Objetivos de la terapia

● Atravesar este duelo

● Desentrañar por qué me siento siempre tan irrelevante. Por qué siento que mis opiniones, mi realidad, mis sentimientos… nunca valen nada para nadie. Por qué siempre vuelvo al mismo sitio a gritarle al aire, cansada de que nadie parezca escucharme. Como si fuera invisible para los demás. Por qué me siento tan ínfima.

● Aprender a pausar en los momentos de más agobio. Ahí es cuando meto la pata, cuando estoy al límite, cuando no me paro a pensar dos minutos sobre lo que voy a decir y cómo lo voy a decir, lo que quiero decir en realidad… Parar para analizar el impacto.

● Trabajar el rechazo.

● Encontrar mis mecanismos defensivos y pensamientos disfuncionales para poder identificarlos y discernir entre lo que es «real» y lo que solo está en mi cabeza.

Mi resumen de 2020 y yo ya con mis movidas:

Y esa sensación de gritarle al aire. Esa sensación de que mis opiniones, mi realidad, mis sentimientos no valían nada. De que mi tiempo no valía nada. De que mi trabajo no valía absolutamente NADA.

Y toda mi vida, si reviso este mismo blog, ha girado en torno a esa premisa. La de la invalidación constante, la de l

2021

La última vez que escribí aquí tenía 26 años, mi vida estaba patas arriba, mi madre había fallecido 6 meses antes y yo estaba a punto de irme de viaje a Orlando, feliz por haber terminado las prácticas del ciclo. ¿Cómo podía seguir siendo tan… ilusa? Tan inocente. El año 2019 se iba y yo en su momento despedí ese año con una frase que aún hoy me hace sentir una payasa: «lo bueno de haber pasado un 2019 taan malo, es que el 2020 solo puede ser mejor». AJAJAJAJHJA Ay, esperen, que me recupero. El 7 de enero de 2021 hacía un resumen del 2020…. desde el 2019 solo he ido cuesta abajo y sin frenos, ay. Voy a aprovechar esta entrada para contar todo lo que ha pasado en 2020 también

Empezaba enero de 2020 saturada. Con una tendinitis en la muñeca bastante limitante y aún así… Cargando y cargando sacos de pienso, todas las semanas. Y empezando la frustración. Fue la primera vez de muchas que dije «estoy saturada, me siento frustrada». Ignorando todo lo de la pandemia, el confinamiento…. Otro año de pérdidas. En abril despedíamos a Brandy. A mi Brandy. A mi gordito, que había pasado conmigo casi media vida, 15 años a mi lado, todo un campeón. Su pérdida fue un dolor difícil de superar y en junio decidí adoptar a Key. Aposté por él y no me arrepiento de nada. El 19 de junio poníamos rumbo a León para recoger a una perrita que Iago adoptó…. Pero fue una perrita tan complicada que Lux acabó formando parte de esta familia. No estaban preparados el uno para el otro…. Yo seguí cargandome responsabilidades a las espaldas. Durante todo el verano se sucedieron los «me frustra esta situación»…. Y nada cambiaba. Nunca. ¿Quien puede…? Irene. Irene siempre puede. Pensando en que, quizás, así quitabamos trabajo a quien no podía más. Búsquedas, recogidas, acogidas, adopciones, mercadillo… espacio y tiempo. Un tiempo que cada vez escaseaba más. Empecé a trabajar. Por primera vez en mi vida tuve un trabajo, un contrato, un sueldo. También durante estas fechas retomabamos el curso de IAA con Yaracan…. Ese desastroso mes de septiembre 😅 Por más que mis amigos me decían «oye», yo no quería escuchar. Pero sí, en algún momento me saltaron todas las alarmas con el curso. Se hicieron muchísimas cosas MUY mal. Fue una experiencia bastante desagradable que no repetiría. Ese momento debí haber dicho «ya está», debí haber dejado de cargarme cosas encima. Haber dejado de responsabilizarme de varias cosas. Haberme quitado responsabilidades. No era mi trabajo…. Pero solo una vez dije «no puedo»…. Me duró una semana. Seguí. Seguí haciendo lo que podía como podía. Y la frustración aumentó, porque parecía que nadie más podía! Y eso me pasó factura. En octubre empezaba mi particular «hasta aquí». Mis límites. No podía más. Y daba igual cuantas veces lo gritara, no podía más. Incluso aunque me «dieran la razón» (¿desde cuando eso es imporante?), aunque pidiera ayuda…. Nada cambiaba. Nunca cambió nada. Y esa sensación de gritarle al aire. Esa sensación de que mis opiniones, mi realidad, mis sentimientos no valían nada. De que mi tiempo no valía nada. De que mi trabajo no valía absolutamente NADA. Todo eso se fue colando en mi, como el atisbo de una sombra por la que no estaba dispuesta a volver a pasar. Así que acabé diciendo HASTA AQUI. Yo misma me doy mi valor.

