto a mi? Me habla A*, me pide una cosa, me dice que es importante, que estás tratándote mal a ti misma y que necesitas eso. Me pide que no diga nada y que no me preocupe…. Pero no puedes pedirme eso… Pedirme a mi que no me preocupe por una amiga mía, independientemente del grado de «confianza» o amistad…. Yo, que soy una persona que va a remover el cielo y la luna por una persona a la que quiero tanto… C*, que te juro en serio que no me importa EN ABSOLUTO acercarme a Santiago a quedarme contigo, que lo haría por cualquier persona de mi entorno. Que a mi si me llama mi ex-amiga porque no tiene a nadie, yo voy y me quedo, por muy ESTÚPIDO que parezca. Que me he quedado una semana con mi cuñada, en todo momento, sin atender a MIS cosas, cuando la semana anterior estaba CABREADISIMA con ella por un vídeo que subió. Joder, que me dice M* que le pasa algo y me faltan segundos para pillar el primer vuelo que me lleve a Alemania, sin importarme cuanto cueste. Soy ESA clase de persona. Creo que realmente pedirme que no me preocupe, que no diga nada, que no haga nada…. Es esperar demasiado de mi en este sentido. Es malinterpretar por completo mi forma de ser y de querer. Es imposible pedirme que me quede quieta de brazos cruzados ante este tipo de situaciones y creo que cualquiera podría haberse dado cuenta.
«Y sé que a ti te pudo doler, porque tú piensas que realmente tenemos ese nivel de confianza, pero yo no lo siento así.»
– A mi no me dolió que no contaras conmigo, a mi no me dolió nada de lo que hiciste ese día. No creo que tengamos ningún nivel de confianza, no esperaba que tuvieras un problema y acudieras a mi a contármelo porque patatas, C*. Creo que conozco los límites, soy una persona bastante observadora y no me creo nada que no me digan en primera persona. No creo que tengamos «ese nivel de confianza» porque sé que no acudes a mi cuando tienes un problema, que tampoco estoy ciega ni sorda, sabes?
«eso a veces me hace tener cuidado con lo que comparto contigo para no molestarte, discutir o afectar a nuestra relación.»
– ¿Cuando, en qué momento, te he indicado yo que me molestaba algo de lo que compartes conmigo, que fuéramos a discutir sobre algo en concreto o que eso fuera a afectar a nuestra relación??? Cuando te he dado pie a pensar que no soy tolerante, que discuto por estos temas o que dejo que una discrepancia afecte a cualquiera de mis relaciones? Quizás tienes experiencias pasadas mías con otras personas, pero contigo creo que nunca nunca ha sido así. Pero es que para mi cada relación es única y si A* siente que tiene que tener cuidado conmigo para no molestarme, no discutir conmigo o lo que sea, tiene más que ver con A* y con cómo somos las dos y cómo nos relacionamos entre nosotras dos, que con cualquier otra persona. Y repito, estas situaciones con A* suceden porque no hemos aprendido a relacionarnos de manera sana entre nosotras, tenemos discrepancias y diferencias que se ven insalvables y que requieren un trabajo mucho más cuidadoso, más exclusivo, dedicado o como se quiera decir. Mis problemas con A* tienen múltiples causas y no son de fácil solución porque en cierta manera no somos compatibles y no se trata de serlo, sino de conseguir, con el esfuerzo de ambas, de llegar a un punto intermedio donde nos podamos sentir cómodas. Este objetivo está muy lejos de conseguirse, pero no tiene nada que ver con mi forma de relacionarme con otras personas. No soy una muñeca de porcelana, tampoco soy una persona que vaya a saltar por cualquier cosa y, si tu fuente es A*, creo que deberías ver más allá. Verme a mi, no la imagen que tengan otras personas de mi. Estoy aquí, soy accesible, siempre lo he sido aunque no lo parezca.
poder hablar sin sentirme juzgada, y a veces siento que eres algo extremista en cuanto a las opiniones de los demás cuando son diferentes a las tuyas
Y sí, el tema no iba sobre mí, sino sobre ti. No sé si fuiste tú, o A*, o A*, o quien fuera, pero alguien decidió involucrar a una tercera persona (a mi, en este caso, por lo que fuera) y eso fue meter un eje más en la ecuación que nadie contó con él. Como si esa persona no tuviera también sus pensamientos, sus sentimientos, su propia iniciativa, su propia situación, la información de la que disponía, ni el contexto… nada. Ni sus afectos, porque al final a mi me dicen que tú estás mal y yo lo único que hago es preocuparme, por mucho que me digan que no me preocupe. Creo que cualquiera se preocuparía.
