Remember, remember…

No estoy muy inspirada, pero algo haré (y queda para el día 1…. ya sabes).

Julio – Agosto. Recuerdo… descartar direcciones. Caminar mucho hasta dios-sabe-dónde.

Recuerdo Castrelos. Subir, bajar. Hablar de perros y otras cosas. Y música. Recuerdo caminar por no sé donde, pasando por no sé qué caminos en medio de muchos árboles. Y llegar a un banco de piedra. Y escuchar música. Y hablar. Volver subida a caballito y pasar por el Gran Vía.

Recuerdo Vigosónico y el concierto de The Unnamed. Uno que no baila y yo, quizás, dándolo todo. Poca gente, pero conciertazo (si es que son un buen grupo). Marginarnos, un rato, como siempre, y una especie de jardín de piedras de cantos rodados y que hacía ruidos raros. Un autobus de vuelta y yo con miedo a volver. No sé si fue ahí cuando apoyé mi cabeza (perdón, tengo mala memoria).

Recuerdo Bouzas y aquel día. Pararnos en la playa a comer galletas, escuchar música y descansar un poco. Allá, cerca de la casa del mar (lugar en donde tengo, además, otros recuerdos punzantes). El viento, como siempre, moviendo mi pelo, que no sabe estarse quieto. Seguir caminando y pararnos un poco más adelante. Sol, hacía sol. Y poco a poco iba anocheciendo. Detenernos de nuevo (creo que yo ya estaba agotada), enfrente de la playa de Samil, y seguir escuchando música (se intentó). Bus y para casa. Y es que con música la cosa cambia.

Recuerdo un 1 de Septiembre en Gran Vía. Mojarte es divertido, siempre es divertido. Y escuchar música abrazados. Quizás aquel día era diferente. Una semana para irme… y «te vas» me dijiste. No sé por qué, pero no pude evitar llorar. Y luego me reí, y lloré, y te odié. Te odié mucho. Te sigo odiando mucho (?) (xP).

Recuerdo 3 días más tarde, el día de mi examen de japonés. Y espero que no hayas olvidado muchas de las cosas que te dije. Todos los defectos (los muchos defectos) que tengo y todas mis paranoias. Mis ralladuras de cabeza y algunos errores que he cometido. Y espero que me creas cuando te digo… que te quiero.

¿Felicidad?

Que la gente me dice que estoy en mi mundo de yupi.  Que se me ve distinta, diferente. Que «déjala, es feliz». Que estoy tonta y que no puedo evitarlo. Y es que no sé mentir, no sé esconderlo.

Querido mundo, hoy voy a ser yo misma. Hoy voy a vivir la libertad, a mi manera. Hoy voy a cambiar. Sin preocuparme demasiado, sin tener demasiado miedo. Voy a decir lo que quiero, cómo quiero y cuando quiero.  Voy a dar un beso sin preocuparme de qué pasará después. Voy a hablar de todo, porque sé que puedo. Y voy a explorar eso que llaman felicidad.

Porque hoy, puedo. Y es que nunca me he sentido tan libre. Ni el tiempo ha pasado tan rápido. Y nunca he querido que se alargaran las horas, ni que el tiempo dejara de correr. Y porque nunca he odiado separarme de alguien. Pero es que ahora, lo odio. Vigo, siempre Vigo. Pero esta vez todo es diferente.

Y sí, quiero irme a Coruña, pero solo porque sino es capaz de decirme que me echa de menos. Y no quiero que me eche de menos. Como dijimos una vez «no voy a estar tan lejos». No, es cierto, no estoy tan lejos… ¡pero, madre mía, cómo cuesta!

Y es que la felicidad, se nota.