Acabé el 2020 deseando no volver a caer en esto, no volver a ayudar más, no hacer más voluntariado…. Acabé 2020 pidiendo paz y calma, diciendo que no volvería a hacer voluntariado en ninguna de sus formas durante una (larga) temporada. Esto escribía el 7 de enero. Y si tuviera que hacer algún resumen similar del 2021…. No recuerdo ni la mitad de cosas que he hecho. Ha sido un año de los más complicados, no sé si incluso diría el más complicado desde 2012. Este año he perdido todo sin ganar absolutamente nada.

Durante el primer trimestre del año, mi gata, Navi, desapareció de casa. Me pasé meses búscandola, colocando carteles, saliendo todas las noches, incluso con toque de queda, para buscarla. Nunca apareció. Sigo sin ella, y después de un suceso desagradable que me encontré en el jardín, no tengo ninguna esperanza. La perdí. No sé qué le pasó, ni quiero saberlo, solo sé que la perdí. Que ya no está y que no creo que vuelva. A veces aún sueño con que vuelve, que aparece por casa…. Voy a pérdida por año y no puedo.

Además, empezaba el año comentandole a mi psiquiatra que sentía que no estaba disfrutando de nada, que tenía la sensación de que me estaba deprimiendo de nuevo, que no estaba bien, que nada me motivaba….. Mi psiquiatra dijo que estaba bien, que me veía bien, que solo seguía con el problema de no dormir bien, pero que bueno, que ajustabamos la medicación…. No salí muy convencida. Volvió detective conan a la gallega y yo le empecé a coger el gustillo de nuevo, así que volví a viciarme. Me sentí «viva» durante una temporada. Tenía una aficcion, un gusto, estaba disfrutando de algo y me sentía bien. Todo estaba yendo bien.

Y desde ahí…. caida mortal. Triple salto con fatídico desenlace. Me prometí no hablar de Glifo y no lo haré. Cometí muchos errores personales que me llevaron a uno de los peores días de mi vida. Las 2 peores horas de mi vida, discutiendo con personas a las que quería y quise tanto. 2 horas en las que me rompí y nos rompimos. 2 horas en las que no quise más que morirme, allí, yo sola, en el portal de mi casa, plantada y discutiendo sinsentidos y sin razón. La conciencia tranquila porque hice lo que creí correcto en el momento que creí correcto siempre, pero eso no quita el dolor. Después de subir a casa y cenar, sentí tanto dolor que solo quería que aquello acabara y no me importaba cómo. Tuve miedo, tanto miedo que no me vi capaz de dormir sola y me fui a casa de Iago. Al día siguiente me despedí de ellla y ahí se acabó la historia, una historia que llevabamos 6 años escribiendo. Fue un punto y final.