– ¿Cuándo te he juzgado yo? Y pregunto con total incredulidad. De todas las personas que te rodean, no sé si todas, pero CREO que soy una de las personas que menos juzgan a los demás y que, concretamente a ti, nunca he juzgado nada de lo que dices, ni haces, ni ninguna decisión que tomes, ni ningún pensamiento…. Nada. Siempre te he respetado en todos los sentidos, esté o no esté de acuerdo contigo. ¿Qué no querías volver a terapia hasta después de Navidades? Está bien, es una decisión que has tomado. ¿Qué no querías ir a trabajar el otro día? Está bien, es así como te sientes, no te voy a juzgar por ello! Y si no quieres ir, no vayas, no pasa nada! No me parece justo que digas que conmigo no puedes hablar sin sentirte juzgada cuando SÉ que los demás, aunque sea por tu bien, te fuerzan a decir cosas que no quieres decir, hacer cosas que no quieres hacer y sé que a ti te cuesta decirles que no. Aquí creo que no estás siendo honesta contigo misma, como ya te dije antes, porque si hablamos sobre juzgarte, quien más te juzga realmente son las personas en las que más confías. Y sé que entiendes por qué lo hacen, pero no es justo esto que me dices a mi. Porque creo (y ahora no sé que creer, la verdad) que muchas veces tampoco estás cómoda con la forma en la que te tratan, pero te lo callas precisamente por no generar conflictos. Ahora mismo no sé donde está la verdad, porque no es algo que yo pueda decidir, pero creo que quizás deberías considerar esto que te comento. Porque al final siempre cedes, siempre dices que vas a hacer cosas que en realidad no quieres hacer o no vas a hacer. Y creo que ahí lo que pasa es que no estás siendo honesta contigo misma y no eres capaz de poner ciertos límites a ciertas personas.
«Prefiero que nuestra amistad se base en lo que sí compartimos y no en forzar algo que ahora mismo no es»
– ¿Y qué es? ¿Sientes nuestra relación forzada? ¿Crees que te he forzado a algo en algún momento? ¿Te he forzado a compartir algo que no quisieras compartir conmigo? ¿Te he compartido algo mío que no debería haberte compartido? ¿Te has sentido forzada a apoyarme en cosas en las que no me apoyarías si no fuera así? Porque creo que en ningún momento te he forzado a que me cuentes nada de tu vida, ni de tus problemas, ni de nada. Las conversaciones surgen y han surgido hasta ahora de manera bastante natural, o eso he sentido yo. Si el otro día se precipitó todo, espero que veas que ni fue mi intención ni considero que fue «mi culpa» (por así decirlo), porque realmente a mi me metieron en un asunto y todo el mundo esperaba que no hiciera nada. Y si me conocéis lo suficiente deberíais saber que soy INCAPAZ de quedarme de brazos cruzados cuando alguien que me importa lo está pasando mal, lo siento. Tengo que mandar, como mínimo, un mensaje de ánimo (como hice el otro día), un mensaje de «estoy aquí». Pero incluso ese mensaje sentó mal, al parecer. Pues oye, creo que no es mi problema. Tampoco considero que sea algo que deba cambiar, creo que es parte de mi, de mi forma de ser, algo que me caracteriza y de lo que puedo sentirme orgullosa. Es mi forma de querer y no creo que tenga que cambiarla. Si alguien es incapaz de aceptarlo, si alguien es incapaz de ver que las cosas que hago desde mi corazón no van acompañadas de ninguna maldad y que simplemente es un puro acto de amor, mi lenguaje de amor, pues quizás sea esa persona la que deba alejarse de mi.
«porque no quiero que nuestra amistad se base en malentendidos ni reproches».
– ¿Te he reprochado algo? Yo pido hablar los malentendidos entre las dos, sin terceros por medio. Sin mensajeros. Porque creo que es la forma más genuina de hablar entre dos personas con las mejores intenciones. Nunca he dudado de tus buenas intenciones y no pienso empezar a dudar ahora. Me niego.
«Te agradecería que lo leas con calma y analices también lo que sientes y lo que te he hecho»
– Pero es que no me has hecho nada, C*. Si, no has sido honesta conmigo. Creo que tampoco eres honesta contigo misma. Pero eso es algo que tienes que trabajar tú. La falta de honestidad ha generado una situación con A* desagradable, de C* dijo esto, yo tengo esta información, pues yo tengo esta otra…. Y sí, se ha notado que algo no cuadraba y que no estabas siendo honesta. Pero eso no me ha hecho daño. Me ha extrañado, porque si creía a A* era una cosa y si te creía a ti era otra, así que perdí la credibilidad en alguna de las dos y quise creer en ti. Quizás me equivoqué, pero porque nunca pensé que tú ibas a tener motivos para mentirme. ¿Y A* si tenía motivos para mentirme? No, tampoco, pero en una relación entre dos personas, prefiero creer a la segunda persona, y no a la tercera en discordia. Por eso también te llamé y por eso también cuando A* me dijo «creo que C* tiene cosas que hablar contigo» te dije «oye, tienes algo que contarme?». Y si, duele un poco darte cuenta de que alguien a a una persona y a otra persona decirle B. Porque lo que me dijiste a mi y lo que le dijiste a A* (o al grupo, no sé) no tienen nada que ver y son puntos contradictorios. Cualquiera puede ver eso. Y que A* se enfade conmigo porque le has dicho B cuando a mi me dijiste A y yo ya no sé en quien creer, me molesta un poco. ¿Pero qué hago? ¿Te voy a reprochar algo? No. ¿Voy a discutir contigo? No. ¿Voy a discutir con A*? Tampoco. A* está enfadada conmigo, está bien. Si se le pasa y quiere hablar conmigo del tema como le pedí, bien. Sino, también bien, la vida sigue y no tengo por qué detenerme por ella.