A todo esto, mientras todo esto sucedía, yo sabía que estaba cayendo más y más. Y sabiendo que esto estaba pasando, traté de pedir ayuda, traté de cerrar capítulos pendientes para que todo quedase finalizado y yo pudiese reiniciar mi vida. Solo quiero eso, reiniciar, olvidarme de todo. Mi vida se estaba desmoronando por completo, tenía un pilar resquebrajado soportandome y la vida parecía que no quería dejar de golpearme. De repente me encontré con más peso encima de lo que mi pilar endeble podía sostener. De repente mi edificio no tenía cimientos y aún así todo seguía recayendo en mi. De repente me encontraba intentando sostener una amistad que no se sostenía, una pareja que no se sostenía sola, un trabajo que no paraba de exigirme, una casa que se me venia encima, un gato que a nadie le importaba…. Una vida, MI vida, que se me escapaba de las manos como si fuera agua.

Tuve que reforzar los límites, parar el mundo, pedir tiempo, pedir espacio, desprenderme de cosas pesadas para poder continuar. Aún a día de hoy no tengo muy claro en qué punto estoy, pero supongo que de alguna manera me estoy recomponiendo. Aún quedan tabiques por tirar y cimientos que construir de nuevo. Siento mucho si has sido una de esas personas que no han pasado mi criba. Espero que entiendas que he tenido que tirar los cimientos de mi casa para sobrevivir y que toca construirlos de nuevo…

No voy a hacer la clásica entrada de «una foto, un vídeo, una canción, etc.»… Quizás sí que mencione ciertas cosas. Como canción, diría que

«Triple mortal»

Grupo este año no tengo. Tampoco una frase…. quizás esa que dice «contigo no sé quien se va, no se quién gana ni soy tu rival»… No tengo una persona este año. Es más, ha sido el año de las decepciones, del soltar lastre, de la soledad. Un lugar sería Londres. Volvi, después de tantos años…. No he leido ningun libro. Tampoco tengo una película que haya quemado este año. Eso sí, ha estado cargado de series buenas: Detective Conan, ARCANE, Wandavision, Loki o Hawkeye. Ni páginas web, ni horas preferidas. Un juego? no sabría decir tampoco.

Lo que más me gustó del año? No voy a negar que aunque fueron muchos malos momentos juntos, algo sí que he disfrutado. El viaje a Londres, quizás fue lo más llamativo, lo mejor y lo que más disfruté, pero he aprendido que hay muchos grises en la vida y que no siempre es todo tan blanco como nos parece, así que….

Lo peor: no saber parar. No saber cuando parar. No saber decir que no. No saber rendirme…. Seguir intentandolo una y otra vez, hasta el desgaste absoluto, hasta la depresión absoluta…. Y el esperar más de la gente de lo que debería esperar.

No hay textos. Quizás solo el sentimiento de soledad que me ha inundado durante todo el año. Me he sentido muy sola en todo momento. No puedo considerarlo del todo un sentimiento negativo, pero he necesito aprender a vivir la soledad de diferentes maneras. A veces era desgarradora, otras veces solo me producía calma.

De propósitos para este 2022…. pocas cosas, pero creo que pueden ser útiles en mi vida:

  • sacar una foto al día. Si es de/con gente mejor.
  • Caminar un poco. Si pido algo en alguna tienda online, pedir que me lo manden a algún punto de recogida cercano en vez de a casa, así voy andando hasta ese punto.
  • Dedicar un mínimo de 10 minutos al día a desarrollar algo de la historia de Yuki al día. Da igual lo que sea: personajes, background, worldbuilding, una escena, un diálogo…. No ofuscarme si hay una parte que no sé cómo continuarla, simplemente pasar a otra parte y escribirla…. Ya continuaré eso que no sé en otro momento. Pero escribe. 10 minutos al menos.
  • Dedicar un tiempo para documentarme para escribir. Leer historias similares, ver series relacionadas…. tener información para poder desarrollar la historia.

El eterno vidrio roto

Hoy voy a hablar de ti.

De los años que me volvi loca por ti. Mi amor platónico. Siempre te he llamado así. Te pierdo y te encuentro, pero nunca nos damos encontrado. Nunca en el momento exacto. ¿Que pasaria en el momento exacto? ¿Qué si fuera el momento ideal?

Hace 4 años… Quizás hubiese dudado más. Hace 4 años, yo aun pensaba en huir a Madrid y encontrarme contigo. Pero ya no huyo a Madrid y, sobre todo, ya no me encontraba contigo.

En mi interior, algo hace 4 años decidió matar esa historia. «Cosas de cria» me decía. Tus palabras de alguna vez aún resonaba un poco en mi cabeza «para mi eres como una hermana pequeña». Crush. Pedacitos de cristales rotos. Pero no dolió tanto. Al fin y al cabo, solo fue una historia que en ningun momento pudo haber sido y no fue.

Pero ahora estoy como hace 4 años. Con más historia, más madurez y más responsabilidades por delante. Con ideas de futuro. Y tu, con tu vuelta a la libertad. ¡Podemos vernos! ¡Podemos llamarnos! ¡Podemos cenar juntos! Oooh!

Pero yo ya tengo mi casa. Mi hogar. Un sitio al que regresar. Mi mundo compuesto. Y no sería capaz de descomponerlo por ti.

Dejemoslo en… platónico. Y si algún día este sentimiento se convierte en algo más intenso, tan intenso como lo fue durante años… Ya veremos. Ojalá. Ojalá que no.

26 años

Esencialmente hay tres formas de contar el paso del tiempo. Puede ser de año en año, como venía haciendo hasta ahora cuando todos los años a las 00.00 del día 1 de enero publicaba una entrada en este blog, resumiendo como me había ido ese año. Otras personas cuentan los años por año escolar, de septiembre a septiembre, porque les es más fácil llevar así la cuenta.

La ultima forma es la que traigo aquí: por cumpleaños. Y es que hoy cumplo 26 años.

 

Creo que si pienso en mis 25 podría decir que ha sido el año más difícil de toda mi vida y no me equivocaría ni un ápice. Empezaba este año con la sombra de una enfermedad que nos acompañó durante toda la primera mitad, desde junio hasta enero.  En diciembre, en fin de año, no tenía energías para resumir el año. No es que no le viese nada positivo al 2018…. Es que cuando una enfermedad como el cáncer llena tus vidas, todo se vuelve más pesado…. Las discusiones, las clases, las preocupaciones, la impotencia…. Todo suma. Aprendes a ser más diligente e intentas ser más comprensiva y, quizás, más compasiva. Y es que nunca sabes lo que pasa por la mente de una persona que tiene la muerte en los talones…. Y nunca sabes cuando llegará ese momento.

 

Porque quizás llegue. Mi madre nunca dejó de luchar. No se rindió, pero… su hígado no pudo más. Empezamos así la segunda mitad de mis 25 años. El 22 de enero de 2019, mi madre nos dejó. Sentí cierto alivio… sabía que estaba sufriendo. Me pasé esa noche con ella y no pude dormir en toda la noche porque sabía que se estaba yendo… Así que me sentía más tranquila. Simplemente, dejó de respirar. Dejó de existir.

Creo que aún es ahora cuando empiezo a aceptarlo. Todo el trimestre siguiente, el último del ciclo de Patronaje que estoy haciendo, giró en torno a ese hecho. De por si es un estrés este período… Tienes que estudiar, aprobar, hacer trabajos, planear las prácticas…. Y sumándole el hecho de tener que aprender a vivir en otras circunstancias, con más preocupaciones, con papeleo encima y sin un apoyo que para muchos puede ser esencial… Me encontré ahogada y perdida. Lo pasé MUY mal.

Por suerte,  conseguí aprobar todas y poder entrar en una empresa de producción audiovisual para hacer las prácticas. Me fui a Madrid y desconecté.

 

Pensé que 3 meses en Madrid me ayudarían. La verdad es que no estoy segura. A veces he tenido la sensación de estar huyendo de la situación, más que aceptarla y «superarla». A veces tenía la sensación de que al volver a casa nada habría pasado y mi madre estaría esperandome o me llamaría en algún momento para preguntarme que qué tal. Tampoco han sido tres meses fáciles. Nada ha sido fácil este año, por desgracia.

 

Pero… Aquí estamos. Acabé las prácticas hace  una semana. Ha sido una experiencia enriquecedora y maravillosa. No sé, me han metido el gusto por coser más y me gustaría poder hacer el master en diseño de vestuario aquí en Madrid (pero es muy caro). Ha sido juntar mis dos mundos: el patronaje y la comunicación audiovisual. Y estoy muy contenta por ello. Prácticas aprobadas, asignaturas aprobadas… Solo me queda presentar el proyecto!!!!

 

Además de haber aprobado todo, este año que pensé que suspendería en más de una ocasión, estoy ahora mismo a punto de cumplir otro de mis sueños: conocer a una de mis hermanas. No de sangre, pero si de corazón. Y es que Mine siempre ha llenado mi mundo y mañana por fin la conoceré en persona. No puedo estar más ilusionada…

Me gustaría que mi madre estuviese aquí para que pudiese ver todo lo que he ido consiguiendo durante estos últimos meses, poder hablarle de las prácticas, el viaje a Orlando, que pudiese ver que todo esto me hace muy feliz. En febrero-marzo yo no era capaz de pensar que este día llegaría. No era capaz de pensar que sería tan positiva. Pero hoy me siento bien, me siento con energías. Siento que los 25 ya están atrás y que empiezan los 26. Y que es otro año distinto.

 

Y que, por supuesto, será mejor.

 

Quien quiera leerlo que lo lea

Lo haré público para quien lo quiera.

Desde que reconocí que tenía un problema, todos los días han sido más malos que buenos. Y antes había día buenos, días muy buenos. También días muy malos. Pero desde hace un mes, los días han sido más malos que buenos. Y cada día peor. Me llegan mensajes, gente aclamando la positividad, el buen rollo y las buenas energías. Gente demostrandome ser más feliz si estoy lejos, que solo doy problemas, que no aporto nada bueno a la vida de nadie. Que soy inútil para todo el mundo. Gente que pone malas caras al estar conmigo, gente que pone malas caras al hablar conmigo, gente que me ignora.

Loca, paranoica, enferma.

Todo esto no pasaba cuando lo ocultaba (o, mejor dicho, cuando no lo reconocia). La gente me decía «madura», la gente me ignoraba en mis días malos y, en los buenos, todo estaba bien. Pero no me despreciaba. No sentía este rechazo constante. Y cuanto más haces porque te comprendan, peor. Cada vez más apartada, más ignorada, más excluida. «Más».

Ahora mismo no sé cómo tomarme las cosas. A veces me siento caer de vuelta al pozo, y no encuentro la forma de no resbalar de ese bordillo. Me dicen que de tiempo, y por más que intente explicar que el puto tiempo juega en mi contra, no lo comprenden. Y cada día, cada pensamiento que tengo, me hunde un poco más, me empuja un poco más. Y siento que caeré otra vez. Tengo grabado «Never Surrender» en mi piel, pero creo que ahora mismo…. quiero rendirme. Rendirme y dejar de existir.

Había gente que me mantenía de pie. Había gente que hacía que las cosas fueran más fáciles. Había gente por la que existir merecía la pena. Me aparté de esa gente y ahora todo se ha vuelto más y más difícil. Todo cuesta arriba. Cada vez se vuelve más autodestructivo

 

Tiempo. Juegas en mi contra.

 

 

Irrealidades

A veces las amistades son puras irrealidades y los símbolos que teníamos no tienen el mismo significado para todas las partes. Todo se convierte en una ficción tarde o temprano. ¿Lo peor de todo? Es que en el fondo ya lo sabías desde el primer momento. Desde las primeras veces que conocías a esas personas. Sabías que tarde o temprano todo quedaría en nada. Porque, en el fondo, ya sabías que clase de relación estabas manteniendo. Ni un «¿qué tal estás?», ni un «¿te apetece quedar?». Ni un gesto. Y está bien. Cuando una relación es por interés, está bien. No hace falta todo esto. En las buenas somos todos felices y estamos contentos, y nos lo pasamos bien y sonreímos en las fotos. Pero cuando las cosas van mal, se ve, se nota, cuando algo es real y cuando no lo es. Cuando las cosas van mal, los símbolos y las palabras cobran nuevos significados. Se vuelve irreal.
 
¿Lo peor? Debería saber identificar cuando unas relaciones son reales y cuando no lo son. Cuando el aprecio es el mismo por mi parte que por la de los demás. Porque siempre me acaba pasando lo mismo. Las relaciones irreales siempre acaban igual para mi.
El 27 de Abril comenzaba una relación sintiendome una intrusa. Siempre me he sentido una intrusa…. Pero me sentía bien. Durante un tiempo me sentía bien. Cuando todo iba bien, era bonito. Las risas, los encuentros, los detalles. Estaba… bien. Pero al final acabo implicandome más. Y más. Y cuando todo acaba, se acabó. Ya no hay vuelta atrás. Yo me canso, los demás se cansan. Y al final decides… que mejor dejarlo ir. Y todo se acaba. De mejor o peor manera, pero se acaba.
Yo soy más de finales amargos, de esos que te dejan con mal sabor de boca, que te hacen sentir inútil por no haberlo intentado lo suficiente o, simplemente, no haberlo conseguido. De esos que acaban desgastando a los demás.Porque me hacen ver quienes aguantan. Me hacen ver quienes tienen la fuerza suficiente para luchar. Y si no quieres luchar por mi, entonces no mereces que yo luche por ti. Soy de esas personas que no quieres volver atrás a buscar. Y que cuando quieras volver atrás a buscarme, yo ya no estaré allí. Estaré bien lejos. Y eso me hace más fuerte. Me hace ver a quienes no necesito, quienes no me van a ayudar.
Mi estupidez lo volverá a intentar otra vez. Con otras personas. Y con algunas funcionará. Y con otras se repetirá el proceso. Porque siempre pasa igual.
«Todo estará bien al final, y si no está bien, es que no es un final».

Fobia Social

Hoy quiero hablar de un problema que hace mucho que padezco y que a veces me impide hac una vida «normal». Se trata de la fobia social. Tengo MIEDO a estar en grandes grupos de gente, en fiestas con mucha mucha gente.Me agobia estar allí y no sentirme útil, y no hacer nada útil. Tengo miedo a meter la pata, a decir algo y cagarla, que a alguien le sienta mal. Caerle mal a la gente por mis «ocurrencias» o estupideces.

Me agobian las grandes multidudes. Un concierto, una calle abarrotada, cualquier situación en la que me vea rodeada de gente resulta agobiante para mi. Siento que me quedo sin aire, que tengo la necesidad de salir. En realidad, es en estas situaciones donde mi fobia social se manifiesta realmente. Lo paso mal. Soy capaz de estar en una fiesta, soy capaz de estar con un grupo de gente hablando (luego mi cabeza le dará mil vueltas), pero siento PÁNICO a los sitios llenos de gente. Me vuelvo loca buscando una salida, un hueco con menos gente, un sitio donde poder respirar. Solo imaginarme entre una gran multitud, mi cuerpo empieza a hiperventilar y angustiarse. Esto tiene un nombre: enoclofobia. Miedo a las multitudes.

Dicen que alguna de las razones para esta fobia es la timidez. Pero… ¡Yo no soy tímida! A mi no me importa hablar por teléfono cuando tengo que hacerlo. A mi no me importa relacionarme puntualmente con desconocidos. Es cuando empiezo a relacionarme con un grupo o con determinadas personas, cuando empiezo a entrar poco a poco en grupo, cuando me llegan los pensamientos negativos, cuando me empiezo a agobiar, a sentir juzgada, a pensar «¿estoy haciendo lo correcto?», «¿está bien lo que hago?», «¿qué pensarán de mi?». Y el miedo a meter la pata. Y, finalmente, cuando meto la pata (o creo que meto la pata), no dejo de darle vueltas y vueltas y empiezo a sentirme mal. Y entonces me digo «nunca más», y la proxima vez se me hace más difícil intentarlo, integrarme. Y vuelvo a intentarlo, y vuelvo a meter la pata. Siempre acabo metiendo la pata.

El otro día quedé con unas personas para hacer un reportaje. Por lo pronto, nada más llegar me hicieron actuar. Unas chicas me cogieron por banda y ala. Y a mi que me da miedo salir delante de una cámara, lo hice sin pensarlo.»¡Prueba superada!», me dije. Luego me invitaron a un café. Sin problemas, no tomo café, pero subimos a casa de Ana a tomar algo mientras esperabamos a que otra chica trajera a sus perras e ir a dar un paseo por el monte. Ya en el monte, con sus perros, las cuatro chicas que allí estaban, me empecé a agobiar en ocasiones. Me preguntaba si de verdad estaba bien, si «encajaba» allí. Me contaban cosas que yo desconocía, hechos pasados. Y me sentía una intrusa. Siempre me siento una intrusa.

Y luego me dicen que deje de suponerme menos que el resto el mundo… Después de días sin tener mi propio espacio personal. Después de días sin tener un hueco para respirar,entre reportajes, rescates, salidas a Vigo… Después de días sin estar «sola». Incluso cuando más sola estoy, por las noches, me sentía acompañada. ¿Cómo no voy a suponerme menos que el resto?  He estado rodeada de gente estupenda. ¿Como no voy a suponerme menos que el resto? ¡Si con estar al lado de gente tan grande ya tiemblo! ¡Si cuando ellos no piensan en otras cosas que hacer el bien, yo solo pienso en mi misma y en mi pequeñez! Si intento integrarme, pero cuanto más lo intento, mi cerebro más negativo se vuelve. Siento que tengo demasiado ego, que pienso demasiado en mí, e intento reducir ese ego. Y me vuelvo pequeña.

Últimamente me estoy esforzando. Esforzando por ser otra persona. Esforzando por vencer estos miedos. ¿Hay que hacer un reportaje? ¡Voy! ¿Hay que salvar a una perrita de la calle? ¡Voy! ¿Cuantos somos? 40. ¿Qué más da? Pero luego lo pienso y pienso en todas las tonterías que habré escrito en el chat y me pregunto qué opinión tendrá la gente de mi. Y me empiezo a agobiar. A través de una pantalla me siento segura, pero en persona… Hoy por fin tenían a la perrita y fui a cubrir el turno que ya tenía asignado para vigilar la jaula trampa. Empezó a llegar gente y gente a verla (normal! Están en su derecho!). Yo quería esperar a que la jefa llegara a buscarla. Pero fui incapaz. Me pregunté… ¿para qué? ¿Para qué voy a estar aquí mirando como hacen los demás? Solo seré un estorbo. Y me fui. 15 minutos despues llegó la jefa, pero yo ya no estaba. Me perdí la emoción del encuentro… pero es que había TANTA gente…tanta gente que solo había ido a ver a la perrita, a «cotillear», como dijo una compañera (sin mala fe), que me agobié. ¡Y eran poco más de 10 personas! De repente cayó sobre mí todo el peso de la socialización.

Y ahora, cuando he tenido un rato para pensar, ahora que las cosas se han calmado… Por una tontería me ha dado un ataque de ansiedad . Que ni siquiera sé qué tontería fue, porque fue un pensamiento que se me cruzó por la cabeza y a los 2 segundos ya no me acordaba del pensamiento, pero la ansiedad se había instalado en mi pecho. Y escribo esto aún con la ansiedad instalada en mi. Y debería estar aliviada. Se acabaron los compromisos sociales (espero), al menos por un tiempo! Y sin embargo, ahora mismo solo me siento ansiosa y agobiada. Como si todas las tareas pendientes, todo lo que tuviera que hacer, me viniera ahora a la mente. Como si el tiempo no me diera para nada.

Apufff…. La buena noche me espera.